Orlando Ortega
Orlando Ortega - Reuters

Río 2016 |Españoles de procedencias exóticas

Por arraigo o decisión personal, muchos deportistas defienden a España sin importar el nombre ni el lugar de nacimiento

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El martes era Marcus Cooper Walz quien sumó un oro al palmarés español. Hoy, se puede sumar otra medalla en la prueba de K2 200. Lucharán por ese orgullo Saúl Craviotto, de Lérida, y Cristian Toro, de Venezuela. El boxeador Youba Sissokho defendió con puños la bandera española porque así lo siente y así se siente, después de aterrizar con apenas seis meses desde su Dakar “natal”. Una inoportuna lesión frustró la oportunidad de Javier Gómez Noya de sumar otro metal para el medallero nacional, aunque Suiza figure en su DNI. Bruno Hortelano quiere hacer historia para su país, que no es Australia, por mucho que lo ponga en sus documentos.

Todos llegaron a España siendo muy pequeños por lo que el arraigo con el país es profundo, a pesar de lo que indiquen sus partidas de nacimiento.

Por eso muchos de ellos no se plantean ninguna otra posibilidad, pues han desarrollado su talento y su carrera en territorio nacional. Incluso Hortelano, más fuera que dentro, no oculta su orgullo por competir contra Bolt en una lucha España-Jamaica en los 200 metros libres. Otros, a veces, han tenido que demostrarlo también de palabra porque su nombre resultaba demasiado exótico: «Nací en Inglaterra, pero he competido por España. Me cambié la nacionalidad el año pasado y lo hice para poder representar a España. Mis triunfos se los debo a entrenadores y clubes españoles. Competir por este gran país es un honor», no paraba de repetir Marcus Cooper.

Otros llegaron más tarde, pero no por ello se consideran menos españoles. El baloncesto en Río hace disfrutar al país y algunos de sus protagonistas no son precisamente ni García ni Sánchez. Serge Ibaka, Nikola Mirotic y Astou Ndou comparten pasión por su deporte y una vida paralela. Desde el Congo, desde Yugoslavia o desde Dakar los tres confluyeron en España en su juventud, aunque al no haber desarrollado toda su carrera deportiva en España no se les considera jugadores de formación. Un detalle que podría haber dejado sin Juegos a Ndou, pues por delante de ella pasan otras jugadoras que sí lo son.

Nuevas vidas

En estos Juegos, Duane da Rocha traicionó su partida de nacimiento por España. También Daily Zoqby, jugadora de balonmano. Nacida en Brasil, defendió la portería española en Río, aunque en Atenas y Pekín lo hiciera con la brasileña. Nacionalizada en 2015 forma parte de ese otro grupo de integrantes de la delegación que partió de Madrid con otro acento y un pasaporte renovado y que tienen en Orlando Ortega el ejemplo más exitoso en estos Juegos. Brillante plata en 110 metros vallas, Ortega corrió con corazón español y vida cubana. Al terminar, la bandera rojigualda colgaba de su cuello: «Estoy muy agradecido por esta oportunidad, y por la confianza que me ha dado España», acertó a decir tras la proeza. Un salvocondutco, el español, que lo alejaba de una situación difícil en su país para poder desarrollar su talento. La misma decisión, nunca fácil, que tomó Ilias Fifa. El atleta celebró como ninguno su presencia en Río porque, por fin, atrás quedaba ese viaje desde Marruecos en los bajos de un camión y una vida difícil sin demasiadas metas.

Las nacionalizaciones son una situación común que se produce en todos los países y del que España no es excepción. En Río 2016, 44 jugadores de tenis de mesa son chinos, solo seis han competido por China. Dos, por España, «Juanito» He Zhiwen y Yanfei Shen, con media vida en España. Solo en 2015, el gobierno español expidió la nacionalidad a diez deportistas, pero antes ya habían defendido la bandera jugadores como Arpad Sterbik, Talant Dujhsebaev y Andrei Xepkin en balonmano, Juan Domingo de la Cruz, plata «argentina» en baloncesto en Los Ángeles 84; Joan Lino, plata en salto de altura en Atenas 2004, o Nina Zhivanevskaya, bronce en Sidney 2000.

Otras banderas

En el caso contrario, también una doble nacionalidad o la ascendencia ha llevado a españoles a defender otras banderas. En Río 2016, Xavi Vela aplicó su arraigo brasileño para poder optar a una plaza en el equipo olímpico de remo. Como rival, su hermano Pau, con el grupo español. En waterpolo, mientras España cuenta con Echenique en sus filas, Croacia disfruta de Xavier García. Sin hueco en la plantilla de Gaby Hernández, pidió asilo en la croata después de haber jugado allí como profesional desde 2010.

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