Una cita que implicó más a los Mossos en la lucha antiterrorista

Hace 39 días, Zoido y el purgado consejero Jané acordaron una mayor coordinación

Juan Ignacio Zoido y Saénz de Santamaría durante la reunión del gabinete de crisis de este jueves en Barcelona EFE
Mayte Alcaraz

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«Lo importante es trabajar juntos y actuar como un equipo», dijo ayer Mariano Rajoy en presencia de Carlos Puigdemont. En esa clave acudió el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, a una reunión vital, celebrada hace tan solo 39 días, para engrasar las relaciones entre el Ministerio de Interior y la Consejería que por entonces dirigía Jordi Jané. La tensión cedió protagonismo aquel día, uno de los últimos de Jané como miembro del Gobierno catalán, a una distendida cita en la que Zoido anunció algo que solo el contexto político convirtió en noticia: dentro de la normalidad constitucional, la Policía autonómica catalana pasaba a integrarse en el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) y en la mesa de evaluación del riesgo terrorista, fundamentalmente yihadista.

Es decir, la policía catalana estaría presente, como miembro de pleno de derecho, en la estructura antiterrorista del Estado para luchar contra un peligro latente que de forma brutal se convirtió en realidad hace 48 horas en Barcelona y Cambrils. La buena disposición por ambas partes se materializó también en otro avance: la Guardia Civil y la Policía Nacional participarían en el servicio del 112, dado que hasta entonces todas las llamadas al número de emergencias eran atendidas en exclusiva por los Mossos.

Zoido habló de una colaboración «absoluta y ejemplar» y la foto institucional con Puigdemont y con Jané de un ministro del Gobierno de España resultó un bálsamo en medio de la crisis secesionista. El encuentro, fructífero para las dos partes, terminó con la cartera de Jané , que tan solo una semana después pasaba a ser exconsejero catalán. El acuerdo con Interior fue su testamento político y fuentes de la oposición en el Parlamento catalán vinculan ese acercamiento, por el bien de la lucha antiterrorista en Cataluña y en el resto de España, en la «gota que colmó el vaso» del distanciamiento con las posiciones frentistas de la coalición que conforma el Ejecutivo catalán. Un diputado del bloque constitucionalista interpretaba ayer que «ni ERC ni la CUP perdonaron nunca a Jané que mantuviera relaciones institucionales con Interior, lo que según ellos le convertía en sospechoso para el bando soberanista».

El 14 de julio, Puigdemont purgaba, por sus dudas acerca del soberanismo, a Jordi Jané al igual que a Neus Munté, Meritxell Ruiz y Joan Vidal. Y tres días después el que recogía sus cosas era el jefe de los Mossos, Albert Batlle , cercano a Jané, y también contrario al incumplimiento de la ley en forma de referéndum ilegal.

Desde la llegada del nuevo consejero, Joaquim Forn , las presiones sobre el papel de la policía autonómica durante los preparativos y la hipotética celebración de la consulta del 1 de octubre han ido en aumento. Hasta el jueves, día desde el que, por el momento, se ha acallado la polémica.

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