China rebaja su previsión de crecimiento a entre el 6,5 y 7% por su ralentización económica

El primer ministro, Li Keqiang, abre la reunión anual del Parlamento orgánico del régimen, que aprobará el Plan Quinquenal vigente hasta 2020

Corresponsal en Pekín Actualizado: Guardar
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China se propone crecer este año entre un 6,5 y 7 por ciento. Ese es el objetivo que el primer ministro, Li Keqiang, se ha marcado este sábado en su discurso de apertura de la Asamblea Nacional, el Parlamento orgánico del autoritario régimen de Pekín.

Ante sus casi 3.000 diputados, casi todos pertenecientes al Partido Comunista, Li Keqiang ha desgranado en un discurso de dos horas los logros del ejercicio anterior y ha fijado las metas para este año y para el XIII Plan Quinquenal (2016-2020). Con un crecimiento medio del 6,5 por ciento, el gigante asiático aspira a doblar en este lustro su Producto Interior Bruto (PIB) de 2010, así como los ingresos per cápita.

Para ello, deberá hacer frente a la ralentización de su economía

, que el año pasado creció un 6,9 por ciento, su nivel más bajo desde 1990. «En 2015, el crecimiento económico mundial fue el más lento en seis años, lo que frenó el comercio internacional, hundió el precio de las materias primas y añadió inestabilidad a los mercados financieros. Todo esto tuvo un impacto directo en la economía china», se justificó Li Keqiang, quien también reconoció las debilidades que sufre su país. A su juicio, «con el declive del comercio global, entre otros factores, China sufrió una caída de sus exportaciones e importaciones y falló a la hora de alcanzar el objetivo fijado en este sentido». Además, admitió que «el crecimiento en la inversión languidece, la sobrecapacidad es un serio problema en ciertas industrias y algunas empresas se enfrentan a dificultades de producción y gestión».

Junto a los «numerosos problemas en la atención médica, la educación, el cuidado de los mayores, la seguridad alimentaria, la distribución de ingresos y la polución», Li Keqiang alertó de que «la corrupción no puede ser ignorada en algunos sectores» porque «algunas reformas no han sido implementadas y un pequeño número de funcionarios no cumple con sus obligaciones o se comporta de forma irresponsable».

Para atajar estas lacras, que ralentizan la economía china y cuestionan la legitimidad que se otorga el Partido Comunista, el primer ministro abogó por seguir reformando el patrón de crecimiento, que hasta ahora se ha basado en las exportaciones, la inversión extranjera y las obras públicas. «Básicamente, el desarrollo depende de la reforma y la apertura», propugnó Li Keqiang, quien aseguró que «el mercado debe jugar un papel decisivo y el Gobierno ha de dedicarse a aportar los recursos adecuados para avanzar hacia un nuevo modelo de crecimiento». Buena prueba de este cambio es que el sector servicios representó el año pasado, por primera vez en la historia de China, más de la mitad del PIB, mientras que el consumo contribuyó en un 66,4 por ciento al crecimiento económico.

Durante los próximos años, Pekín tiene previsto privatizar y reformar muchas de sus empresas estatales y acometer una brutal reconversión industrial que afectará especialmente al sector del carbón y el acero, donde se perderán entre 1,8 y 6 millones de empleos para acabar con su exceso de capacidad productiva y reducir la contaminación, otro de los mayores problemas que sufre China.

Haciendo frente a este gigantesco reto, que podría alterar la estabilidad social por el aumento del paro, Li Keqiang abogó por seguir avanzando en la modernización del país. Para este año, el objetivo es crear diez millones de empleos urbanos y que el paro en las ciudades no supere el 4,5 por ciento, con una tasa de inflación del 3 por ciento y un déficit fiscal similar en relación con el PIB. Con un aumento de los gastos públicos del 7 por ciento, hasta los 2,7 billones de yuanes (376.000 millones de euros), la principal partida se la lleva el presupuesto de defensa, que sube un 7,6 por ciento y asciende a 954.354 millones de yuanes (133.000 millones de euros). Por su parte, la seguridad pública recibirá 166.815 millones de yuanes (23.250 millones de euros), un 5,3 por ciento más que el año pasado, mientras que los servicios públicos serán financiados con 120.138 millones de yuanes (16.700 millones de euros).

En el Plan Quinquenal vigente hasta 2020, que será aprobado por la Asamblea Nacional, la meta es generar 50 millones de puestos de trabajo, expandir la clase media urbana y reducir las diferencias entre las ciudades y el campo.

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