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Lydia Ko, el golf a ritmo de récord

A sus 19 años esta precoz deportista ha conseguido todo lo que una golfista amateur puede desear como ser la número uno mundial durante 130 semanas entre otros galardones

Lydia Ko, posando junto a su trofeo.
Lydia Ko, posando junto a su trofeo. - AFP

Cuando se habla de madurez y de una chica adelantada a su edad, el ejemplo que ofrece es Lydia Ko es evidente. Con solo 19 años ya ha conseguido todo lo que una golfista puede desear, tanto en la categoría amateur (fue número uno mundial durante 130 semanas) como en el campo profesional, al que accedió hace tres y donde no deja de romper registros también por su precocidad. Ha sido la más joven en ganar un torneo profesional (a los 14); en hacerlo en el LPGA Tour (a los 15); en llegar a encabezar el ranking universal (a los 17) y en ganar un «major» (a los 18); y ahora, con más «veteranía» en sus manos, se dedica a seguir recolectando éxitos.

De momento atesora dos grandes en su palmarés (Evian y ANA Inspiration) entre sus 18 victorias internacionales y la lista seguro que irá creciendo en las próximas semanas. Pero si hay un título que le hace ilusión ganar, ese es el olímpico. «Estoy deseando que llegue el momento de competir en Río; los Juegos son excepcionales para cualquier deportista y me encantaría ser la primera ganadora femenina en esta nueva etapa olímpica», nos confirmó en el último KPMG.

Para esta chica superdotada que tuvo una infancia azarosa (nació en Seúl de padres coreanos que tuvieron que emigrar a Nueva Zelanda), su nueva vida comenzó en la ciudad kiwi de Albany. Se integró de maravilla en aquel país y a los 7 años empezó a destacar en el mundo del golf al disputar con éxito el campeonato nacional aficionado. Luego, adquirió la nacionalidad a los 12 años y desde los 13 estaba claro que su futuro estaría ligado a este deporte; quedó subcampeona en un torneo profesional (NSW Open) y por sus maneras y forma de desenvolverse en el campo se notaba que tenía un halo especial. “Solo trato de disfrutar en el campo”, repite una y otra vez, lo que, a la vista de los resultados, se ha convertido en su mantra del éxito.

La alegría que despliega por el campo se contagia a sus compañeras y rivales, que destacan lo cómodas que se encuentran jugando contra ellas. Es de las pocas jugadoras que no molestan cuando ganan, pues trasciende que es algo normal y lógico dada su proverbial calidad. Además, su madurez es tal que sabe ver por encima de sus propios intereses y es una firme defensora de los valores del deporte del golf y de la repercusión que sus acciones tiene en todos los practicantes. “Los Juegos van a permitir que durante dos semanas todos los televidentes del planeta estén pendientes del golf para intentar aprender nuestro deporte y conocer a los golfistas. Será apasionante y muy bueno para el deporte del golf”, declaró con gran vehemencia.

Su convencimiento le lleva a desear servir al golf y no al revés. Algo de lo que no pueden presumir algunos de sus compañeros masculinos, más pendientes de sus carreras y de sus ingresos que del bien colectivo que puede obtener esta disciplina al integrarse en el programa olímpico. Porque Lydia Ko es ejemplardentro y fuera de los campos de golf.

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