Las empresas españolas se abonan a pensar en verde

Pese a la estocada de Trump al Acuerdo de París, las compañías son cada vez más conscientes del valor de la sostenibilidad

MADRID Actualizado: Guardar
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La decisión de Donald Trump de retirar a EE.UU. del Acuerdo de París contra el cambio climático, anunciada de forma bastante simbólica justo en vísperas del Día Mundial del Medio Ambiente, podría marcar un antes y un después en la lucha contra el cambio climático. O simplemente reforzar la imagen de «outsider» del mandatario en el contexto político internacional. Sea cual sea el impacto, las empresas parecen haber interiorizado que el compromiso medioambiental y la apuesta por la sostenibilidad no son sólo una obligación o una cuestion de imagen, sino una oportunidad de negocio, con las inversiones millonarias que el Acuerdo de París implica como indiscutible gancho. Y las compañías españolas, en las que cada vez cobran más protagonismos las actuaciones de Responsabilidad Social Corporativas (RSC), también han comenzado a «pensar en verde».

El último ranking de las «100 compañías más sostenibles del mundo», elaborado por la revista especializada en responsabilidad social corporativa «Corporate Knights», sitúa a tres empresas de nuestro país, dos más que el año anterior. También queda reflejada la mejora en el Índice de Sostenibilidad de Down Jones (DJSI) de 2016, donde están incluidas 18 compañías españolas, también dos más que en 2015.

A la hora de analizar la situación del entramado empresarial español en materia de preservación del planeta, los expertos coinciden en que hay que diferenciar entre grandes empresas y las pymes. En general, recalcan que las compañías de mayor peso están más adaptadas a estos nuevos cambios por la regulación existente. Orencio Vázquez, coordinador del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa (ORSC) lamenta que en España haya menos conciencia medioambiental en comparación con los socios europeos y pide más actividad por parte del Gobierno. Aun así, está viendo mejoras con respecto a años anteriores. «La legislación siempre tiene que ver en este cambio de actitudes. Ha habido reglamentación europea que se ha adaptado la legislación española y eso crea un marco en el cual las empresas deben adaptarse», analiza.

Por su parte, Juan Alfaro, secretario general del Club de Excelencia de Sostenibilidad, recalca el esfuerzo de las compañías para adelantarse a las normativas reguladoras: «Las empresas están haciendo cosas más allá del cumplimiento legal». En el mismo sentido se expresa el profesor de Estrategia de IE Business Joaquín Garralda que destaca que las empresas «como saben que cada vez les van a exigir más, van cumpliendo más allá de lo que les exigen y así planificar mejor».

Muchos inversores consideran ya decisivo el factor ecológico

Alfaro cree que España está muy bien posicionada en materia medioambiental y resalta la capacidad sensibilizadora de las compañías en sus empleados para que todo vaya a más. «Por ejemplo, en la movilidad sostenible, las estrategias medioambientales realizadas por las empresas contagia a sus trabajadores, que a la hora de recibir su vehículo están pensando en la opción menos contaminante, reactivándose así el sector de la automoción». Todo está relacionado y los beneficios repercuten tanto en la industria como en la sociedad. Aun así, Vázquez piensa que España tiene un objetivo muy importante para los próximos años: «Hay un reto que me parece fundamental, y es la transición hacia un modelo energético totalmente diferente al que tenemos; pasar de emisiones de carbono a energías limpias y sostenibles. Esa transición es necesaria».

Además de la legislación, las grandes empresas deben tomar nota de los inversores, que cada vez están teniendo mayor preocupación en la protección del medioambiente.Así lo muestra un reciente estudio de Ernst & Young, que destaca que un 76% de los inversores reconsiderarían una operación si la empresa tiene un pobre rendimiento medioambiental. El papel de estos actores se antoja clave para el reto de transformación energética que apunta Vázquez. Cada vez se muestran más sensibles con las consecuencias medioambientales. Las grandes empresas son muy consciente de esta situación y por eso están realizando los cambios necesarios en sus estrategias empresariales. De no ser así, el impacto en la cuenta de resultados podría ser bastante negativo.

