Rufián insulta a Zoido en el Pleno llamándole «miserable» y se niega a retirarlo

El portavoz adjunto de ERC, Gabriel Rufián, ha vuelto a saltarse las normas mínimas de cortesía parlamentaria en el Pleno del Congreso al insultar al ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, durante su intervención en la sesión de control al Gobierno.

Ha exigido su dimisión «por miserable y por irresponsable», unos calificativos que no ha dudado en repetir después pese a la oleada de protestas desatadas en la bancada del PP. Los argumentos que ha esgrimido son que la Junta de Seguridad de Cataluña no ha sido convocada desde 2009 y que Interior ha frenado la convocatoria de 500 nuevas plazas para el cuerpo de Mossos d'Esquadra.

El portavoz adjunto de ERC ha pedido su dimisión y que vuelva a su juzgado en Sevilla, ciudad «donde casó a Fran Rivera» en su etapa como alcalde, «puso el nombre de calles a vírgenes» o «montó fiestas para la Duquesa de Alba».

El ministro ha rechazado entrar al debate de descalificativos personales y ha advertido a Rufián que con ese tipo de ofensas se descalifica a él mismo. Sí ha tendido la mano a la Generalitat para que negocie con el Gobierno sobre ambos asuntos.

Cuando ha terminado el duelo parlamentario, la presidenta del Congreso, Ana Pastor, ha preguntado al político catalán de «motu propio» si quería retirar los agravios del diario de sesiones, pero Rufián ha rechazado rectificar sus palabras. La tercera autoridad del Estado ha ordenado, pese a ello, que estos insultos no figuren en el diario de sesiones.

El portavoz adjunto catalán ha respondido entonces a esta decisión convocando una rueda de prensa donde ha insistido en la descalificación del ministro. Ha puesto entonces sobre la mesa que según la Real Academia Española la palabra miserable significa «extremadamente tacaño y proclive a la ruindad». Una definición que, a su juicio, es aplicable a Zoido por las decisiones tomadas desde la cartera de Interior.

No es la primera vez que Rufián hace uso de palabras malsonantes e injurias durante sus intervenciones en el hemiciclo y ya ha sido llamado la atención más de una vez por ello.

Pastor, incluso, de manera personal y en privado le ha transmitido que ese tipo de comportamientos no son propios en la Cámara Baja donde las intervenciones debe caracterizarse por la ejemplaridad.

De hecho, haciendo un juego de palabras varios diputados de la Cámara emplean ya el término «rufianismo» para referirse a actuaciones parlamentarias poco protocolarias.