La exportación releva a la construcción como motor del PIB

Las ventas al exterior aumentan su contribución frente a 2008 en 74.049 millones, mientras que el ladrillo baja su aportación en 91.507 millones

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España ha logrado recuperar en el mes de mayo como adelantó ABC, tras nueve largos años de crisis, el nivel de PIB real previo al estallido de la burbuja inmobiliaria. Pero lo cierto es que más allá de la cifra absoluta, poco queda de aquella España en la que la construcción se había consagrado como la locomotora nacional y los españoles presumían de acortar distancias con sus socios europeos en lo que a renta per cápita se refiere.

Ahora, las actividades relacionadas con el ladrillo han menguado, las exportaciones han ganado peso, así como los servicios, aunque nuestro nivel de vida se ha alejado de la media europea. Unos datos que ayer se certificaron con la publicación de los datos del primer trimestre de 2017.

Cogiendo de referencia el nivel máximo de PIB real, que se alcanzó en el tercer trimestre de 2008 cuando la economía llegó a sumar 1,124 millones de euros, el PIB de marzo de 2017 se quedó a escasos 13.195 millones de recuperar el nivel precrisis.

Los economistas de Analistas Financieros Internacionales (Afi) aseguran que, durante esta década, el PIB español ha sufrido cambios de calado que afectan tanto a la oferta como a la demanda. La inversión en construcción medida en formación bruta de capital fijo hasta marzo en acumulado interanual supone 91.507 millones de euros menos que en septiembre de 2008, una corrección equivalente al 8% del PIB. Así lo asegura en un reciente informe los expertos de Analistas Financieros Internacionales (Afi).

El contrapeso que ha logrado mantener el equilibrio ha sido el sector exterior. «Y lo ha hecho por partida doble: no sólo la economía española exporta bienes y servicios por un importe de unos 75.000 millones suplementarios sino que, además, importa por valor de casi 30.000 millones menos», puntualiza el documento. La ganancia de competitividad ha beneficiado a la preferencia de los productos nacionales por los venidos de fuera. En concreto, las ventas al exterior suman 74.049 millones más -un 6,7% del PIB- y las compras fuera suponen 30.456 millones menos.

«Las mejoras de competitividad y el aumento de la sensibilidad a los precios han alimentado un proceso de sustitución de importaciones, de manera que las preferencias se habrían inclinado hacia los bienes nacionales», concluye Afi.

Otra de las grandes partidas que ha acusado en su comportamiento el paso de la crisis ha sido el consumo de los hogares, que ahora aporta 28.423 millones menos que en el tercer trimestre de 2008. Pero es que el empleo tampoco ha vuelto a ser el mismo. En el primer trimestre de 2008, nuestro país sumaba 20,62 millones de ocupados, según la Encuesta de Población Activa, cuando ahora esta cifra es de 18,44 millones. De igual modo, el paro en 2008 era del 13,79%, mientras que el pasado mes de marzo ascendió al 18,75%, al nivel de 2009. Además, el número de empleos a tiempo completo sigue siendo unos 2,2 millones inferiores al observado en 2008.

Desde el punto de vista de la oferta, los cambios también son notables. El sector de la construcción es, una vez más, el gran perjudicado, «con una contribución 57.000 millones menor al valor añadido que antes de la crisis», según los cálculos de Afi. El relevo del ladrillo en la generación de valor añadido ha sido tomado por el sector servicios, «que aporta actualmente unos 48.000 millones más», reseña el informe elaborado por el economista Daniel Fuentes.

Precisamente son los servicios los que han experimentado un aumento más fuerte de sus precios en lo que va de año. Según los datos de índice PMI, las empresas de este sector acumulan ya 41 meses consecutivos de expansión, lo que ha dado lugar al mayor alza de los costes en seis años y el mayor incremento de tarifas desde julio de 2007.

«En este sentido, ha habido dos factores: el fuerte crecimiento del turismo, que es uno de los motores de crecimiento; y el otro son las exportaciones de bienes. El movimiento es permanente. No vemos que las empresas exportadores redirijan su negocio al negocio interno, parece que son inversiones irreversibles y ya no hay vuelta atrás hacia la internacionalización», describe Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research.

Menos actividad financiera

Pero, en un sector tan amplio como el de los servicios, es lógico pensar que no todas sus ramas se hayan comportado igual. Y, de hecho, así ha sido. Las actividades financieras y de seguros han menguado su aportación a la generación de riqueza en 16.000 millones, mientras que las actividades profesionales, el comercio, el transporte, la hostelería y los servicios que presta la administración pública han engordado su aportación en cerca de 64.000 millones adicionales, calcula la consultora que preside Emilio Ontiveros.

La caida del peso de las actividades financieras es el reflejo del proceso de desendeudamiento de la economía española que comenzó fuertemente a partir de 2013. El turismo, por su parte, espera batir esta año un nuevo récord, tanto en llegada de turistas como en el aumento de su gasto en nuestro país.

De igual modo, la industria se encuentra cerca de haber recuperado su contribución al total de la economía.

¿Década perdida?

Aunque los cerca de 35 trimestres que ha tardado la economía española en recuperar su nivel previo a la crisis han servido para construir una estructura más sostenible, lo cierto es que ha tenido costes muy importantes en materia de convergencia con el núcleo duro de Europa en términos de renta per cápita.

Según el FMI, el PIB per cápita de la economía española podría recuperar este año el nivel de 2007. «En paridad de poder compra, no obstante, el PIB per cápita ha experimentado un notable incremento desde el inicio de la recuperación económica, gracias principalmente al efecto de los precios internacionales», apuntan desde Afi. Pero sin tener en cuenta este efecto de la inflación -los precios ha crecido menos en España que en el promedio del área euro-, «la renta per cápita en paridad de poder de compra habría permanecido en niveles similares a los de 2007, algo que habría resultado inédito en las tres últimas décadas. De hecho, el estancamiento de los años 2007 a 2013 no tiene precedentes, al menos, desde los años 70», alertan los economistas.

Y es que, a pesar del incremento experimentado por la renta per cápita en paridad de poder compra en los últimos años, la renta per cápita española ha pasado de representar el 98,3% de la renta media de la UE en 2007, al 93,6% en 2017, tras haber tocado un mínimo del 89,4% en 2013.

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