A la izquierda, Pablo Iglesias (Podemos); a la derecha, Pablo Casado (nueva cara visible de la campaña electoral del PP)
A la izquierda, Pablo Iglesias (Podemos); a la derecha, Pablo Casado (nueva cara visible de la campaña electoral del PP) - lasextanochetv
políticos de nueva hornada

El duelo de todos los sábados: Pablo contra Pablo

No conocen el miedo escénico ni el pánico en los platós. Son políticos emergentes con dispar trayectoria e igual profusión mediática. Con el líder de Podemos y el nuevo portavoz de la campaña del PP nacen los JASP 3.0: jóvenes, preparados y hábiles peces en las procelosas aguas de la comunicación digital

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El espectador enciende el televisor. Es sábado, al filo de la medianoche. Observa cómo un Pablo, de apellidos Iglesias Turrión y con el pelo prendido como rasgo físico característico, se pelea con el director de un medio de comunicación al que su pareja, a la sazón diputada de Izquierda Unida en la Asamblea de Madrid, acaba de tildar de «sinvergüenza» al tiempo que exige respeto y educación. Otro Pablo, de apellidos Casado Blanco, sentado en la hilera de enfrente y muy dispar en las formas, al menos a primera vista del televidente, se incorpora un poco en el asiento y con formas mesuradas y el cabello milimétricamente colocado, como si se hubiese dibujado con un compás perfecto, aduce que en este país «es bueno que haya bipartidismo».

Dardo de Pablo contra Pablo.

Junto al resto de colaboradores, «los Pablos» han protagonizado durante meses duelos catódicos en los sillones del programa de La Sexta Noche. Aunque con mayor y más fajada experiencia televisiva en programas incluso de la cadena Intereconomía, el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid logró réditos más precoces a sus intervenciones en el «prime time» nocturno, puesto que desde su acomodo como tertuliano dio el salto, en menos de cinco meses, a la formación de un partido político, Podemos, y a lograr un escaño en el Parlamento de Bruselas. Fueron este docente de 36 años y otros cuatro compañeros los que se arrogaron aquel éxito electoral en los comicios del 25 de mayo de 2014. Para muchos esas elecciones supusieron un antes y un después en «el reparto de la tarta» (ahora más atomizado) por parte de formaciones políticas en España. Para Iglesias, el plató fue su mejor altavoz.

A Casado Blanco sus incursiones televisivas para defender el ideario del partido en el Gobierno, en los tiempos de mar en calma y también en los de marejada con algún que otro sofoco, le han granjeado una buena opinión en las filas de su partido, hasta el punto de que esta semana Mariano Rajoy lo ha designado nuevo portavoz de la campaña de los populares en las autonómicas y municipales. Esta cita electoral se presenta decisiva, vaticinan los analistas y consultores políticos, para consolidar el bipartidismo en España o dar entrada durante los próximos cuatro años a formaciones de corte populista, como la violeta de los Echenique, Monedero, Bescansa, Errejón, Iglesias y Alegre. El puesto creado «ex profeso» por Rajoy para este diputado no tiene precedentes en ninguna campaña popular. Se ha ideado para que lo ocupe él, y con ello el líder del PP ha plantado cara a quienes le reclamaban que moviese ficha y consiguiese mayor interacción con los jóvenes y profusión en el mundo digital.

