Han sido 51 partidos, más que nunca en la historia del torneo, y la gente no ha quedado muy satsifecha con el espectáculo. Antes de la final, la UEFA presentó unos datos a modo de resumen, muy en la línea de eventos anteriores. En 50 partidos se habían marcado 107 tantos, lo que supone una media de 2,14 por encuentro. Seguramente, el mejor gol de la Eurocopa fue el del suizo Shaqiri contra Polonia en los cuartos de final, aunque sirvió de poco. También destaca el taconazo de Cristiano Ronaldo contra Hungría o su cabezazo contra Gales y el derechazo de Payet a la escuadra contra Rumanía en el debut.

No hay grandes nombres jóvenes en esta Eurocopa, siendo quizá el de Renato Sanches el que más destaque. El portugués, un portento físico de 18 años, jugó un primer tiempo magnífico contra Polonia, demostrando porque el Bayern ha tirado la casa por la ventana para contratarle (35 millones fijos más otros 45 que pueden pagar en función de objetivos y demás). Es osado, muy fuerte, tiene llegada y maneja las dos piernas. Ha brillado también Kimmich en el lateral derecho de Alemania y Umtiti, fichaje del Barcelona pendiente de la firma, ha dado el salto asentándose en el eje de la zaga francesa.

La gesta de la Eurocopa le corresponde a Islandia, un país de poco más de 300.000 habitantes y que ha puesto Francia patas arriba. Se clasificó segunda de su grupo (por delante de Portugal) y llegó a cuartos de final al superar a Inglaterra de manera heroica. Ahí perdió contra Francia, pero se fue con la cabeza bien alta. Ha dejado para siempre esa celebración tan original, con la grada aplaudiendo después de emitir ese primitivo «¡Uuuuhhh!». El resto de aficiones ya la imitan.

En los diez estadios que han albergado partidos, ha habido grandes medidas de seguridad, obsesionadas las autoridades francesas por tener todo bajo control después de la amenaza yihadista. Se registraban las bolsas y los coches, y las entradas a los recintos eran nominales. El país celebra que no se haya producido ningún tipo de atentado, aunque sorprende que para desplazarse en tren entre ciudad y ciudad no hubiese revisores ni se controlasen los equipajes.

Rusia duró muy poco en la competición, pero sus ultras dieron el cante, vergonzosa exhibición de barbarie durante los primeros días del torneo. Protagonizaron incidentes brutales contra los hooligans ingleses por las calles de la volcánica Marsella y también se las tuvieron con los eslovacos. Hubo múltiples heridos e incluso un hincha británico estuvo al borde de la muerte (recibió varios golpes con una barra metálica, algunos de ellos en la cabeza). Otros radicales también han protagonizado incidentes, como los croatas lanzando bengalas y petardos al campo durante el partido contra la República Checa.

El portugués ha exhibido su versión más altruista durante estos siete partidos con Portugal, venerado en su equipo pese a que su actuación durante los primeros encuentros no fue tan deslumbrante como acostumbra. Volvió a ser él con los dos goles ante Hungría, precioso ese taconazo, y fue clave su cabezazo contra Gales y ahí alcanzó los nueve tantos de Platini en la Eurocopa. Sin embargo, se retiró llorando y en camilla durante la final después de un golpe en la rodilla izquierda.

De forma prematura, España se fue de la Eurocopa eliminada en los octavos por Italia. Gustó mucho en los dos primeros partidos, pero se enredó contra Croacia y quedó condenada a unos cruces durísimos, aunque ni siquiera pasó la primera de las finales. Fue el fin de la era Del Bosque, entrenador que llevó a España a la cima mundial. En su adiós, marejada por la tensión con Íker Casillas, suplente durante el torneo.

El jugador del Atlético de Madrid ha terminado como el máximo realizador, disparado después de los dos tantos ante Alemania en las semifinales. Ha sido el mejor de su selección y se ha encargado de alimentar el sueño de todo el país, enterrando el fantasma de Karim Benzema. Empezó con una actuación gris y le llegaron las críticas resultadistas, pero fue entrando en calor. Además, cerró su renovación con el Atlético hasta 2021, la mejor noticia para la afición rojiblanca y para Diego Simeone. Tiene ya mimbres de estrella.

En un partido tremendamente táctico, Alemania e Italia se jugaron el pase a las semifinales en la tanda de penaltis. Fue la peor de la historia del torneo, con siete lanzamientos fallados de 18 intentos. Zaza, que había entrado justo segundos antes de que acabara el partido para ser uno de los que chutara, envió el balón a las nubes después de una carrera ridícula antes de ejecutar, dando pasos a lo «Chiquito». Y su compatriota Pellè quiso vacilar a Neuer diciéndole que iba a tirar a lo Panenka, que se la iba a jugar. Le engañó, pero igualmente su tiro se perdió por la derecha del portero germano. Un esperpento.

En su primera participación en una Eurocopa, País de Gales se presentó al planeta fútbol con un resultado magnífico. Fueron los británicos que más lejos llegaron, pues su viaje les llevó hasta las semifinales, y lo hicieron de la mano de Gareth Bale, sin duda uno de los mejores durante este mes de pelota. El madridista terminó con tres tantos y con la sensación de haber crecido una barbaridad, básico en el esquema de Coleman. Fue memorable el triunfo ante Bélgica en cuartos.