König, el cómplice necesario en el caso Popular... «The show must go on»

Miles de accionistas y bonistas tenían, más que necesidad, «sed» de información

Elke König, presidenta de la JUR DANIEL NAUPOLD
María Jesús Pérez

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Estos días se ha pasado por Madrid (¿o paseado?, y a continuación entenderán por qué me lo pregunto...) la presidenta de la Junta Única de Resolución (JUR) europea y del Mecanismo Único de Resolución (MUS) –ambos englobados en el Banco Central Europeo, BCE–, Elke König. En principio, venía invitada por la comision de investigación parlamentaria sobre la crisis financiera española. König se presentaba pues ante el Congreso español el pasado 11 de diciembre como uno de los platos fuertes de las comparecencias, porque, recuerden, que fue la JUR el organismo que tomó la decisión de intervenir el Banco Popular el 7 de junio, lo que desencadenó su posterior venta al Santander. Raro podría parecer tratar en dicha comisión el caso Popular , ya que lo que investiga en concreto es la crisis inmobiliaria que tumbó a la casi totalidad de las antiguas cajas de ahorros. Pero la comisión decidió incluir la, digamos, «liquidación» del que fuera hace medio año el sexto grupo bancario español por ser también una de las últimas víctimas de la misma catástrofe financiera.

Por tanto, tan esperada por muchos era su visita, como desesperada para otros. Había necesidad de explicaciones . Miles de accionistas y bonistas tenían, más que necesidad, «sed» de información. Lo han perdido TODO y lógicamente quieren saber la verdad. Repito, la verdad. Por aquello de las luces y las sombras entorno al caso Popular y su aún sorprendente intervención y venta por ¡un euro! a uno de los grandes del sector español. Sorpresa no tanto por el hecho –que también–, sino por las prisas con las que se resolvió. Porque en poco menos de un día el Popular desaparecía. Bueno, así dicho no es del todo cierto, pero sí se instalaba en las tripas de Banco Santander. Por obra y gracia del espíritu... europeo. ¿O por algún «espíritu» más?

Veamos. El caso es que König se presentó ante el Parlamento español y soltó su «speech»: « La resolución fue un éxito , sin pérdidas para los contribuyentes ni los depositantes», dijo. Y se quedó más ancha que larga. El estupor y enfado de los allí presentes tras escuchar sus supuestas aclaraciones fue monumental. Más que nada por la opacidad y la escasa concreción a la hora de dar explicaciones. ¡Contentos deben de estar también los más perjudicados por la manera en que se resolvió el asunto! Y por cierto, ¿como que sin pérdidas para los contribuyentes? ¿Acaso los accionistas y bonistas no son contribuyentes españoles? Error garrafal señora König. Obvio.

Tras su intervención, la presidenta de la JUR –que se fue rauda y veloz hacia Barajas a tomar su vuelo de vuelta a casa... y de paso evitar posibles preguntas por los pasillos a traición, puritita deducción maliciosa– dejó a sus señorías con la sensación de que se les había tomado mucho más que el pelo . Varios de ellos incluso evitaron esconder su sorpresa por lo que acababan de escuchar –más bien sobre lo que no escucharon–, y por la sugerencia de la máxima representante de la institución de resolución, que medio dijo que para acceder a la información adicional sobre el informe de Deloitte que se publicará antes de fin de año, deberían acudir a la página web de la JUR. «Espero que el Parlamento español se entere por otra vía que no sea la web», reprochó Ana Oramas, presidenta de la comisión de investigación.

Y es que para los allí congregados, König aportó muy poca luz sobre el proceso de resolución del Popular. Los pasillos del Congreso eran un hervidero: «Ha venido a cumplir el expediente», «ha demostrado con sus laxas y esquivas explicaciones sobre el informe de Deloitte en el que se basó la decisión de intervenir el Popular que no tiene ningún apego a España», «ha desperdiciado una ocasión única para demostrar que las cosas se hicieron bien, de haber aclarado algo que no haya salido antes en los medios de comunicación», «con sus declaraciones hace pensar que ella no fue la responsable verdadera de la decisión. Que fue un sujeto pasivo. El cómplice necesario, pero no determinante», «todo parece parte de un espectáculo dirigido por otro u otros para seguir demostrando que el sector financiero español, tras su rescate, está controlado»... A buen entendedor pocas palabras bastan.

Ahora bien, König debería hacer un acto de contrición y mirar qué ocurre en su país natal, Alemania, donde las más de 400 cajas de ahorro –esas de las que ya solo quedan dos en España cuando llegaron a ser 350– no son supervisadas , pero el día que una estalle... Quizás ese momento no esté tan lejos. En el horizonte, un sillón de vicepresidente en el BCE para un español (¿o española?), entre los que suena el ministro de Economía, Luis de Guindos. Mientras tanto «the show mus go on». ¡Que continue el espectáculo! pero, por favor, que se desvele la verdad.

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