Alemania intenta evitar un contagio del caso Volkswagen
Alemania intenta evitar un contagio del caso Volkswagen - AFP

Volkswagen se queda sola

La patronal automovilística alemana ha trazado un cortafuegos para evitar el contagio del escándalo de emisiones a todo el sector

Berlín Actualizado: Guardar
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En la picota están, además de todas las filiales de VW, fabricantes alemanes como BMW o Mercedes-Benz. Pero la patronal de la industria automovilística alemana ha trazado un cortafuegos para evitar el contagio del escándalo a todo el sector y su presidente, Matthias Wissmann, asegura que «no se puede generalizar» y recuerda que «no hay una sola prueba de que ningún otro fabricante alemán haya manipulado motores».

Ante un grupo de corresponsales extranjeros en Berlín, Wissmann ha admitido que «la manipulación de motores es algo completamente inaceptable, aunque provenga de uno de los más importantes socios de la Asociación de la Industria Automovilística Alemana». Pero a renglón seguido ha remarcado que representa a más de 600 socios y que la O ficina federal de Vehículos Motorizados (KBA), que examina más de 50 modelos, no ha encontrado rastros de manipulación fuera del universo Volkswagen.

«Hay un lobby anti diésel que está intentando generalizar el escándalo», denuncia Wissmann, que considera que el gobierno alemán está actuando «con la más absoluta corrección» y justifica, como ex ministro de Transporte, que «el Estado alemán no está concediendo al sector ni el más mínimo privilegio en este asunto».

El Estado alemán, de hecho, también se ha desmarcado del consorcio y ha aumentado en las últimas horas su presión sobre Volkswagen por la vía judicial. El fiscal superior de Braunschweig, Klaus Ziehe, ha abierto investigación a al menos cinco personas vinculadas con la compañía por delitos fiscales. Se trata de una investigación adicional abierta en relación con la manipulación de los valores de dióxido de carbono y se trata de dirimir las responsabilidades por los impuestos de matriculación que los clientes de Volkswagen han dejado involuntariamente de pagar, debido a que las emisiones de dióxido de carbono de un automóvil son un criterio determinante a la hora de calcular el impuesto de circulación.

Hasta mediados de diciembre, la directiva de Volkswagen no tiene previsto hacer públicos los resultados de la investigación interna que está llevando a cabo. Mientras tanto, Audi, que forma parte del grupo, se ha visto obligada a reconocer también la instalación de software dudoso en sus unidades vendidas en Estados Unidos, según ha hecho saber su empresa desde su sede de Ingolstadt. Audi alega que ese software no actúa de forma automática, pero ese detalle no resulta relevante a ojos de las autoridades estadounidenses, que no fueron informadas de la existencia del programa en la petición de la autorización de vehículos diésel con motores de 3,0 litros. Uno de los tres programas ocultos es considerado «defeat device» porla legislación estadounidense y viola las leyes de protección del medio ambiente de Estados Unidos.

Renault Espace

Y mientras la patronal alemana trata de acotar los daños, la francesa recibe con disgusto la última acusación de la ONG medioambiental alemana Deutsche Umwelthilfe (DUH), que ha acusado al modelo Renault Espace de incumplir la normativa basándose en pruebas independientes.

Su estudio, en colaboración con la Universidad de Ciencias Aplicadas de Berna, demuestra que, en ciertas condiciones, las emisiones de la Renault Espace superarían hasta en 25 veces los límites de legales emisiones de NOx que impone la normativa europea. De hecho, la única situación en la que sí que habría cumplido con el máximo de 80 miligramos por kilómetro habría sido con el arranque en frío, y tras una fase de pre-acondicionamiento.

Renault ha desmentido que el modelo Espace incumpla ninguna normativa y responde que las pruebas realizadas por DUH no están basadas en los estándares de homologación europeos.

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