Cada vez es más frecuente que los alemanes tengan cerdos vietnamitas viviendo en Alemania
Cada vez es más frecuente que los alemanes tengan cerdos vietnamitas viviendo en Alemania - ARCHIVO

Los alemanes aceptan cerdo como animal de compañía

La industria cárnica achaca la caída del consumo de salchichas y jamón a que cada día más personas tengan un cerdo como mascota

Berlín Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La revista alemana Stern ha dedicado su portada en la segunda semana de julio a un cerdo, gran foto en primer plano ilustrando el reportaje «Carne a cualquier precio», y ha vendido con ella 419.972 ejemplares. El artículo condenaba la cría de cerdos destinada a la venta de carne barata y criticaba el trato que reciben muchos de estos animales en las granjas industriales del país de Europa con mayor producción de porcinos, aunque esto último está cambiando. El consumo de jamón y salchichas en Alemania ha caído durante trece años consecutivos, según Agriculture Market Information. No solamente es sustituido su consumo por opciones vegetarianas y veganas, sino que además pierde terreno ante competidores como las aves y la carne de vacuno, que copan progresivamente cuota de mercado.

Pero lo que más preocupa sin duda a la industria cárnica es otra tendencia, no relacionada con la alimentación sino con el mercado de las mascotas. Cada día es más frecuente encontrar por la calle alemanes que llevan del collar, para salir a dar un paseo, a su… cerdo, prueba irrefutable de que están comenzando a aceptar «cerdo» como animal de compañía.

Los catálogos gastronómicos alemanes recogen unos 1.500 tipos de diferentes salchichas, en las más diversas variedades regionales, y el cerdo aún representa más de la mitad de la carne que se consume en la primera economía del continente, pero la preferencia de los alemanes por dietas más saludables y por una producción de alimentos más sostenible y respetuosa con los animales y con el medio ambiente está llevando a buena parte de la población a renunciar a esa comida típica. También se percibe la afluencia de la gran afluencia de refugiados que no comen cerdo y en casi cada colegio, por ejemplo, ha a disposición de los niños “menú sin cerdo”.

«Sigue habiendo mucho interés en los platos de carne de cerdo, pero adaptamos nuestros menús para ofrecer a los mismos clientes otras posibilidades», reconoce Christoph Wagemann, jefe de compras de la cervecería Zum Schluessel, que lleva 167 años sirviendo salchichas en el centro antiguo de Düsseldorf y que ahora ofrece también en su carta «chili con soja» vegano y «ensalada primavera», una combinación de brócoli y berza aderezada con salsa. «En los grupos más grandes siempre hay vegetarianos o veganos, de forma que vamos reduciendo la oferta de carne para hacer hueco a estas otras ofertas, aunque nuestra clientela sigue apreciando las Bratwurst, Braunschweiger y Blutwurst junto a una buena cerveza», reconoce.

Y la misma tendencia se aprecia en los supermercados, que ven cómo sus clientes a menudo castigan las ofertas de carne «demasiado barata», según el presidente de la Federación Alemana de Bienestar Animal, Thomas Schröder. «Nuestras campañas de los últimos años han surtido efecto y las grandes cadenas de supermercados alemanas se están implicando ya en su política de compras, negándose a ofertar carne tan barata que obliga a los proveedores, para cumplir con ese precio, a dar a los animales un trato que los consumidores no desean», explica. Como consecuencia, el consumo total de carne de cerdo en Alemania ha caído un 10% desde 2011, hasta cerca de 2 millones de toneladas el año pasado, según los datos reunidos por la firma de investigación Euromonitor International. Durante el mismo período, la demanda aumentó en las vecinas Polonia, Francia y Austria, de manera que muchos productores optan por la exportación. Aunque la proliferación de cerdos mascota invita a pensar en reorientar el negocio. Benjamin, un joven berlinés que disfruta paseando con su cerdita Shade, relata en una entrevista sobre este fenómeno con el diario Berliner Zeitung lo cariñosos y amigables que son estos animales en contacto con humanos.

Para disgusto de Benjamin, cada alemán comió todavía como promedio unos 36,2 kilos de carne de cerdo el año pasado, frente a 40,1 kilos de 2011. Fue la cifra más baja desde que Agriculture Market Information comenzó a registrar datos. Y el consumo total de carne por habitante ha caído a 60 kilos, el más bajo desde 2006, con una incidencia muy destacada de esa caída en los productos de carne procesada, después de que la Organización Mundial de la Salud clasificara el jamón y las salchichas como carcinógenos, por lo que se espera que Alemania deje de ser en pocos años el mayor mercado de cerdo de la Unión Europea. Los austríacos, los polacos y los españoles ya comemos más, de acuerdo con los datos de Gro Intelligence.

Todavía, casi 60 millones de cerdos son sacrificados anualmente en Alemania, principalmente en Baja Sajonia y Renania del Norte-Westfalia, pero a la vista de cómo se encariñan los niños con los cerditos que encuentran paseando en el parque, el museo dedicado al Currywurst, una salchicha barata de la era de la Guerra Fría que mezcla la carne con ketchup condimentado y que se consume en casi cualquier esquina de Berlín, podría terminar pronto siendo solo eso, un museo.

Ver los comentarios