Arturo Fernández sale de la sede de la Audiencia Nacional en la calle Prim de Madrid
Arturo Fernández sale de la sede de la Audiencia Nacional en la calle Prim de Madrid - efe

Arturo Fernández usó la tarjeta B en sus restaurantes: «Son míos y más baratos»

Los exconsejeros defienden que las Visas eran para gastos personales y que la caja no pedía justificantes ni recibos

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Arturo Fernández no está entre los exconsejeros de Caja Madrid imputados por el caso de las tarjetas B de la entidad que más gasto hicieron por esa vía. Ahora bien, el empresario se benefició no solo de su uso sino que además con su Visa opaca financió a su grupo empresarial, pues pagó comidas en sus propios restaurantes por 11.119,52 euros. Un hecho que no ha pasado desapercibido para el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, que investiga el escándalo, que hoy le ha preguntado por ello. «Son míos y son más baratos», ha dicho Fernández durante su comparecencia judicial.

«Y así, de paso, redondea las cuentas de la empresa...», ha insinuado con ironía el magistrado. «Pues sí», ha admitido sin titubeos el también expresidente de la patronal madrileña (CEIM) y de la Cámara de Comercio de Madrid, que con su tarjeta «black» gastó 37.300 euros, según el desglose de sus cargos, que incluye apuntes en restaurantes de su propiedad como Cantoblanco y Nicolasa, entre otros.

Fernández ha declarado hoy en la Audiencia Nacional junto con otros siete exdirectivos de la entidad imputados por el uso de esas Visas. En total, el juez ha imputado por este escándalo a 82 cargos, y ya ha tomado declaración desde el pasado lunes a 27 de ellos, además de a los expresidentes Miguel Blesa y Rodrigo Rato, a quien impuso fianzas millonarias por su supuesta responsabilidad.

Arturo Fernández, en línea con otros exconsejeros, ha relatado que fue el exvicepresidente de la entidad, José Manuel Fernández Norniella, quien le entregó su tarjeta. Y que este le trasladó que era para uso totalmente personal —por tanto, una suerte de salario adicional—, que no era necesario justificar los gastos que con ella se hacían y que la entidad se ocupaba de declararla a Hacienda.

Al empresario, según su versión, tampoco le llamó la atención que, después de la fusión de Caja Madrid en BFA-Bankia, y con la sustitución de Blesa por Rato al frente del grupo, sólo los exconsejeros procedentes de la caja madrileña mantuviesen esa prebenda. De hecho, y según ha contado Javier López Madrid, exconsejero como representante en la entidad de CEIM, en un consejo de la nueva Bankia un consejero preguntó sobre el futuro de esas tarjetas y Rato dijo que se trataba de algo exclusivo de Caja Madrid.

En esta jornada, los ocho exconsejeros que han declarado se han sumado a la tesis de que la tarjeta era para gastos personales, menos Antonio Romero, el exnúmero dos del PSM, quien gastó 250.00 euros y ha explicado que todos sus cargos se destinaron a partidas inherentes al ejercicio de sus funciones. El juez le ha preguntado que, entonces, por qué sacó tanto dinero en metálico a partir de 2005 con la Visa, a lo que ha defendido que era para taxis —pues no todos aceptaban tarjetas entonces— y para poder obsequiar a clientes. Ha añadido que, al no saber nada de que este uso era ilegal, se siente víctima «de un engaño y una negligencia».

El fiscal, en esta sesión, ha solicitado fianza para cuatro exconsejeros: María Enedina Álvarez (PSOE) , Jorge Gómez (PSOE), José Ricardo Martínez (UGT) y Antonio Romero (PSOE), por las cantidades que gastaron. No la ha pedido, en cambio, para los tres exaltos cargos que ya habían devuelto el dinero: Luis Blasco (PP), Arturo Fernández y Javier López Madrid (propuesto por Ceim), y para Carmen Cafranga (PP), puesto que ella fue consejera durante un periodo corto de tiempo. Según Anticorrupción, su responsabilidad es diferente, al formar parte de la comisión de control de 2003 a 2009. En estos casos, sí ha pedido que las cantidades se tengan en cuenta en la posible responsabilidad civil que se declare en el juicio.

Otra exdirectiva que ha argumentado que la Visa era de uso libre, por lo que no tenían que presentar recibos, era la exdiputada del PSOE María Enedina Álvarez, quien gastó 45.000 euros y ha relatado que una vez devolvió un aparato de gimnasia comprado con la tarjeta. El exsindicalista Ricardo Martínez Castro, que abonó 44.200 euros con el plástico, ha argumentado que el se «autolimitó» el uso de la Visa a cuestiones de empresa por una decisión personal, pues Norniella le indicó que era para gastos personales.

Martínez Castro también ha defendido que siempre confió en que los certificados de retenciones fiscales que hacía la caja eran correctos. En ese punto han coincidido los ocho exdirectivos interrogados: todos asumían que la entidad se encargaba de hacer el tratamiento fiscal adecuado. Cafranga, que ha incidido en este mensaje, ha explicado que el escándalo ha dañado su reputación. Banco Santander rechazó avalar la regularización con Hacienda de estos fondos, porque causaba mala imagen a la entidad financiera, ha relatado.

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