Con permiso

De verdades opacas y prisas sospechosas

¿Tiene sentido liquidar una entidad solvente acuciada por un problema de liquidez? König ayer no respondió a esta cuestión. Ni a otras muchas. Ahora bien, pueden estar seguros de que futuras resoluciones como la del Popular no se harán de la misma manera.

Elke König, presidenta de la Junta Única de Resolución (JUR) ABC
María Jesús Pérez

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Las prisas nunca fueron, ni son, ni serán buenas consejeras. Y me temo que la decisión «exprés» con la que se resolvió la intervención europea y la posterior venta por un euro del Banco Popular al Santander es buen ejemplo de ello. Porque cierto es que aún quedan muchos "secretos" por desvelar en torno a la solución buscada para el que fuera el sexto grupo bancario español hasta hace tan solo medio año. "La resolución fue un éxito, sin pérdidas para los contribuyentes ni los depositantes", dijo ayer ante el Parlamento español Elke König , la responsable de resolver la situación del Popular en poco menos de un día –prácticamente entre las 17,30 horas del martes 6 de junio y las 8 horas del miércoles 7 de junio–. El broncazo con la que le obsequiaron los allí congregados a escuchar sus aclaraciones fue monumental. Más que nada por la opacidad y la escasa concreción a la hora de dar explicaciones.

¿Era impepinable que al no lograr más respaldo financiero ni del Banco de España ni del BCE , el Popular no podría abrir sus oficinas el día de autos para hacer frente a las peticiones de clientes y depositantes? ¿Se quedó realmente sin liquidez? ¿Era ya insolvente? ¿No hubiera sido más viable un concurso que, por cierto, estaba preparado ese mismo lunes 5 de junio por los últimos gestores de la entidad financiera? Igual se podría haber evitado, por ejemplo, que los 300.000 accionistas y los bonistas del banco sí lo perdieran todo con la solución exprés decidida por Europa.

Una solución con otra fórmula que me consta que más de un competidor estaba valorando esa misma noche hasta altas horas de la madrugada por si pudiera hacerse si no ya con el pastel entero, sí con algún que otro "trocito". Y ¡ojo! porque en el Popular los trocitos del pastel no eran precisamente moco de pavo. El negocio de las pymes, el de las tarjetas (Wizink), la filial americana (TotalBank) , la de Portugal, su banca privada... ¿Y el inmobiliario? pues a la Sareb, donde algunos dicen que debería haber estado desde el minuto uno de la creación del banco malo.

¿A qué vinieron las prisas pues? Hasta ahora todas las autoridades habían concluido que cuando el Popular fue intervenido era aún solvente. Antes lo reconocieron desde el gobernador del Banco de España al ministro de Economía, e incluso el vicepresidente del BCE. Incluso lo certificó PwC con el Popular ya dentro del Santander. Entonces, ¿tiene o no sentido liquidar una entidad solvente acuciada por un problema de liquidez? König ayer no respondió a esta cuestión. Ni a otras muchas. Ahora bien, pueden estar seguros de que futuras resoluciones no se harán de la misma manera. Aunque no hace falta esperar a tanto, está operación no ha brillado, oída la comparecencia de König, por el principio basico de trasparencia que los propios mercados, CNMV incluida, exige a las partes implicadas.

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