España

Hierro, apagafuegos para la selección

La Federación y el vestuario coinciden en la llegada del exjugador como director deportivo, que pide un contrato que vaya más allá del Mundial

Fernando Hierro, en su etapa de entrenador del Oviedo ELOY ALONSO

ENRIQUE YUNTA

Para hacer frente a la tormenta sin fin que castiga a la Real Federación Española de Fútbol, inmersa en un día a día de polémicas y controversias, desde los despachos de Las Rozas trabajan con esmero para encontrar una figura dispuesta a capear el temporal y con buena mano, conocedora del mundillo y dispuesta a funcionar como correa de distribución entre la gente de traje y corbata y los deportistas y el cuerpo técnico. Con el despido hace unas semanas de María José Claramunt , que actuaba como directora de la selección española, la FEF ha sondeado el mercado y el vencedor del casting ha sido Fernando Hierro (23 de marzo de 1968), que ya fue director deportivo en su día de la casa y que ocuparía ese mismo cargo siempre que acepte la propuesta. El andaluz, al que le seduce la idea, se lo está pensando, pero quiere que se cumplan una serie de requisitos en el contrato y en su duración.

Hierro estuvo cuatro años en la dirección deportiva de la Federación, de 2007 a 2011, y disfrutó de la época dorada de la selección con la Eurocopa de 2008 y el Mundial de Sudáfrica de 2010. Era una persona muy respetada por parte del vestuario y su gestión fue muy valorada, fundamental también para que la transición del mandato de Luis Aragonés a la era de Vicente del Bosque fuera lo más llevadera posible. Con todo, se acentuaron las desavenencias con la secretaría general de Jorge Pérez y al final salió de la Federación, la misma que ahora le camela ofreciéndole idéntico trabajo y con un sueldo que ronda los 400.000 euros .

La oferta está sobre la mesa y Hierro se lo piensa midiendo todos los pasos. Lo que no quiere el exfutbolista, que vistió 89 veces la camiseta de la selección, es acudir únicamente para hacer de bombero y solventar los numerosos problemas que ahora mismo azotan a la RFEF. Lo que quiere Hierro , asumiendo que tendrá que apagar muchos de esos fuegos, es un contrato que al menos vaya del Mundial de 2018 al Mundial de 2022, pues ahora mismo la propuesta que le ha llegado tendría la fecha de caducidad fijada para después de la cita de Rusia del próximo verano.

La situación en la Federación Española es ciertamente complicada, nada que ver con los resultados deportivos del equipo. Hay una fractura evidente entre el vestuario y la directiva, salpicado también por esa tensión el cuerpo técnico, y una vez ha salido Claramunt por la puerta de atrás se necesita a alguien que escuche a las dos partes. A los directivos les gusta Hierro y los futbolistas están también animados ya que exigieron a la presidencia un interlocutor con galones y que supiera cómo funciona el negocio. Aunque se han mencionado otros nombres, Hierro, que se lleva de maravilla con los chicos del Barça, genera unanimidad, en algo están de acuerdo.

Plenos poderes

Entre sus múltiples tareas, Hierro debería reordenar la parcela deportiva y mirar también más allá de la selección absoluta, pendiente de las categorías inferiores y de allanar el camino a los jugadores que aspiran a dar el salto. Dicho está, es básico que actué como bisagra entre la zona noble y la caseta, tan deteriorada ahora mismo la relación con los pesos pesados que no permiten la entrada a Juan Luis Larrea, presidente desde que Ángel María Villar fuera detenido y posteriormente suspendido, en el vestuario. Hierro también debería tener un trato diario con Julen Lopetegui y con sus ayudantes para planificar todo lo que son viajes, concentraciones, amistosos, sedes... Y en su cargo también va implícito el mantener y alimentar la comunicación con los medios, tanto por un lado como por el otro.

Después de irse de la Federación, Hierro estuvo en el Málaga y trabajó en el cuadro técnico del Real Madrid de Carlo Ancelotti (2014-15). Quiso, sin embargo, empezar su carrera como entrenador y aceptó la oferta del Oviedo, en Segunda. Actualmente estaba desocupado, pero siguiendo muy de cerca cualquier opción que le sedujera. Falta, pues, que se resuelva la negociación y que ambas partes lleguen a un acuerdo satisfactorio, aunque hay consenso e incluso su fichaje está por encima de cualquier moción de censura o contratiempo que pueda afectar a la Federación como la llegada de otro presidente.

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