Así gobiernan los populistas los ayuntamientos

Medidas contra el turismo, impuestos y polémicas con el callejero, los primeros pasos de los «ayuntamientos del cambio»

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  1. Barcelona: Contra el turismo y un giro social a medio gas

    Ada Colau
    Ada Colau - EFE

    A. CABEZA / BARCELONA

    Ada Colau no ha transformado Barcelona como prometió, y de momento, afortunadamente para la capital catalana, la ciudad sigue funcionando gracias a su propia inercia. Colau, por ejemplo, hizo una campaña «antiturismo», pero medio año después de su llegada no ha logrado reordenar el sector ni acabar con los «problemas» asociados a la sobrepresión de los visitantes.

    Más allá de su «turismofobia», Colau aterrizó con un ambicioso plan social que ha arrancado a medio gas. Amplió el límite de edad del transporte gratuito hasta los 16 años y consiguió un acuerdo de cesión con la Sareb de 200 pisos vacíos para alquiler social, pero su anunciado giro social es todavía un castillo en el aire. En materia de comercio, solo ha logrado que el «top manta» sea omnipresente. Los datos del último barómetro municipal de opinión dan mejor nota al exalcalde Trias que a la alcaldesa, y siguen apuntando al paro y las condiciones laborales como la principal preocupación ciudadana.

  2. Madrid: Prioridad para el callejero sobre otras necesidades

    Manuela Carmena
    Manuela Carmena - JOSÉ RAMÓN LADRA

    TATIANA G. RIVAS / MADRID

    Las promesas de Manuela Carmena en sus seis primeros meses de gobierno en la capital se han ido desvaneciendo como el apoyo de sus votantes, tal y como reflejaron los resultados electorales del 20-D. La exjuez ha demostrado en este tiempo que para ella y su equipo las prioridades han sido otras que las que vendieron para cuadrar las cuentas en las urnas -gracias a la investidura socialista-. Madrid ha pasado al 2016 sucio y dijeron que no ocurriría. Tampoco han resuelto los despidos temporales en el sector de la limpieza y lo vendieron como un éxito logrado.

    Los sueldos, aquellos que se iban a reducir, siguen siendo los mismos que los de sus antecesores del PP (7.000 euros mensuales cobra la alcaldesa). Si se les pregunta a quién y cuánto donan del mismo, para que quede patente su principio de transparencia, guardan la respuesta.

    Lo que sí tendrá la ciudad antes del verano será un nuevo callejero. Ahora Madrid prefirió retrasar la aprobación del renovado protocolo de contaminación, pero le dio tiempo a bendecir la supresión de las placas y símbolos franquistas.

    De los desahucios que iban a frenar, reconocieron nada más llegar a Cibeles que no podían, y como vía alternativa crearon la oficina de intermediación hipotecaria para no dejar a nadie en la calle. Lo que sí garantiza la nueva política madrileña es la prohibición de utilizar animales en espectáculos como la Cabalgata de Reyes y escribir un «post» en su página web de censura a los medios, Versión Original.

  3. La Coruña: Enfrentamientos constantes con el Puerto y un «impuestazo»

    Xulio Ferreiro
    Xulio Ferreiro - EFE

    D.D. / SANTIAGO

    Los primeros seis meses desde la llegada de Xulio Ferreiro a la alcaldía de La Coruña han estado marcados por las constantes polémicas con diversos sectores de la ciudad. La institución con la que más se ha enfrentado el nuevo regidor es la Autoridad Portuaria de la urbe. El primero de los conflictos se dio cuando el Gobierno municipal optó por bloquear la apertura del túnel de la Marina, El segundo de ellos fue un ataque contra el Puerto Exterior herculino, una de las infraestructuras más importantes de los últimos tiempos para su desarrollo económico, comparándolo con el «aeropuerto de Castellón».

    En cuanto a la gestión, su minoría y falta de diálogo provoca que cuestiones simples como la aprobación de un modificativo de crédito se conviertan en una odisea de negociaciones que dura meses, lo mismo que ocurre con la aprobación del conocido como «impuestazo» y que, previsiblemente, pasará con los presupuestos de 2016. A la hora de la verdad, cuentan con el PSOE como muleta.

  4. Cádiz: Reuniones con banqueros y la misma deuda

    José María González «Kichi»
    José María González «Kichi» - FRANCIS JIMÉNEZ

    JOSÉ LANDI / CÁDIZ

    El Ayuntamiento de Cádiz vivió un vuelco político histórico. Tras 20 años consecutivos de alcaldías de Teófila Martínez (PP) con mayorías absolutas, la alianza entre Podemos y Ganemos, con la complicidad del PSOE, permitió que José María González «Kichi» se hiciera con el bastón de mando a pesar de que los populares conservan el grupo con mayor número de concejales (10). Desde entonces, nada más ha resultado memorable en el Ayuntamiento de Cádiz con medidas efectistas que apenas han tenido consecuencias en la vida diaria de los gaditanos.

