Junio, un mes clave que marcará el futuro económico de Europa

El refranero castellano ya nos advierte de que «por San Antonio, el granizo amenaza los patrimonios». Y que «lluvias en junio, gran infortunio». Pero este junio, en términos económicos, marcará un antes y un después debido a las importantes citas que se concentran en el calendario. Además de la reunión que tendrá lugar hoy en Viena del consejo de gobierno del BCE, en una coyuntura de inflación interanual en la zona euro del -0,1 %, y de la reunión de la OPEP, que se celebra en la capital austríaca, con el petróleo inclinando la balanza europea del lado de la deflación, estos 30 días acogen una nueva decisión de la Reserva Federal estadounidense, el determinante referendo en Reino Unido, la sentencia del Tribunal Constitucional alemán sobre la legitimidad de la artillería de Mario Draghi y las nada despreciables elecciones generales españolas.

Nos adentramos, pues, en el mes más importante del año, tanto para los inversores como para los sufridores contribuyentes de la economía real. No está claro de qué lado caerá el granizo, pero que nos vamos a mojar es bastante seguro.

Viena, Washington, Londres, Madrid y Karsruhe. Cinco coordenadas que servirán de punto de palanca para decisiones de consecuencias expansivas. Algunos analistas, ante esa situación, recomiendan retiradas previas y esperar a que los mercados financieros puedan hacer valoraciones de conjunto sobre el mapa económico resultante. Otros, en cambio, olfatean grandes oportunidades de negocio.

Pero, ¡ojo! El futuro Eurostoxx acaba de llegar a la zona de resistencia de los 3.091 puntos, que siempre que es tocado termina causando más pronto que tarde fuertes caídas. Y el S&P500 de Wall Street también ha llegado a su zona de resistencia clave de los 2.103 puntos, nivel que suele desencadenar movimientos en los tipos de interés.

Para terminar de complicar el panorama, varias de las decisiones en ciernes tienen cara y cruz. La producción de petróleo, por ejemplo, de reducirse aliviaría la deriva deflacionista, pero por otra parte dificultaría una remontada del PIB y la creación de empleo. Los precios del crudo han rebotado un 85%, hasta cerca de los 50 dólares por barril, desde su mínimo de enero, y no está claro que hoy impulse la OPEP una nueva política.

Además está el efecto de implosión que tendría en la economía europea un escenario Brexit, al igual que una sentencia negativa por parte del Constitucional alemán sobre la actual política del BCE, en un contexto de auge de la derecha populista y antieuropea de Alternativa para Alemania, junto a otras formaciones ultranacionalistas en varios países europeos, que abogan abiertamente por cierres de fronteras y abandono de la moneda única. Con mucho menos que eso, podrían quedar derribados los avances en la recuperación, que tanto esfuerzo han requerido.

Débil crecimiento

Y Europa no está para muchos golpes. Según la oficina estadística europea, la economía de la zona euro creció un 0,5% en el primer trimestre, una décima menos de lo anunciado en su primera estimación. En tasa interanual el PIB está creciendo al 1,5%, tras el 1,6% del trimestre anterior. España, con un crecimiento del 0,8% hasta marzo, se situó entre los países que mejor se comportó en este periodo, mientras que en el balance interanual la economía avanzó un 3,4%. Pero esos avances se basan en la convicción de los mercados de que, al final, primará el sentido común en la formación de pactos políticos, para lo que se requiere una voluntad que hasta ahora solo ha brillado por su ausencia.

«Algunos de los factores hasta ahora favorables que apoyaban el crecimiento han empezado a menguar», según el Ejecutivo europeo, y la situación de incertidumbre a principios de junio se resume en un peculiar pero fidedigno indicador de desconfianza. El bitcoin cotiza a 533 dólares, su precio máximo de los últimos 21 meses.