poster Vídeo
Pablo Iglesias posa de esta guisa para el reportaje: con guantes de boxeo y «asaltando» el poder no precisamente por consenso - vanity fair

Pablo Iglesias, tras confesar que peca de soberbio: «Estoy en la barricada del Papa»

Jóvenes políticos se descuelgan con atribuciones personales en una revista: Tania Sánchez se define como una persona con «mal carácter poco gestionable» y el líder de IU «tan cabezota que una novia le llamaba hoja de Excel». Impagables las fotos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La revista «Vanity Fair» habla en su último número de los nuevos valores de la política nacional con un muy llamativo titular de llamativo «Asalto al poder». Metidos en arena se han descubierto varios gladiadores de diferentes partidos y con una media de edad de 36 años: el tándem Tania Sánchez-Pablo Iglesias (que ambiciona ese asalto «no por consenso», como ya advirtió), Alberto Garzón, Borja Semper e incluye hasta a la líder de la plataforma antidesahucios, Ada Colau, que ahora abandera un partido político, «Guanyem Barcelona, ahora Barcelona en Comú».

De todos, quien más llama la atención por sus lenguaraces declaraciones y máxime por la guisa con la que ha posado (mérito por supuesto de la publicación conseguir que se preste a ello el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid) es el líder de Podemos.

Iglesias se enfunda los guantes de boxeo y, sin esteroides ni aditamentos, pretende golpear hasta desalojar del panorama político a otros partidos del arco de la izquierda española. Se descuelga con confesiones como sus pecados capitales: «Arrogancia y soberbia, como me recuerdan mis propios compañeros», y así reconoce lo que no había sabido decir en las asambleas previas a la designación de los candidatos de Podemos en comunidades con candidaturas díscolas, como la de Pablo Echenique, en Aragón, que finalmente se ha llevado el gato al agua y ha batido en duelo a la candidata propuesta por el docente de Vallecas.De todas sus acusaciones contra los partidos de la «establishment» (se agradece que no repita el ya manoseado término «casta») y con la Monarquía, cuya existencia ve incompatible con la democracia cargándose de un plumazo la Monarquía parlamentaria instaurada en España y que tan buenos réditos ha logrado en estos más de 36 años, sobresale empero su equiparación a la figura del Sumo Pontífice, que no será del agrado de muchos fieles. A la pregunta de con quién se identifica, él responde sin cortapisas ni un milímetro de pudor: «No soy como Jesucristo, pero a mí la interpretación que hace Francisco del Evangelio me convence. El Papa y yo estamos en la misma barricada». Quede para la posteridad.

Su eterna comparación sexual

«En política, como cuando uno liga, hay que mantener reservas y no mentir»

Iglesias alude una vez más en un recurso que ya se encuentra de forma reiterada en su discurso al parangón del ejercicio público y el sexo. «Cuando uno liga, es mejor mantener mantener reservas pero no mentir, al menos intencionadamente. Nosotros no podemos permitir la mentira. Se nos mira con una lupa con la que no se ha observado a nadie». Claro que, sobre este tema, ni habla de las reservas que mantiene respecto a su propio programa , que se ha ido tamizando desde su presentación en sociedad y que continúa esta senda en la carrera hacia las elecciones de este año. Sobre el don del latrocinio embustero que menta, el cabeza de cartel de la formación violeta defiende a los suyos como Juan Carlos Monedero, a pesar de las pruebas mostradas y publicadas sobre la sociedad pantalla a través de la que cobraba por asesorar al régimen bolivariano de Hugo Chávez. ¿Reserva o trola?

«Tengo mala leche poco gestionable»

Alberto Garzón y Tania Sánchez, uno sigue en IU, ella ya no
Alberto Garzón y Tania Sánchez, uno sigue en IU, ella ya no

Y en el apartado de confesiones personales, pasen y reconozcan a un Alberto Garzón diputado joven llamado a la sucesión de Cayo Lara en un partido desnortado, que revela que dona «parte de su sueldo para quedarse en torno a los 2.000 euros». Ahí es nada, más del triple del salario mínimo interprofesional al que no pueden acceder miles de personas en este país. También se autodefine como «tan cabezota que una exnovia suya le decía que era una hoja de Excel». Puestos a comparar, la verdad es que no se entiende muy bien el parangón.

Ver los comentarios