La tendencia de las grandes empresas deben marcar el camino a las pymes. Estas, por el gran entramado que conforman en España, son importantes para el giro medioambiental. Como muchas de ellas están dentro de la cadena de valor de las más grandes del sector, ya están realizando cambios en sus estrategias. De esta manera, no pierden la relación con sus clientes más importantes. Las compañías más grandes ejercen una presión muy influyente: «Por eso hay empresas pequeñas haciendo planes medioambientales o que muchas estén adheridas al pacto mundial porque les sirve de orientación para cuando sean exigidas por las empresas grandes», explica Garralda.

Históricamente, España ha sido de los países que más ha apostado por la integración de las energías renovables. Las características climatológicas del país resultaban coherentes para acometer esa inversión: mucho sol y épocas de fuertes vientos. Sin embargo, en los últimos años el protagonismo de España en este apartado se ha diluido por la crisis y por el poco desarrollo de la tecnología de las energías alternativas. Vázquez lamenta que la inversión actual sea anecdótica actualmente. «Éramos la primera potencia en energías renovables y ahora no sé si estaremos en los diez primeros», espeta. El desarrollo en estas energías marcará el futuro competitivo de las empresas a medio y largo plazo. Para ello, los incentivos desde las administraciones públicas deben fomentar ese salto a las renovables. «Desde el punto de vista de la competitividad sería importante retomar esas inversiones y no obstaculizar el uso de energías renovables, como con la tasa de autoconsumo», comenta Vázquez, que incide en que no sólo se trata de un asunto de inversión, sino también de innovación.

La huida parisina de Trump

Y en estas... llegó Trump. Esta semana, la decisión del presidente de los EE.UU. de retirar al país americano del Acuerdo de París ha puesto en alerta a la comunidad mundial. En dicho acuerdo, los países se comprometían a rebajar las emisiones de CO2 y mantener el aumento de la temperatura media del planeta por debajo de los 2 grados. El paso hacia atrás de EE.UU., segundo país emisor de dióxido de carbono y primero per cápita del mundo, difiere con los deseos de las empresas estadounidenses de mantenerse. «EE.UU. puede decir que se retira, pero las empresas pueden seguir considerando que quieren disminuir la emisión del carbono», explica Garralda. El profesor sostiene que los Estados, con capacidad de decisión al ser estados federales, y los fabricantes, sobre todo de coches, seguirán presionando a Trump porque si no «sus ventas se van a ver muy afectadas».

Los mandatarios europeos, que han lamentado la decisión del presidente americano, siguen esperanzados de poder cumplir con el pacto, instando a ser los propios países de la Unión, junto a China, los que se pongan al frente de este acuerdo que firmaron casi 200 países. «La lucha contra el calentamiento global es el mayor reto para todas las naciones. Es nuestro deber moral dejar a las futuras generaciones un planeta más limpio», declaró el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani.

¿Y cómo afecta este acuerdo a España? Nuestro país debe ponerse manos a la obra para lograr en 2030 reducir un 40% el nivel de emisiones con respecto a 1990. Mientras que en los últimos años los niveles en Europa han disminuido, en España se han ido incrementando. Según un informe de la Fundación Empresa & Clima, se verificaron más de 141 millones de toneladas de CO2 en 2015, 11 millones más que en 2014, siendo el sector del carbón el que más generó, con un aumento del 22,1%.

Esta subida en las emisiones se achaca a la reactivación económica junto a la priorización del Estado de la generación eléctrica del carbón. Los expertos coinciden, sin embargo, en que cuando la actividad se estabilice, se acometerán las medidas precisas para cumplir con el objetivo. «Hay muchas empresas que están trabajando ya de forma óptima a sabiendas de que una reducción de las emisiones tiene un efecto positivo en las cuentas de resultados y en la cuenta ambiental», sentencia Alfaro.

El reto de los objetivos de la ONU

La integración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los retos establecidos por la ONU el año pasado para 2030, son otro de los objetivos de las empresas españolas. La directora del Fondo de los ODS, Paloma Durán, destaca que «los avances que están llevando a cabo las empresas españolas son alentadores». Según el último informe de la Red Española del Pacto Mundial, un 97% de las empresas del IBEX 35 ya tienen presentes los ODS dentro de sus estrategias de negocio, mientras que un 43% afirman tener una estrategia definida con acciones específicas y el 46%, una estrategia en fase de preparación.

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