Cooperantes de la Cruz Roja en Afganistán
Cooperantes de la Cruz Roja en Afganistán - ABC

El convoy de Cruz Roja en el que viajaba el español secuestrado no tenía protección militar ni escolta

El grupo que perpetró la acción no tiene logística suficiente para prolongar mucho el cautiverio pero si siente presionado podría vender el rehén a otra banda criminal

Madrid Actualizado: Guardar
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Un delegado español de la Cruz Roja en Afganistán, cuya identidad se mantiene en secreto para no perjudicar las investigaciones, fue secuestrado sobre las once de la mañana del pasado lunes en una aldea de Kinduz, en Afganistán. La víctima viajaba en un convoy formado por dos vehículos cuando fue interceptado por un grupo criminal que actúa en la zona. El resto de sus compañeros logró huir sin sufrir daños. Los cooperantes iban o regresaban de hacer una visita dentro de su trabajo humanitario en la zona y como otras veces que se producen este tipo de intervenciones no contaban con protección policial o militar alguna.

El Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) explicó ayer que varios cooperantes de la organización fueron interceptados cuando viajaban en dos coches por la autopista que une las ciudades norteñas de Kunduz y Mazar-e-Sharif, en la aldea de Hussain-Khil, en el distrito de Ali-Abad.

«Estamos extremadamente preocupados por la seguridad de nuestro colega», dijo la directora del CICR para Afganistán, Monica Zanarelli. «Estamos haciendo todo lo que podemos para descubrir qué ha pasado y que sea liberado lo antes posible sano y salvo», añadió. Asimismo aseguró que el CICR está en contacto «con varias autoridades» para conseguir la liberación y que la familia del cooperante está informada.

Las fuentes consultadas por ABC atribuyeron el secuestro a uno de los grupos criminales que actúan en la zona, que actuaron movidos exclusivamente por intereses económicos. «Por este motivo -añaden las mismas fuentes- pensamos que la crisis puede tener un rápido desenlace. Estas bandas no tienen una capacidad logística suficiente para mantener un secuestro prolongado en el tiempo y les interesa obtener cuanto antes rendimientos económicos a su acción».

Sin embargo, esta vulnerabilidad del grupo criminal que ha perpetrado el secuestro puede volverse también en contra de la víctima y de quienes tratan de conseguir su libertad. «Si se sienten presionados y piensan que van a ser detenidos podrían actuar contra el rehén o, al menos, venderlo a otra banda con más capacidad e infraestructura. En ese caso, evidentemente las gestiones para conseguir la liberación de la víctima podrían complicarse mucho».

Líneas de diálogo

España, según avanzó en Santander la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ya trabaja sobre el terreno para conseguir la liberación del delegado de Cruz Roja aunque se mantiene un sigilo absoluto de la gestiones que se realizan para no comprometer su resultado. También la organización humanitaria ha comenzado a mantener contactos con líderes de la zona para abrir una línea de diálogo con los secuestradores.

En este caso concreto, conseguir abrir esa vía de comunicación puede ser más sencillo que otras veces ya que los líderes de la zona conocen bien los grupos criminales que actúan allí y a estas horas estaría ya identificado el responsable del secuestro del ciudadano español.

En este tipo de secuestros con móvil económico ningún grupo insurgente reclama su autoría y los talibanes incluso se desvincularon de la acción al aplaudir la labor que la ONG realiza en el país. «El secuestro de un trabajador de Cruz Roja en la provincia de Kunduz no tiene nada que ver con nuestros muyahidines. Tenemos contacto estrecho con la oficina de Cruz Roja y apreciamos sus servicios», afirmó a Efe el portavoz talibán Zabihullah Mujahid.

Sobre la víctima, ni Cruz Roja ni las autoridades españolas han querido dar dato alguno de su identidad, aunque fuentes policiales afganas consultadas por la citada agencia aseguran que su nombre de pila es Carlos. ABC ha podido saber que se trata de un hombre de mediana edad, que tiene una amplia experiencia como cooperante y un perfil técnico. La mayor parte de su carrera profesional la ha desarrollado en el citado organismo internacional.

Las autoridades afganas, que colaboran muy estrechamente con España y la Cruz Roja, centran sus esfuerzos en obtener información que les permita determinar la «ubicación exacta» del cooperante, lo que daría paso a la fase de liberación, informó el portavoz de la Policía de Kunduz, Hijratullah Akbari. Al cierre de esta edición, sin embargo, aún no había resultados concretos de esa operación sobre la que las autoridades españolas mantienen absoluta cautela. «Todo lo que se diga sobre este asunto puede ser aprovechado por el grupo criminal para endurecer las condiciones del secuestro y su liberación», insisten las fuentes, que consideran que las próximas horas son críticas.

Precedentes

No obstante, hay precedentes que invitan al optimismo. En febrero pasado cinco empleados afganos del Comité Internacional de la Cruz Roja fueron secuestrados en la provincia de Ghazni, en el este del país, y liberados poco tiempo después. Este tipo de actuaciones criminales son comunes en Afganistán y los empleados de organizaciones humanitarias son a menudo objetivo, ya que se les considera un buen medio para conseguir rescates importantes.

En uno de los últimos casos hechos públicos, hombres armados no identificados secuestraron en noviembre a una trabajadora australiana de la ONG Agencia para la Coordinación de Órganos de Ayuda Afgana (ACBAR) en una zona de alta seguridad de Kabul.

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