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Mariano Rajoy, en la tribuna del Congreso, con Pedro Sánchez en su escaño - EFE
Debate de investidura

Rajoy desmonta el «bluf» de Sánchez y Podemos carga contra el PSOE de la «cal viva»

El tenso debate en el Congreso deja en evidencia la debilidad del candidato socialista, al que solo apoya Ciudadanos

Madrid Actualizado: Guardar
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Después del anodino discurso de Pedro Sánchez el martes en el Congreso, se esperaba que el debate de investidura se animara hoy con la intervención de Rajoy y del resto de los portavoces, pero las expectativas se quedaron cortas. El debate está siendo tenso, pero vibrante, y está dejando muy clara la debilidad del candidato a la Presidencia del Gobierno, que solo cuenta con el apoyo, insuficiente, de su propio Grupo y de Ciudadanos. [ Sigue en directo el pleno de investidura]

El presidente en funciones, Mariano Rajoy, se ha dedicado a desmontar el «bluf» que, a su juicio, es la candidatura de Sánchez, y ha destrozado, con mucha ironía, eso sí, en pacto de Gobierno firmado por Sánchez y Albert Rivera.

El «tostón» de la primera intervención de Sánchez, como la calificó un miembro del Gobierno, ha sido seguido a las nueve de la mañana por la intervención de Rajoy. Treinta minutos en los que el presidente del PP ha anunciado el «no» de los populares a la candidatura de Sánchez, y ha expuesto todas sus razones.

«El diccionario de la Real Academia define la palabra bluf como montaje propagandístico para crear un prestigio que posteriormente se revela falso. Me parece que está bien descrito», ha señalado Rajoy. A la salida del hemiciclo, en el receso para la comida, el presidente ha señalado a ABC que estaba contento por el resultado de su debate, que había ido según lo previsto, sin sorpresas, y no ha descartado que la próxima semana intente mantener nuevas reuniones con otros partidos para impulsar su propia candidatura.

Rajoy ha destrozado literalmente el acuerdo de Gobierno entre PSOE y Ciudadanos, «nos hacían pensar que estábamos ante una página histórica de dimensiones solo comparables al Pacto de los Toros de Guisaldo», ha comentado con sorna. Lo ha comparado con aquellos días de la conjunción interplanetaria que pronosticó una ministra de Zapatero, ante un inminente encuentro de este con Obama.

Rajoy, que se ha referido a Sánchez como «un tal señor Cambio», le ha recordado que no ha querido el apoyo del PP y que lo que busca es la derogación de todas las reformas de su Gobierno, que han permitido a España salir de la crisis. Todo, ha subrayado, con la complicidad de Ciudadanos.

Sánchez, en una réplica extremadamente corta, teniendo en cuenta que como candidato dispone de tiempo ilimitado, se ha reafirmado en todos sus ataques a Rajoy y en la necesidad de cambio de Gobierno.

Tanto Sánchez como Rivera después han coincidido en pedir el relevo de Rajoy al frente del PP. «Para que se produzca la regeneración de este país debe producirse también la regeneración en el liderazgo del PP, y eso solo es posible en la oposición», ha señalado el candidato socialista. El presidente de Ciudadanos le ha secundado después al asegurar que Rajoy no puede liderar una nueva etapa de cambio en España.

Pero las críticas más duras a Sánchez no se las ha dirigido Rajoy, sino Pablo Iglesias. « Ha sido salvaje», se comentaba después en los pasillos del Congreso. Iglesias ha aludido al PSOE de la cal viva, el de los GAL, y ha pedido a Sánchez que no escuche al máximo representante de esa cal viva, como es, a su juicio, Felipe González, momento en el que se ha organizado una bronca monumental.

Ha sido entonces cuando ha aparecido el presidente del Congreso, Patxi López, que prácticamente ni se había estrenado todavía. Ha pedido que no se insultara ni se faltara al respeto, y ha impedido seguir hablando a Iglesias, porque ya había sobrepasado su tiempo.

El discurso de Iglesias ha sido populista en su nivel máximo, en tono mitinero, y con guiños continuos a los que le estaban viendo por televisión. Más que dirigirse al candidato a la Presidencia, se ha dirigido a los electores, y ha soltado guantazos a diestro y siniestro, hasta colocarse él por encima del bien y del mal. Ha tenido para el PP y para el PSOE, pero también para la «naranja mecánica» de Albert Rivera, al que ha descrito como «cercano a los poderosos».

Iglesias ha roto todos los puentes posibles con el PSOE, mientras Sánchez se esforzaba en lograr de forma agónica su apoyo para empezar el cambio desde la semana próxima. A Ciudadanos no parece importarle lo más mínimo este flirteo de Sánchez con Podemos, siempre que no se toque su acuerdo ya firmado. Pero Podemos ha demostrado que no tiene ninguna intención de llegar a un acuerdo con los socialistas.

La intervención posterior de Albert Rivera ha sido muy clarificadora. Se ha intercambiado sentidos elogios con Pedro Sánchez. El socialista le ha agradecido su valentía, y Rivera que haya buscado un acuerdo. El líder de los Ciudadanos se ha centrado sobre todo en atacar a Rajoy. No tanto en buscar la adhesión del PP al acuerdo, sino en dejar claro que el tiempo de Rajoy ha pasado, y solo será posible abrir una nueva etapa con otro liderazgo.

«Quieren la cabeza de Rajoy, pero no la va a conseguir», advirtió alguien próximo al presidente en funciones en los pasillos del Congreso.

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