Liechtenstein-España

Lopetegui, una regeneración en silencio

Un año después de asumir el cargo, el seleccionador ha devuelto la alegría y se ha ganado la confianza de todos. Es metódico, intervencionista y atento

Julen Lopetegui, en el entrenamiento de este lunes. EFE / Vídeo: La Selección pisa el RheinPark Stadion

Enrique Yunta

La frase sale de dentro de la caseta, y no parece una respuesta generosa para cumplir. «Sabe lo que hace, es muy bueno». De quien se habla es de Julen Lopetegui, seleccionador nacional de fútbol desde hace un año y encargado de agitar el árbol de España para darle brillo a esa estrella, difuminada por los chascos de Brasil 2014 y Francia 2016 , doloroso el trompazo desde las alturas. En este periodo, del que Lopetegui habla de regeneración y no de revolución, España puede presumir de acercarse de nuevo a una idea futbolística concreta y de haber caminado en una misma dirección, ajenos los futbolistas al polvorín de los despachos y a los líos que salpican a la Real Federación Española de Fútbol .

Buena parte de este mérito lleva el sello del entrenador, un hombre serio, directo, con las cosas claras. A Lopetegui no le gusta demasiado improvisar y cuentan de él que es muy testarudo y trabajador. «Es verdad que soy muy curioso. Soy muy intenso. Siempre me ha gustado mucho saber por qué se hacen las cosas, tengo la inquietud de aprender», se defiende. Efectivamente, es capaz de pasarse horas y horas analizando un aspecto aparentemente irrelevante de un partido, al menos para el público en general, y tiene a su grupo siempre en alerta. Del 3-0 contra Italia , que ya de por sí es motivo de descorchar el champán, a Lopetegui le encantó que saliera una jugada muy premeditaba. De Gea sacaba de puerta, los laterales se abrían exageradamente para generar espacios y Asensio aprovechaba la potencia del golpeo del portero para quedarse prácticamente solo. Un simple pase, ocasión manifiesta de gol. Premio para Lopetegui y sus hombres, que son de los que trazan flechas en la pizarra y le dan vueltas a la estrategia.

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Mediáticamente no es una estrella, pero tampoco quiere serlo . En su primera aventura como seleccionador, quiso que salieran sus ayudantes para que los medios de comunicación supieran quién es quién. Pablo Sanz es su segundo, Óscar Caro es el preparador físico, José Manuel Ochotorena sigue encargándose de los porteros y Antolín Gonzalo , que ya era analista en la era de Vicente del Bosque, también está ahora aconsejando en el césped. «No manda, pero se hace lo que él quiere», bromeaba entonces Pablo Sanz. «Tomo decisiones», replica Lopetegui. «Pero en base a escuchar y a contemplar otras opiniones. Sin gritos, eso sí».

Hay varios aspectos que invitan a pensar en que España ha dado con la tecla, siendo fundamental un concepto para que todo el ecosistema funcione. El equipo juega bien y, sobre todo, sabe lo que quiere , que aunque suene a tópico tiene un valor incalculable. Aunque hay muchas variantes, Lopetegui traza un plan a partir de la pelota y le salió estupendamente el pasado sábado ante Italia. Cuando aterrizó de nuevo en Las Rozas (había estado en las categorías inferiores, conocía la casa), se le encomendó la misión de desencallar al equipo después de la decepción de la Eurocopa, devolverle a España la identidad y el cartel que tan buenamente se había ganado. Él mismo apunta que el camino es larguísimo, pero en once partidos (no conoce la derrota) hay muchos aspectos positivos que animan al personal.

Idea reconocible

Ha ido introduciendo nombres en este año de pruebas, manteniendo de todos modos la estructura básica con jugadores a los que aún le quedan cosas que aportar. Y, visto lo visto, España parece que tiene ya un once reconocible, asumiendo que la temporada tiene picos y que no siempre se podrá contar con todos. Sin embargo, la eclosión de Asensio y el despuntar imparable de Isco perfilan a un equipo que insiste en el toque infinito. Así se ganó todo e incluso ha recuperado la figura del falso delantero ahora que Diego Costa , su referencia atacante en todas las citas anteriores, está en Lagarto olvidándose del fútbol. Ese tema, el de Costa, le genera cierta inquietud.

Lopetegui, impulsado también por la inercia ganadora, cuenta con el apoyo de un vestuario que está más unido de lo que se podría imaginar. Muchos han entendido que Rusia será la última oportunidad para regresar al paraíso y el entrenador ha fomentado la convivencia con los pesos pesados, siendo muy fluida la relación. Además, hay gestos que gustan a los futbolistas y Lopetegui, que estuvo 17 años en la élite, portero de equipos modestos como Logroñes, Las Palmas o Rayo , pero también de gigantes como el Madrid o el Barcelona, sabe lo que tiene que hacer para que todos estén contentos. Tan pronto se sienta con Íker Casillas en Oporto para explicarle que De Gea es su portero , dejando claras las cosas para que no se eternice el debate de la portería que tantas portadas generó, como visita a David Villa en Nueva York demostrando que sigue de cerca a todos. Al asturiano, además, le premió con unos minutos inolvidables el pasado sábado en el Bernabéu, asegurando que no lo hizo por quedar bien, pero estableciendo una química especial con una afición que se vuelve a subir al carro de España.

Ese, el tema sentimental, también preocupaba especialmente al seleccionador, pues era evidente el desapego porque en el país siempre hay abrazos y cachetes cuando el resultado es favorable, pero el derrotismo se expande cuando llueve. Más allá de los episodios de turno con Gerard Piqué , que si pitos por aquí, pitos por allá, al equipo se le han ido sumando adeptos y cuesta recordar una noche tan especial como la de Chamartín. Sonó «Paquito el chololatero» a toda máquina, aunque lo realmente importante fue que España, por una noche, tuvo su Wembley o su Saint Denis .

Muy intervencionista durante los partidos (mueve piezas, modifica el esquema como ante Liechtenstein la primera vuelta o en la visita a Albania, cambia de posiciones), ha alterado ciertas dinámicas en el día a día y los entrenamientos son también diferentes. «Desde el primer momento nos ha transmitido la forma de jugar que quiere para el equipo, las ganas de ganar. Es un grandísimo entrenador, no lo digo porque esté delante, y creo que le ha dado un aire a esta selección», dijo ayer De Gea. Lopetegui, en silencio, escuchaba con media sonrisa.

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