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Clinton saluda a sus partidarios en Cincinnati - REUTERS

Clinton echa el resto y ofrece una cartera en su gobierno a Michelle Obama

La primera encuesta que sitúa a Trump por delante desata los nervios demócratas

CORRESPONSAL EN WASHINGTON Actualizado: Guardar
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La campaña electoral estadounidense ofrece hoy dos mundos en uno. En un lado, los hechos: el alza de Donald Trump y el debilitamiento de Hillary. Incontestablemente, la distancia se ha ido recortando hasta casi el empate técnico. En el otro, la voluntad. El establishment más fiel a la demócrata se resiste a creer que el magnate esté hoy en condiciones de ganar la elección presidencial. La primera vendría avalada por la media de las encuestas, a cargo de RealClearPolitics. Un dato: en cinco días, la distancia se ha recortado del 5,5% al 2,2%. Ayer, «The Washington Post» y la cadena ABC difundían el primer sondeo que sitúa a Trump por delante de la candidata demócrata, por un punto.

Como saben los expertos, lo que cuenta es la tendencia, que no trae buenas noticias para Hillary.

En el otro mundo, «The New York Times» casi no se ha inmutado. Mantiene las probabilidades de victoria en favor de Clinton con un 88%-12% de ventaja. Se apoya en que la ex secretaria de Estado sigue por encima en la mayoría de estados clave. Y en que hace cuatro años, a la misma altura, las encuestas también arrojaban un empate técnico entre Obama y Mitt Romney, y luego el presidente impuso su ley. Pero la sensación es que Trump ha entrado en un momentum y a Hillary la campaña se le está haciendo larga…

Mensaje de tranquilidad

El otro contraste entre los dos mundos es el mensaje de tranquilidad que el equipo de la campaña demócrata intenta transmitir, no sin cierta autocomplacencia que invita poco a la movilización, al tiempo que Clinton endurece sus ataques a Trump y la batería de líderes del partido extreman su apoyo. El mismo diario neoyorquino transmitía ayer la explicación de Michael Podhorzer, uno de los directores políticos del equipo de Clinton, que otorga aún holgura a una segura victoria de su candidata: «Incluso si aceptamos que la ventaja se ha reducido a dos puntos, todavía puede llegar perfectamente hasta los 300 delegados».

Para lograr la victoria, un candidato debe alcanzar los 270, que es la mitad más uno de los 538 delegados electorales que teóricamente eligen al presidente de Estados Unidos. Podhorzer remataba su argumentación con esta seguridad: «Hemos visto que el respaldo a Hillary Clinton ha sido sólido para darle la mayoría, y eso no ha cambiado». El diario «Times» complementa la afirmación con un comentario propio en el que augura para la demócrata un triunfo similar al de Obama en 2012.

Pero Hillary Clinton no muestra la misma tranquilidad. En medio de la tormenta de los nuevos emails, un embrollo que difícilmente recibirá luz en los seis días que restan para la elección (el FBI debe revisar 650.000 correos), la candidata demócrata ha comenzado a echar el resto. Y su mejor baza de ataque es el matrimonio Obama. En una entrevista en el canal de televisión hispano «Extra», Clinton expresó su determinación a integrar en su futuro Gabinete a la primera dama, cuya capacidad de arrastre hoy es superior incluso a la de su marido, el presidente: «Si ella estuviera dispuesta, yo sería la primera en pedírselo», afirmó.

La revelación de la campaña

Michelle Obama se ha convertido en la revelación de la campaña, tomando el testigo del protagonismo que tuvo Bernie Sanders en las primarias. Aunque en medios políticos se contempla a la primera dama de Estados Unidos como una futura candidata presidencial, el presidente Obama aseguró hace unos días que su mujer «nunca optaría a la presidencia del país».

A sólo tres meses de su adiós, el inquilino de la Casa Blanca comparte la inquietud de Clinton. Lanzado en su semana electoral más intensa, a una media de más de un mitin por día, envió un mensaje ayer muy nítido en una entrevista televisiva: «Sí, Donald Trump puede ganar la elección». Es parte del intento de movilización en el que participan también, el vicepresidente Biden y los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren.

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