Rejuvenecimiento

Los analistas coinciden en escoger el mismo verbo a tenor de este nombramiento de Rajoy, desvelado ante la cúpula de su partido en Génova el pasado 12 de enero. «Pablo Casado rejuvenece al PP». Titulares de periódicos, informativos y expertos consultados emplean el mismo término: Casado Blanco es, a sus 33 años, diputado por Ávila, está casado, tiene un hijo y una hija, gana unos 46.000 euros brutos al año, no cuenta con grandes bienes ni fortunas de acuerdo a su declaración fiscal publicada en la página web del Congreso, presidió las Nuevas Generaciones del PP de 2005 a 2013 y aunque en el look se amolda a los cánones de lo que Pablo Iglesias descatalogaría como «la casta» popular, el máximo responsable del partido le ha encargado que dé la cara por sus buenas maneras, educación refinada y formación exquisita. Que ponga voz, rostro y alma al PP de 2015, en suma. También es casi homogénea la opinión de los lectores de ABC.es. Preguntados en esta encuesta, casi dos de cada tres internautas se decantan por que Casado imprime un sesgo de frescura a los dirigentes populares. Nacido el 1 de febrero de 1981 en Palencia, cuenta con un currículo envidiable: es abogado y economista colegiado en Madrid, licenciado en Derecho por la Complutense, licenciado en Administración y Dirección de Empresas y Máster en Derecho Administrativo por la Universidad Rey Juan Carlos. Investigador en la Universidad Johns Hopkins en Washington, completa su expediente con títulos y cursos de la Universidad de Harvard, de Georgetown, del Instituto de Empresa y Curso de Mercados Financieros... Se ajusta, como definen fuentes de Génova, al perfil de «un joven de su tiempo, pero un joven muy preparado». Antes de ocupar un sillón en el espacio de televisión donde muchos le han puesto rostro y en una cadena que «a priori» preconiza valores antatonistas a la ideología del PP, Casado Blanco medró en las huestes de esta formación como director del gabinete del expresidente del Gobierno José María Aznar en FAES, donde estuvo hasta 2012. Creció como pupilo de la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre y su consejero de Justicia Alfredo Prada. Rajoy confía ahora, resaltan todos los analistas contrastados, en un fuerte valor del aznarismo. Claro que, agregan, puede ser una baza a su favor (mayor experiencia a las órdenes de un líder máximo del partido) o en su contra, para despojarse como su antiguo pupilo de las sombras pasadas del expresidente. Hay quien intenta defenestrarlo tildándole precisamente de «aznarista» o de «cachorro» del PP, si bien cada sábado puede observarse cómo las ondas catódicas han concedido gran empaque a este diputado, que se presenta como un buen cancerbero de los principios programáticos del PP actual. Además, tras su etapa con el expresidente del Gobierno, Casado fue diputado en la Asamblea de Madrid, así que es conocedor como pocos del funcionamiento de esta Cámara y no presenta grietas, por tanto, en sus enconados enfrentamientos con Tania Sánchez Melero (IU) en el mismo plató.

Semejanzas: el uso de códigos visuales

Esta bifurcación mediática tan fuerte ha permitido trazar ciertos paralelismos entre los dos Pablos. Un ejemplo es que uno de los mayores baluartes de ambos es su compenetración absoluta con la dinámica de las nuevas formas de comunicación: las redes sociales. Tuiteros sin excepción, interpelan e interactúan con el internauta como si hubiesen nacido dentro de ese mundo, se manejan con absoluta identificación en Facebook, en Twitter con actualizaciones constantes de sus cuentas personales y renuevan también su perfil en una red de un entorno profesional como es Linkedin. Su expediente es visible. Sus contestaciones también son públicas. Y el medidor de su popularidad, en consecuencia, es instantáneo. En román paladino, si meten la pata con una respuesta, si yerran en sus modales, la criba es la lectura por parte de una amplia masa poblacional. Y la condena no tarda en llegar. El castigo es automático.

Iglesias y Casado han entendido la necesidad de manejar los códigos visuales

Expertos como el consultor político Daniel Ureña recalcan que «la irrupción de fuerzas políticas (o la entrada en las filas de los grandes partidos de perfiles más jóvenes como es el caso del diputado del PP) sigue teniendo mucho que ver con los medios, el uso y manejo de las redes sociales, los formatos audiovisuales…». «Es indudable que las redes sociales cada vez son una herramienta más importante tanto en política como en comunicación en general. Sin embargo, la televisión sigue siendo el escenario clave y, por ejemplo, Podemos ha sabido entender las reglas del juego de esta fusión entre lo tradicional y los nuevos tiempos, ya que es capaz de trasladar el debate de las redes sociales a la televisión y, a la inversa, logra que sus apariciones en televisión tengan mayor recorrido y visibilidad en internet», añade, para completar: «Hoy la clave es la combinación de los medios tradicionales como la televisión junto con las redes sociales. Esa combinación, si se hace de manera inteligente, es tremendamente eficaz». Ureña, socio y director general de MAS Consulting Group, analiza la importancia de que los partidos políticos «cuenten las cosas» a través de la imagen: «Las mejores campañas son aquellas que tienen un componente visual muy importante».

En términos personales, se diría que tanto Iglesias como Casado han asumido esos códigos visuales a la perfección. De hecho, el comando que ha recibido el popular del jefe del Ejecutivo es ese precisamente: moverse y dar la cara. Y por eso, bajo la tutela del jefe de campaña Carlos Floriano, se anticipa una travesía electoral en la que el otrora fichaje como responsable de la comunicación online de Génova debe insuflar aire fresco.Casado es un nativo digital. Lo comparte también con Iglesias, con una legión de seguidores en sus cuentas personales. Y eso, hoy en política, pesa como el plomo.