    Según los responsables del Ayuntamiento, el PP había dejado las arcas municipales en ruinas, con un agujero de 275 millones de euros que impedía casi cualquier gestión. Sin embargo, esa cifra ha quedado desmentida reiteradamente. Un informe del Ministerio de Hacienda del pasado mes de diciembre desmontó esta teoría. El Ayuntamiento de Cádiz no ha recortado su deuda y, además, ha incrementado en sus últimos meses el plazo de espera de los proveedores para cobrar sus facturas.

    La mayor celebración de la ciudad, el Carnaval, se ha visto sacudida por varios escándalos diminutos pero ilustrativos que hablan de la capacidad de Podemos para crear polémicas estériles a la menor ocasión. Tal fue el caso de la petición de retirar la ninfa del Carnaval.

  5. Valencia: Subida de impuestos y sin plan para impulasr un empleo digno

    Joan Ribó
    Joan Ribó - ROBER SOLSONA

    R.B.C. / VALENCIA

    Tras 24 años de Rita Barberá al frente del Ayuntamiento de Valencia, llegaba Joan Ribó con un tripartito formado por Compromís, PSPV-PSOE y València en Comú (marca blanca de Podemos) para dar solución a una situación de «emergencia social» que no ha parecido ser tan grave con el paso de los meses.

    De los puntos del plan de choque contra la pobreza se han cumplido solo la mitad y otros, como el de «ciudad libre de desahucios» sólo pueden ser responsabilidad de los jueces. Todavía no se ha tomado ninguna medida sobre empleo -pese a las altas cifras de paro- y en los presupuestos de este año se incluye una subida de impuestos. Tampoco se ha mejorado la limpieza. Los cumplimientos más destacados han sido: la apertura de puertas del Ayuntamiento, medidas contra el exceso de tráfico, rebaja de sueldos, paralización del plan del Cabanyal, suministro de energía a las familias necesitadas y supresión de las calles franquistas.

  6. Santiago: Una gestión desastrosa

    Martiño Noriega
    Martiño Noriega - EFE

    DARÍO DOMÍNGUEZ / SANTIAGO

    Martiño Noriega dejó claro desde el primer minuto de su mandato en Santiago que un marchamo antirreligioso iba a impregnar su etapa al frente de ciudad. El regidor de una de las grandes urbes de la cristiandad apostó no solo por no acudir a ceremonias como la Ofrenda al Apóstol, sino que retiró las ayudas económicas a entidades sociales por su supuesto carácter provida argumentando discrepancias con sus «creencias religiosas».

    El principal reproche que desde la oposición se lanza hacia Noriega es la dejadez en la gestión diaria. El ejemplo más reciente ha tenido que ver con la Navidad compostelana, ya que el equipo de gobierno esperó a mediados de mes de diciembre para colocar el alumbrado típico de las fechas. Del mismo modo, las actividades de la cabalgata de Reyes fueron aprobadas en una reunión urgente un solo día antes de que se celebrase. Incluso los que iban a ser sus socios de Gobierno, los nacionalistas del BNG, tachan su etapa al frente de la ciudad de «absolutamente desastrosa».

  7. Zaragoza: Gestos populistas sin atender a los problemas de los ciudadanos

    Pedro Santiesteve
    Pedro Santiesteve - FABIÁN SIMÓN

    YOLANDA AZNAR / ZARAGOZA

    Mucho ruido y pocas nueces. Así es como la oposición califica la gestión de Zaragoza en Común, con Pedro Santiesteve al frente del Ayuntamiento. Es la marca electoral liderada por Podemos e IU en la capital aragonesa. Gobiernan en minoría, con el apoyo puntual de los socialistas y los nacionalistas de la Chunta.

    En Zaragoza hace meses que se ha instaurado una política de gestos y grandes palabras, en la que los hechos concretos han quedado al margen. «Se toman medidas de cara a la galería, pero no piensan en resolver los verdaderos problemas de los ciudadanos», señalan desde la oposición. Entre estos gestos «populistas», la renuncia a «privilegios» como los palcos en La Romareda para ver los partidos del Real Zaragoza o los asientos en el Teatro Principal para la corporación municipal.

    Y es que más que resolver problemas en algunas ocasiones los han creado. Es el caso del cambio de nombre del Pabellón Príncipe Felipe por José Luis Abós, sobre el que los tribunales tendrán la última palabra.

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