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Pablo Iglesias durante su discurso de réplica - JAIME GARCÍA

Iglesias rompe con el PSOE al resucitar los GAL

El líder de Podemos acusa a Sánchez de claudicar ante «la naranja mecánica»

MADRID Actualizado: Guardar
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Pablo Iglesias dinamitó ayer los puentes, si es que quedaba alguno, que mantenía con el PSOE para tratar de buscar un acuerdo tras el fracaso de Pedro Sánchez en esta primera votación de investidura. Con un discurso en el que empezó recordando a Salvador Puig Antich y los sucesos de Vitoria, el líder de Podemos se divorció de la bancada socialista después de recomendar a Sánchez que se «cuide» de Felipe González, porque tiene «el pasado manchado de cal viva», en alusión a los GAL.

«Desconfíe, señor Sánchez. Su partido fue durante mucho tiempo el partido del tráfico de influencias, que dio la espalda a los trabajadores españoles, por eso para gobernar con ustedes les exigimos garantías, para que no se repitan los errores del pasado», señaló Iglesias.

Eso ocurrió en el turno de réplicas, provocando un enorme escándalo entre las filas socialistas mientras Mariano Rajoy asistía a la escena cruzado de brazos. Una intervención que dirigentes socialistas calificaron como «moralista».

Antes, en su primera intervención, como la voz que advertía a Julio César de que se cuidase de los Idus de marzo en los que finalmente encontró su fatal destino, Pablo Iglesias trató de alertar ayer a Pedro Sánchez de una operación orquestada desde lo que el llama las oligarquías para forjar una gran coalición. Una operación que cuenta con la connivencia imprescindible de Albert Rivera. «Cuídese de la naranja mecánica», alertó Iglesias a un candidato socialista al que reprochó que no le mirase a la cara en su intervención.

Con un discurso de probable gran aceptación en su electorado, el líder de Podemos debutó en la tribuna de oradores con una durísima proclama contra Pedro Sánchez, en el que también tuvo tiempo para las críticas a Mariano Rajoy y Albert Rivera. Especialmente mordaces fueron sus críticas a Ciudadanos, al acusar al PSOE de «haber claudicado a las políticas de las oligarquías» con su pacto con el partido de Rivera. «Si sigue cediendo a la presión naranja los trabajadores le van a exigir que entreguen la S y la O de sus siglas», señaló.

Criticó que la propuesta que Sánchez presentaba ante la cámara «no pretende revertir los recortes» y atacó a los economistas de ambas formaciones que han negociado el acuerdo, encabezados por Luis Garicano y Jordi Sevilla: «Mande a un socialista a hablar de economía la próxima vez». En la primera parte de su intervención se dedicó también a criticar toda la política del PP a lo largo de la pasada legislatura, a los que llegó a definir como «hijos políticos del totalitarismo». Pero rápidamente pasó al que era su gran objetivo: demoler el matrimonio político forjado entre Sánchez y Rivera. Con ánimo pedagógico ante un Sánchez que no paraba de tomar notas, pretendió advertir al líder socialista de que el pacto «es la primera entrega del plan de la gran coalición» y le justificaba su voto en contra: «Yo no traiciono a mi gente, señor Sánchez».

Con independentistas

Como es habitual, con Albert Rivera utilizó la crítica mordaz desde el aparente respeto que ambos se profesan. «Sospecho que tiene más lecturas de Lakoff que de Maquiavelo, pero tiene virtudes de ambos», ha señalado. «Si hay un triunfador aquí es usted», pero rápidamente le acusó de que «su única ideología es la cercanía al poder».

Entre los socialistas quedaba ayer claro que no hay acuerdo posible con Podemos, aunque entre las críticas Iglesias insistió en su oferta de alianza: «Le vuelvo a tender la mano para que después de este fracaso negocie con nosotros», y le dejó claro que el acuerdo debe incluir a los independentistas: «No vete usted abstenciones». Un pacto para el que Iglesias pidió ser tratado «de igual a igual», y le advirtió que «no vuelva a tratar de engañarnos señor Sánchez».

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