Ildefonso Guajardo y Cecilia Malsmtrom
Ildefonso Guajardo y Cecilia Malsmtrom - ABC

La UE acelera las negociaciones con México y Mercosur

Después de los acuerdos de libre comercio con Japón y Canadá, la Comisión Europea pretende golpear las políticas proteccionistas

Bruselas Actualizado: Guardar
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La Unión Europea está decidida a proseguir una política expansiva en materia de libre comercio y mantiene sus planes de aprobar antes de fin de año nuevos acuerdos con México y con Mercosur. Después de los que ha firmado con Canadá y Japón, la Comisión Europea mantiene la maquinaria a todo vapor para poder avanzar, aunque sea a trompicones, y mandar el mensaje al mundo de que hay una alternativa a los vientos aislacionsitas de la Administración norteamericana.

El mandato para que estas dos negociaciones se aceleren lo dio el Consejo Europeo y en ello tuvo mucho que ver la opinión de España, que ha abogado siempre por acelerar esta liberalización de los intercambios comerciales con Iberoamérica, a pesar de las muchas dificultades técnicas que han aparecido históricamente, especialmente en el caso del bloque de los países suramericanos.

A finales de octubre habrá una cumbre Europa-Latinoamérica en El Salvador y los jefes de Gobierno quieren que se pueda anunciar allí que estos dos acuerdos están prácticamente cerrados a falta de los últimos flecos.

Ambos tienen naturalezas diferentes. En el caso de México ya hay un acuerdo de Libre comercio que data de los años del presidente Ernesto Zedillo, es decir, del siglo pasado, y que en este tiempo se ha quedado muy anticuado en relación a la evolución de la economía mundial. La pretensión es que se pueda actualizar para darle una forma similar a la que se le ha dado a los acuerdos con Canadá o Japón. México, por su parte, ya ha abierto muchos sectores que interesan a la UE en su integración en la Alianza del Pacífico, por lo que en ambas partes hay cierto optimismo. Ha habido ya cuatro rondas y según los expertos de la Comisión, las negociaciones «van bien». Sin embargo, la renegociación del NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) que quiere imponer el presidente norteamericano Donald Trump, está restando energía a los equipos negociadores mexicanos, pero estos insisten en que por su parte tienen también voluntad de llegar a un acuerdo a final de año.

La semana pasada México presentó una propuesta para el sector agrícola que los europeos han considerado como «una buena base» y al mismo tiempo, se aprecia como positivo que se hayan producido ciertos cambios en la legislación del sector energético que «cada vez añaden mayor certeza jurídica» a las inversiones exteriores, según un técnico de la Comisión.

Sin embargo, desde el punto de vista político hay grandes problemas desde la posición europea, empezando por el de la corrupción, que deja en el aire la consideración de ciertas garantías técnicas y administrativas que no siempre se pueden obviar con la certeza de que los dirigentes del país están claramente abiertos a la modernización de este instrumento de liberalización económica.

En el caso de Mercosur, por el contrario, no hay acuerdo que modernizar. En realidad, las negociaciones con este bloque figuran entre las más antiguas que ha conocido la UE, sin que hasta ahora haya sido posible llegar a un resultado. En los últimos años, el cambio de dirección política tanto en Argentina como en Brasil han despertado «una clara voluntad política» de llegar a un acuerdo. También ha jugado a favor el hecho de que la pertenencia de Venezuela esté suspendida y que, de una forma u otra, desde Bruselas se percibe que los equipos negociadores de Mercosur han empezado a competir con los de México para ver cual es el que va más rápido en este proceso, sin duda a causa de los vientos proteccionistas que soplan en Estados Unidos, que es el principal socio de toda la región.

Desde los tiempos en los que las diferencias con Brasil y Argentina en materia de productos agrícolas parecían insalvables, el panorama ha cambiado mucho y para bien. Según fuentes de la Comisión Europea las negociaciones avanzan «en todos los sectores» incluyendo los de las denominaciones geográficas, que fueron tradicionalmente un escollo que bloqueaba todo. Ahora, se da por hecho que no se llegará a la liberalización total en los campos más sensibles como la carne, pero si a la mejora de las condiciones en casi todos.

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