Obras de ampliación del Canal de Panamá
Obras de ampliación del Canal de Panamá - MAYA BALANYA

Sacyr pone fin al laberinto del Canal de Panamá

La constructora oficializa la conclusión del megaproyecto y reconoce que será «difícil ganar dinero» por el conflicto sobre los sobrecostes

Panamá Actualizado: Guardar
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El consorcio liderado por la española Sacyr ha oficializado la conclusión de las obras de ampliación del Canal de Panamá, de las que se puede decir, sin temor a caer en la lisonja o en la exageración, que constituye uno de los proyectos de ingeniería más complejos y ambiciosos de este siglo. En las navidades de 2012 las diferencias entre el grupo liderado por la constructora nacida en Murcia, Grupo Unidos por el Canal (GUPC), y el Ejecutivo panameño a punto estuvieron de hacer descarrilar el que se presenta como uno de los emblemas de la industria española. De ahí que en este viaje, el presidente de Sacyr, Manuel Manrique, estuviera flanqueado por la ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor, y el alto comisionado de la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros.

La centenaria historia del Canal de Panamá, cuyo tercer juego de esclusas se inaugurará el próximo 26 de junio, está jalonada de victorias y fracasos. El éxito de los constructores estadounidenses que transformaron la economía mundial con esta intersección entre el océano Atlántico y el Pacífico. La decepción de los constructores franceses que, años antes, se toparon con enfermedades tropicales para las que entonces no había cura. La balanza del éxito o fracaso, por tanto, resulta borrosa, difícil de calibrar, en esta obra de ingeniería de 72 kilómetros, algo que ha podido comprobar la constructora española. “Estamos concluyendo la gestión de un proyecto muy complicado, por sus circunstancias externas. Nos queda el buen hacer y las soluciones técnicas que se han tomado”, detalló Manrique en una comparecencia con los medios de comunicación españoles.

En condiciones difíciles, el consorcio (constituido también por la italiana Impregilo, la belga Jan de Nul y la local CUSA) ha logrado finalizar un desafío técnico cuyo logro más visible son los dos complejos de esclusas de tres niveles, con 427 metros de largo, 55 metros de ancho y 18,3 metros de profundidad que duplicarán la capacidad de carga del Canal hasta los 600 millones de toneladas al año.

Sin embargo, la rentabilidad económica del proyecto, que será entregado a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), el próximo 31 de mayo, ha sido nula, tal y como reconoció la propia compañía, enfrentada al operador panameño por millonarias reclamaciones de costes no previstos en las obras. “Va a ser muy difícil ganar dinero. Si nos dan la mitad de lo que estamos pidiendo, se podrán retrotraer las pérdidas previstas”, Fernando Pardo, el representante de Sacyr en el consorcio.

Sobrecostes millonarios

En total, el coste de la construcción ha ascendido a 5.581 millones de dólares, frente a los 3.192 millones presupuestados inicialmente, explicó Pepe Peláez, director del proyecto de Sacyr en Panamá. El consorcio GUPC ha logrado el reconocimiento por parte de las autoridades de arbitraje de cerca de 1.100 millones de euros. Actualmente, se están deliberando peticiones por más de 2.800 millones de dólares tanto en los órganos internos de resolución como en el tribunal internacional de Miami, un proceso que se puede prolongar hasta 2020. En total, GUPC cifra en 1.900 millones la cuantía de sobrecostes pendientes de recibir para quedar el contador a cero, no perder dinero, pero considera un triunfo si recibe, al menos, la mitad de ellos. Por ello, el grupo de empresas ha provisionado cerca de 1.000 millones durante los últimos años, aproximadamente un 50% en manos de Sacyr (500 millones).

A los problemas laborales por las convocatorias de huelgas, con las consecuentes demoras, se sumaron la calidad de los materiales de construcción, como el basalto, fallas en el terreno, cambio en la normativa, condiciones geotécnicas de los suelos, explicó José Manuel Loureda, director general internacional de Sacyr, quien definió como “especialmente complicada” la consecución de acuerdos amistoso con la ACP.

Estos obstáculos que acabaron encareciendo la factura final de un contrato que se tuvo que variar hasta en 162 ocasiones. Uno de los últimos litigios está vinculado a la propia inauguración de la obra, que debía entrar en funcionamiento inicialmente en octubre de 2014. Sin embargo, este punto también se encuentra recurrido y se puede dar la paradoja de que el tribunal de arbitraje interno (DAB) reconozca que estas demoras son atribuibles a las condiciones previas del contrato, lo que podría suponer un “bonus” para el consorcio de 50 millones por conclusión anticipada de las obras.

El Canal es la carta de presentación de España en un país que prepara un plan de inversiones de 4.000 millones de dólares para los próximos entre cuatro y cinco años, según detalló la ministra de Fomento. Un programa que abarca tanto contratos de saneamiento de aguas como logística y otras infraestructuras. Uno de estos proyectos en el puente de las Américas, de 1.200 millones, proyecto para la que ya están precalificados dos consorcios liderados por Sacyr y ACS. También se espera para 2017 el tercer tramo del metro de Panamá. FCC ya está presente en el tramo de construcción de la línea 2.

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