Filtraciones históricas: lo que va de la transparencia a la guerra sucia

La aparición de unas grabaciones al ministro de Interior fechadas en 2014 traen a la memoria otros casos de informaciones que, casualmente, afloraron en el momento preciso

Madrid Actualizado: Guardar
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Al igual que detrás de un gran pase hay un gran desmarque, detrás de una gran información hay una filtración más o menos interesada. La aparición a pocos días de las elecciones de unas grabaciones al ministro de Interior traen a la memoria otros casos en los que se «tiró» de archivos antiguos para condicionar el debate. «¿Cómo es posible que haya un micrófono dentro del despacho del ministro del Interior?», le preguntó ayer Pablo Motos al presidente del gobierno en funciones, apuntando a «una traición desde dentro». «Eso me temo», respondió Mariano Rajoy.

[ Escuchas al ministro: Preguntas y respuestas]

La historia reciente está llena de casos parecidos por todo el mundo. Sin necesidad de posar la vista por WikiLeaks o los famosos Papeles de Panamá, hay otros casos en los que, a través de archivos o grabaciones privadas, se intentó perjudicar a grandes nombres de la política.

Sin salir de España, una de las más recientes fue la publicación de los datos fiscales de José María Aznar. A mediados del pasado mes de abril se supo que la Agencia Tributaria impuso al expresidente una multa de 70.403,96 euros y que le obligó a abonar una liquidación complementaria de 199.052,19 euros por diversas irregularidades fiscales cometidas en los ejercicios 2011 y 2012. Aznar acudió a la Fiscalía y publicó un comunicado en el que denunciaba un intento de verter «graves falsedades e injurias, con intención que nada tiene que ver con la regeneración de la vida política, sino todo lo contrario, perjudicarla».

Lejos de nuestras fronteras, una de las más famosas fueron las grabaciones entre el presidente de los Estados Unidos Bill Clinton y su becaria Monica Lewinsky. En el libro «Clinton, Inc.: The Audacious Rebuilding of a Political Machine» (Familia Clinton. La audaz reconstrucción de una maquinaria política), el periodista Daniel Halper aseguraba que esas conversaciones eróticas entre Lewinsky y el presidente fueron captadas por autoridades de Rusia, Gran Bretaña e Israel para chantajearle después. El libro cuenta que el entonces presidente israelí, Benjamin Netanyahu, vendió su silencio a cambio de que Estados Unidos liberase al espía Jonathan Pollard, que trabajaba para Israel.

Esta biografía asegura además que Hillary Clinton, hoy primera mujer candidata a la presidencia de los Estados Unidos, se enfadó más por la filtración en sí que por la infidelidad de su marido. Ella le echó en cara que no fuera capaz de frenar una información tan comprometida.

Víctimas de la realeza

Otra filtración igualmente escabrosa fue la que llevó a varios medios ingleses una conversación de alto contenido sexual entre Carlos de Inglaterra y Camilla Parker Bowls. Aquella cinta sacudió a la prensa rosa europea y puso de manifiesto la relación entre el heredero al trono y Camilla. En este caso sucedió algo parecido que con el ministro Jorge Fernández Díaz. La cinta fue grabada en 1989, tres años antes de su filtración a los medios. Este es solo un fragmento de la conversación que acabó con el matrimonio entre Carlos de Inglaterra y Diana de Gales:

Camilla: Mmm... Eres increíblemente bueno cuando te acercas tanto a mí.

Carlos: ¡Ay, para! Quiero sentirme muy cerca de ti, encima de ti, rodeándote, arriba y abajo, dentro y fuera...

Camilla: ¡Ay! Carlos. Sobre todo dentro y fuera. Sí... es justo lo que necesito ahora

Carlos: ¿Sí?

Camilla: Sé que me revivirá. No puedo soportar una noche de domingo sin ti.

Guerras intestinas

Volviendo a Estados Unidos, la nación más poderosa del mundo y por extensión la que más información sensible maneja, las filtraciones han traído más de un problema a los cargos políticos. La campaña de Hillary Clinton por el uso de un servidor privado a través del cual envió, entre 2009 y 2013, miles de correos electrónicos (55.000 páginas). Entre estos archivos privados había mensajes relacionados con los ataques en Bengasi.

Muchos de las informaciones que se filtran son fruto de guerras internas en las altas esferas. Las famosas fotografías de la cárcel de Abu Ghraib, en la que soldados americanos humillaban a los presos, aparecieron justo al final del primer mandato de George Bush. Más tarde se supo que estas imágenes formaron parte de una presión dirigida desde el partido demócrata y algunos mandos militares descontentos con la Guerra de Irak.

Otra filtración relativamente reciente (octubre de 2015) afectó al director de la CIA, John Brennan, después de que un pirata informático accediera a su correo electrónico personal y lo filtrase a WikiLeaks. Brennan dijo en su momento que esta filtración «pone de relieve lo vulnerable que es la gente ante aquellos que quieren causar daño, y lo que se puede lograr con ingeniería social (tretas para hacerse pasar por otro y conseguir información) y la manipulación del sistema».

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