Ramón Cotarelo
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Cotarelo, el ideólogo desencantado de Podemos

Del «tonto» dedicado a Pablo Iglesias al desdén contra el partido hijo de sus aulas de la Complutense

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En los años 80 cambió el orden de sus apellidos: Ramón García Cotarelo (Madrid, 1943), pasaba a llamarse Ramón Cotarelo García. Sorpasso consumado en un intelectual que ha transitado por la izquierda proclamando desengaños. El último, con Podemos. Tras flirtear en tertulias televisivas con Pablo Iglesias como anfitrión, Cotarelo arremete ahora contra aquel. « ¿Va quedando claro que este hombre es tonto?», dejaba escrito el catedrático emérito en su activa cuenta de twitter, en la que reparte estopa a izquierda y a derecha destilando desengaños presentes y pasados.

Cotarelo se desenvolvió con soltura como intelectual de la socialdemocracia, con querencia declarada hacia su ala más izquierdista. Desengañado del PSOE, participó en la escena académica en la que, a modo de laboratorio oficioso de la Complutense, se coció Podemos.

Por sus aulas pasaron Iglesias, Errejón y Monedero. A este último le dirigió su tesis doctoral.

Ahora, Cotarelo no ahorra ataques contra Podemos. Nuevo desengaño declarado, como el que profesó al PSOE en su travesía post-felipista.

Dice de Podemos que «no es otra cosa que una fachada del fracasado PCE/IU», deja caer que arrastra los males genéticos del más rancio comunismo que fue barrido en el Este tras la caída del Muro de Berlín, y afirma que el partido de Iglesias y Errejón «no es de fiar, es desleal e, incluso, felón». Por eso, y por más cosas, considera que sería un error que el PSOE pactara con Podemos.

Próximo a la socialdemocracia práctica de los años del felipismo, Cotarelo formó parte en los 80 de la fragua ideológica de aquel PSOE del que acabó distanciándose –o quizás fue el PSOE quien se apartó de él– a la par que se desdibujaba el esplendor del partido en los años de González y Guerra. El PSOE también emprendió por entonces su propio tránsito. Los ideólogos, los intelectuales, la ubre del pensamiento iba teniendo cada vez menos peso en un partido que prefirió centrarse en el pragmatismo por el poder.

Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense, postgraduado en Frankfurt (Alemania) y Lancaster (Reino Unido), Cotarelo llegó a ser vicerrector de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) entre 1984 y 1988. Catedrático de Políticas en la UNED y en la Complutense, Cotarelo combinó su docencia con la publicación de libros de pensamiento, manuales universitarios y múltiples artículos en diarios –El País especialmente– y revistas especializadas.

Fue uno de los intelectuales del PSOE de Felipe González, del «Isidoro» al que hace escasos días recordaba con ironía en su cuenta de twitter tras conocerse que la actual pareja del expresidente figura en los nutridos «papeles de Panamá». En los 80, Cotarelo se contaba entre los pensadores de la órbita socialista bien próximos a la cúpula del PSOE.

Como muestra de ello, dos botones: su artículo publicado el 11 de marzo de 1986 defendiendo la presencia de España en la OTAN, apoyando así públicamente, desde la «intelectualidad», el viraje decidido por González tras llegar al poder; y esa suerte de comité de sabios que el PSOE anunció tras haber visto cómo se le escapaban millones de votantes en las elecciones de aquel mismo año. El partido anunció entonces una comisión intelectual que estaría presidida por el socialista Txiki Benegas y de la que formarían parte Ramón Cotarelo, Andrés de Blas y José Félix Tezanos, tres compañeros de las aulas de la politología española.

Ahora, el ya septuagenario Cotarelo reniega de los «chicos» de Podemos, metáfora del hijo pródigo en carne propia salidos del laboratorio de la izquierda intelectual fraguada en las aulas de la politología española. Reniega de ellos, reniega de Podemos, y lanza dardos contra Público, del que dice es «el BOE de Podemos» para abofetear las arremetidas que Iglesias lanzó contra los periodistas esta semana. Lejanos parecen quedar los cercanos tiempos en los que Público era de papel y Cotarelo formaba parte de su consejo editorial.

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