«La opinión pública ya no es la opinión emitida, sino la opinión compartida»

En un reciente seminario de comunicación celebrado en la capital, el asesor de comunicación Antoni Gutiérrez Rubí aludía a que en el campo de la comunicación política, la principal contribución del Podemos de Iglesias es «el uso innovador de su lenguaje» (con incorporaciones al debate como el reemplazo del eje izquierda-derecha por el de casta o elite por masa o clases medias). Este asesor aseguró que «en la actualidad la opinión pública ya no es la opinión publicada o emitida, sino la opinión compartida». Podemos hace de las redes sociales su mejor arma de intención de voto masivo. O enardecimiento de esos plausibles electores.

Entre las similitudes de ambos Pablos, además de su afán por compartir conocimientos políticos y arremolinar las sacas de votos en torno a las nuevas herramientas de comunicación, también se dimensiona su honda vertiente exterior: el residente de Vallecas ha profundizado en ella con su elección como parlamentario europeo, aunque sin duda la vertebra mejor hacia regímenes bolivarianos en Iberoamérica que son de su lisonja permanente. Pablo Casado es portavoz de la Comisión del Congreso y Senado para la Unión Europea (UE), al tiempo que representante de España en la Comisión de Seguridad, Asuntos Políticos y Derechos Humanos de la UE y en la Asamblea Parlamentaria de la Unión por el Mediterráneo, incluso ha sido defensor fuera de nuestras fronteras de la diplomacia pública y la marca España. Ninguno de ellos tiene dificultades para manejarse en idiomas como el inglés.

Diferencias: cómo se siente al político

En lo que sí distan es en los mensajes y objetivos divergentes, como es natural. Es una demanda del ciudadano sentir cerca al político y sus propuestas. Para hacerlo, los dos Pablos tienen un camino diferente que recorrer. De un lado, Pablo Casado tiene la consigna de imprimir un giro estratégico a la campaña popular. Como colaborador de esas nombradas tertulias, no dudará en compartir espacio con otras figuras emergentes de la primera línea de la política nacional. Antes de hacerlo, ha sabido pulir declaraciones que en su momento resultaron controvertidas, como cuando en 2008 señaló que «los de izquierdas están todo el día con la guerra del abuelo, con la memoria histórica, el aborto, la eutanasia y la muerte». Suena a obsoletos aforismos de la vieja guardia del PP y no es lo que hoy Rajoy quiere para su partido. Casado tiene que conectar, ese es el reto. Según las mismas fuentes populares, Pablo Casado tiene ases que han seducido al líder, como la mentada juventud, su buena relación con periodistas y presencia en todos los medios de comunicación, actividad en las redes sociales, difusión tamizada del mensaje del PP y encarna un cambio generacional, como el que entraña la pareja Pedro Sánchez-César Luena en el PSOE (el segundo tiene 33 años, como Casado), y el propio relevo vivido en la Jefatura del Estado. España necesita nuevos rostros, es el mensaje que traslució del Comité Ejecutivo congregado en torno al dirigente gallego en Génova este lunes, para contrarrestar otros fenómenos de nuevo cuño.

Rajoy mueve ficha para potenciar la comunicación del PP en campaña

El diputado del PP tiene perfectamente asumidas las consignas económico-sociales del argumentario popular y ha defendido, en plató y fuera de él, que «Zapatero fue el desastre español y Rajoy será el milagro», que el «único» dato objetivo es que la izquierda siempre destroza la economía del país y «el PP tiene que venir a arreglarlo». También se atribuyen a él frases como que «la izquierda no tiene el monopolio de la sensibilidad social, la tenemos los partidos que creamos empleo, no los que predican». «El PP no pretende ser simpático, sino arreglar la crisis en la que nos encontramos», ha dicho. Tras el lema «En la buena dirección», Pablo Casado tratará de contener el desencanto y la desafección.

Del otro lado, Pablo Iglesias representa para muchos el eslogan indignado que se ha empeñado en atribuirse: «Sí se puede», que no sacude otra cosa que el mensaje del «cambio» y que trata de amarrar a su alrededor a todos los ciudadanos ávidos de ello, hastiados de la mala imagen (merecida o no) que precede a la clase dirigente. Así que para él, el desafío no está tanto en que el discurso cale, sino que convenza su modelo para el país. Con incitaciones perpetuas a ese cambio necesario, velará por espolear el mismo. Su misión es frenar el abstencionismo, que se presenta crucial en las próximas contiendas de siglas.

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