Bonos verdes y finanzas sostenibles

Este tipo de emisiones de renta fija combinan su función puramente financiera con una finalidad de protección del medio ambiente

GONZALO GÓMEZ RETUERTO

Los denominados bonos verdes, junto con los bonos sociales y los sostenibles, se han convertido en una categoría de activos en sí misma. Un segmento de mercado que tiene sus propios participantes especializados, emisores e inversores, y sus propias dinámicas. Pero, aparte de ser un instrumento financiero cuyo fin último es proporcionar financiación a su emisor y servir de vehículo de inversión, este tipo de emisiones combina su función puramente financiera con una finalidad medioambiental y se encuadra dentro de un movimiento de mayor amplitud de concienciación de los mercados: las finanzas sostenibles.

Los bonos verdes nacen en paralelo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos por la ONU en 2012. Estos 17 objetivos son una llamada para la adopción de medidas efectivas encaminadas a poner fin a la pobreza y desigualdad, a la protección medioambiental y la búsqueda de un desarrollo económico en condiciones de prosperidad, que potencie el consumo sostenible, la paz y la justicia social, y en el que poner fin al cambio climático juegue un papel protagonista.

Es precisamente con los ODSs más específicamente relacionados con el medio ambiente -en concreto, el objetivo 6 (agua limpia y saneamiento); 7 (desarrollo de fuentes de energía asequible y no contaminante); 11 (desarrollo de ciudades y comunidades sostenibles) y, por último, 13 (de acción por el clima)- donde encuentran su sentido los bonos verdes.

Los objetivos

Los objetivos de la ONU y el Acuerdo de París de 2015, los informes publicados por el Green Finance Study Group del G20, cuya finalidad específica era «identificar las barreras institucionales y de mercado para el desarrollo de las finanzas verdes», y la definición de los primeros criterios para la identificación y etiquetado de los bonos verdes forman, en su conjunto, la base para un desarrollo del mercado de bonos verdes que ha sido espectacular desde 2014.

España es el quinto país emisor del mundo, por encima de economías de mayor tamaño

Hay que tener en cuenta que, a pesar de que el primer bono verde data de 2007, con una emisión de 600 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones, no es hasta 2014 cuando se empiezan a ver realmente volúmenes de emisión significativos. Considerando solo lo que se conocen como bonos verdes etiquetados conforme a los estándares internacionales, en los últimos 4 años el volumen prácticamente se ha quintuplicado, pasando de 33.000 millones de dólares a más de 155.000. Y lo que resulta más significativo: entre 2016 y 2017 el mercado se dobló.

Si vemos el desglose de las cifras de 2017 en cuanto a jurisdicciones desde donde se han emitido los bonos y quiénes ha sido los principales emisores en cada país, Estados Unidos y China son las dos principales potencias, con cerca del 42% del total emitido. España ocupa un significativo quinto lugar en la clasificación mundial, con 5.600 millones de euros, por encima de economías de mayor tamaño y donde, además, contamos con emisores como Iberdrola, ADIF, Gas Natural Fenosa, Comunidad de Madrid, Ayuntamiento de Barcelona, etc., que han estado a la vanguardia del mercado y son líderes mundiales, señal de que en nuestro país se está haciendo un buen trabajo.

En cuanto a la tipología de emisores, si abrimos un poco más el foco y hacemos un análisis sectorial de lo ocurrido el año pasado, de los 155.000 millones de dólares emitidos en 2017, el sector público emitió exactamente un tercio del total, mientras que el peso del sector corporativo e industrial fue del 50%. La diferencia con los emisores corporativos fue de prácticamente 25.000 millones de dólares a favor de estos últimos. Resulta muy interesante ver cómo ha evolucionado este gap de emisión entre ambos sectores a lo largo de los últimos años y cómo el grueso de los volúmenes se ha ido volcando cada vez más en las emisiones realizadas por empresas, mientras que en los inicios la participación del sector público fue determinante. Actualmente el número de emisores alcanza los 239, procedentes de 37 diferentes países.

Los bonos verdes son actualmente una realidad; es un mercado consolidado. Pero conseguir llegar al objetivo de alcanzar el billón de dólares emitidos en 2020 supondrá no solo la confirmación de este tipo de emisiones como instrumento de financiación e inversión, sino una mejora real en el medio ambiente fruto de la descarbonización de la economía, por lo que alcanzar dicho objetivo es responsabilidad de todos los participantes en los mercados.

Iniciativa SSE

Las bolsas estamos comprometidas y apoyamos el desarrollo de este mercado a través de Sustainable Stock Exchanges (SSE), una iniciativa conjunta de la ONU, gobiernos, reguladores, inversores, emisores y bolsas, cuyo principal cometido es la promoción de una plataforma para el diálogo entre pares en las bolsas mundiales. La SSE concentra sus esfuerzos en la consecución de 5 de los 17 objetivos de sostenibilidad de la ONU: políticas de igualdad de género, mejora en las condiciones laborales, consumo responsable, la acción por el clima y el desarrollo de alianzas estratégicas. Para ello, traza un plan de acción que se sustenta en seis pilares: (i) la elaboración de estándares de mercado para las emisiones de bonos verdes, (ii) establecer segmentos específicos de cotización que ayuden a identificar las emisiones, (iii) promoción de la transparencia, (iv), y dentro de este, en particular, la definición de índices o métricas específicas, (v) contribuir a la ampliación de la educación financiera y, por último, (vi) potenciar el dialogo con el resto de participantes.

BME participa activamente en los grupos de trabajo y contribuye a la mejora de la transparencia mediante la admisión a cotización y reporte de información de las emisiones de bonos verdes en los mercados de renta fija que gestiona. También colabora con la definición de índices sectoriales específicos, como el FTSE4Good IBEX, que se compone de valores pertenecientes al IBEX 35 y al FTSE Spain All Cap, que cumplen con los criterios de buenas prácticas en responsabilidad social corporativa. Otra de sus fórmulas es la promoción de la formación y la cultura financiera a través del Instituto BME.

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