Francesc Homs pasa por delante de Mariano Rajoy en el Hemiciclo del Congreso de los Diputados
Francesc Homs pasa por delante de Mariano Rajoy en el Hemiciclo del Congreso de los Diputados - EFE

El Gobierno buscará también el apoyo del PdeCAT a los Presupuestos del Estado

Pese a la actitud claramente hostil de Homs y sus diputados en el Congreso, La Moncloa tratará de «rescatar» a los nacionalistas del extremismo

Madrid Actualizado: Guardar
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El Gobierno no renuncia a abrir cauces de colaboración, aunque sean mínimos, con los nacionalistas catalanes, reconocibles socios parlamentarios del Partido Popular en la política económica no hace muchos años. El presidente, Mariano Rajoy, ha enviado en los últimos días varias señales directas a la antigua Convergència para que abandone su actual postura de radicalismo y vuelva a ser el «partido que siempre representó a la burguesía catalana». Y les invitará a tomar parte en la negociación de Presupuestos que ahora abre.

El Ejecutivo sostiene que, bajo el paraguas del proceso secesionista en Cataluña, el nacionalismo moderado se ha dejado arrastrar por los extremistas de la CUP, socios de Gobierno de la Generalitat, poniendo en jaque el orden económico y social en Cataluña.

Que el partido de la vieja CDC, dijo el lunes Rajoy en TVE, «esté ahora condicionado, chantajeado y amenazado por esa gente es muy peligroso».

En ese endiablado tablero, el Ejecutivo, y con él el grupo del PP en el Congreso, están dispuestos a ofrecer una salida de escape a los «convergentes», a los que meterán en la inminente negociación de los Presupuestos Generales. «Vamos a hablar ahora con el PNV, y también incluso con el PDeCat, si se dejan», aseguran los populares, que reconocen que el camino se presenta escarpado. En todo caso, recuerdan que en la anterior legislatura, en plena explosión del independentismo catalán, CiU fue un apoyo clave para que el Gobierno sacara adelante sus principales medidas económicas, evitando la imagen de «rodillo»: el decreto de medidas de ajuste, la reforma laboral, la amnistía fiscal o la ley de estabilidad presupuestaria. Y apelan a que los ocho diputados del grupo catalán recuperen su «papel relevante» que tantas veces han tenido en las Cortes. «Hasta ahora han estado ausentes, en el monte con la CUP», lamenta el PP, que pese a todo no cejará en su empeño de atraer a la vieja CiU al carril de los pactos.

«Lo vamos a intentar»

En realidad, al Gobierno no se le escapa que en el contexto político actual lograr un acuerdo así con la antigua Convergència es una misión muy difícil. «Lo vamos a intentar», insisten en La Moncloa, en un mensaje dirigido a los independentistas, pero también al PSOE.

Rajoy quiere que no haya duda sobre su voluntad de diálogo y su mano tendida al partido de Puigdemont, y los Presupuestos es una oportunidad para hablar de cuestiones tangibles y legales: una forma de regresar a la «normalidad institucional».

Desde el Partido Demócrata de Cataluña se descarta, de entrada, una posible negociación con el PP para evitar una enmienda a la totalidad, según fuentes de esa formación en el Congreso. Si se produce una llamada a su portavoz, Francesc Homs, este acudirá, pero sin margen de acuerdo. En este partido se argumenta que no están de acuerdo con el techo de gasto (que tampoco quisieron negociar), ni con la política fiscal del Gobierno. Pero además no perdonan que se dejara a sus ochos diputados en el Grupo Mixto del Congreso, algo que, en realidad, fue una aplicación directa del Reglamento por su mal resultado electoral.

El intento de acercamiento a los nacionalistas catalanes forma parte de esa « operación diálogo» del Gobierno para intentar atraerse a la antigua Convergencia, frente a los extremistas, y encauzar las relaciones dentro del marco legal. Será otro gesto del Ejecutivo.

Relación con Homs

En el Congreso, el Gobierno se ha encontrado hasta ahora con una actitud hostil del portavoz de Convergència, tanto por la situación política en general como por la suya en particular, en el banquillo de los acusados por la consulta ilegal del 9-N. De hecho, como portavoz rotatorio del Grupo Mixto ha tratado de boicotear algunas de las propuestas del Ejecutivo, y se ha colocado sistemáticamente en contra de sus iniciativas.

En La Moncloa esperan que pueda producirse un acercamiento al menos en la fase de las enmiendas parciales, una vez superado el trámite de los «vetos», el debate más bronco de los Presupuestos. En esa segunda parte, más relajada desde el punto de vista político pero más intensa en la negociación, el Gobierno confía en que se imponga el sentido práctico en todos los grupos, sobre todo en el PSOE pero también en la antigua Convergència, y sea posible acordar enmiendas concretas que afecten de forma directa a Cataluña en este caso.

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