Adolfo Suárez y el Reu Don Juan Carlos
Adolfo Suárez y el Reu Don Juan Carlos - ABC
40 AÑOS DE LA PROCLAMACIÓN DE DON JUAN CARLOS

Cuando los segundones no interesaban

El periodista y escritor Joaquín Bardavío analiza cómo Don Juan Carlos se decantó por Adolfo Suárez para presidir el Gobierno

Madrid Actualizado: Guardar
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Aquel 20 de noviembre yo tenía cita con Adolfo Suárez en su despacho de Telefónica, donde era el delegado del Gobierno en la compañía. La primavera anterior había publicado una docena de fascículos, soporte muy popular entonces, bajo el título «Políticos para una crisis», entendiendo como «crisis» el fallecimiento de Franco que ya mostraba manifiesto deterioro. Aparecieron Fraga, Fernández-Miranda, López Rodó, Areilza, Girón, Tierno Galván, López- Bravo, Ruiz-Giménez, Cabanillas, Solís, Rodríguez de Valcárcel y Silva. Excepto Tierno, a quien saqué por exotismo, todos los demás podían tener opciones para ser presidente del primer Gobierno posfranquista. De hecho, Fernández-Miranda era la primera persona en quien pensó el entonces Príncipe sucesor.

Una vez publicada esa serie con éxito, pensé con mi editor en otra sobre hombres públicos más jóvenes, con posibilidades en un segundo porvenir.

Se llamaría «Políticos para el futuro». Y la primera persona que se me ocurrió fue Adolfo Suárez, a quien llamé a primeros de aquel noviembre. Nos reunimos dos o tres veces, un día comimos juntos y quedamos para seleccionar sus fotos del álbum familiar. Me citó para el día 20 y como Franco estaba en estado agónico, le dije que si fallecía alrededor de esa fecha, nos citaríamos para otra posterior. Pero me insistió en que su cargo no le concernía lugar en el luctuoso protocolo que se avecinaba.

Y, pese a la muerte de Franco horas antes, el 20 de noviembre me presenté en la planta más noble de Telefónica ante un bedel que me miró estupefacto. Claro que yo iba convencido de no encontrarle, pero fui por compromiso adquirido. Adolfo Suárez, por mucho que me lo había asegurado, no podía estar ese día en su despacho. Estaría, como es natural, reconstruyendo su lugar en política, del que fue apartado unos meses antes tras la muerte de Herrero Tejedor cuando era ministro y secretario general del Movimiento y él, su segundo como vicesecretario.

Veintidós días después de la muerte del Generalísimo, fue ministro del Movimiento. Su cuñado Aurelio me facilitó las fotos y su biografía se publicó sin éxito. Los segundones no interesaban. Adolfo Suárez no interesaba. Por eso cuando meses después el Rey le designó presidente del Gobierno por sugerencia de Fernández-Miranda, quien lo introdujo con malabares en una terna, el impacto mediático fue de pasmo. Y los españoles supieron, hasta el atiborre y por demanda, quién era Adolfo Suárez.

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