Julen Lopetegui y Piqué, durante un entrenamiento en El Molinón
Julen Lopetegui y Piqué, durante un entrenamiento en El Molinón - EFE

España-IsraelEspaña, alerta en El Molinón

La selección recela de Israel, que está a un solo punto, en un compromiso incómodo y marcado por las fuertes medidas de seguridad que lo rodean

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Sin que se haya reparado demasiado en el tema, España juega hoy partido en El Molinón, y la cita tiene su miga ya que se da por segura la victoria sin analizar todo lo que envuelve al choque, que es de los que vale para acercarse al Mundial de Rusia del próximo verano. El rival es Israel, que es verdad que nunca ha sido gran cosa a nivel de selecciones, pero que es tercera del grupo con solo un punto menos que el combinado de Julen Lopetegui, un equipo apañado que se lo puso en chino a Italia y que podría incomodar más de lo que puede parecer si se tiene en cuenta el listado de nombres de una plantilla y otra.

Se juega en Gijón, ciudad declarada en su día antisemita que anticipa ruido en la grada y en los aledaños y con las medidas de seguridad disparadas, al nivel de un clásico Madrid-Barça. Y el personal está pendiente del cielo, pues anda revuelto ahora que se despide el invierno regresando al tiempo que tuvo que hacer semanas atrás. Nieve para llegar al Principado y frío y lluvia una vez se pisa la tierra, prevista una tregua para la hora del encuentro (20.45 horas, La1 y ABC.es). España, por varios motivos, está en alerta y el titular lo da Lopetegui: «Nos jugamos el Mundial». Será verdad.

La fecha no es la más cómoda, pues la competición de clubes está ahora al rojo vivo y estos días se ha hablado poquísimo, por no decir nada, del pulso ante Israel, al menos en los medios de comunicación. Que si la Champions y su sorteo de cuartos, que si la carrera por la Liga, que si el futuro de un banquillo o la continuidad en el otro, que si las chinitas de Piqué y Ramos o cualquier intrahistoria para atraer el pinchazo y generar un poco más de interés en el día a día de la selección, plácidamente instalada en Las Rozas antes de ponerse el mono de trabajo. De toda la vida, las fases de clasificación han despertado un entusiasmo relativo y España vive un presente extraño, a cuestas con los dos últimos chascos (Mundial de Brasil y Eurocopa de Francia) y tratando de enganchar al irascible personal. Cada ciudadano tiene a un seleccionador dentro y en cualquier barra de bar afloran miles de Lopeteguis, al que no se le puede negar su implicación en la regeneración de la nueva España.

La base de Lopetegui

Lleva seis partidos, con cuatro victorias y dos empates, resueltos los compromisos con momentos interesantes de fútbol y demostrando que es un entrenador intervencionista. Lopetegui heredó un equipo golpeado en su orgullo, pero con gran parte de la base de aquel grupo maravilloso que se bañó en oro durante tantos años, quizá un poco más lento y castigado, pero igualmente estupendo. Conocedor de la casa, en sus listas han aparecido nombres con un porvenir ilusionante, y no es de extrañar que en esta convocatoria de 25 haya un puñado de chavales que le escucharon en la sub 21. Hay cantera, eso seguro, pero siempre se vivirá de la comparación con lo que fue aquella España, como si el éxito sea una obligación por la abundancia del ayer.

Israel, que estuvo en el Mundial de 1970 y ya, es un equipo sin nombres de etiqueta, pero la selección tiene informes que advierten del peligro del enemigo. Elisha Levy, el preparador, asume el favoritismo de España, pero Lopetegui recela, y parece que lo dice de verdad, de lo que tiene hoy enfrente. Para poner cara a sus estrellas, Eran Zahavi es el delantero y suena Tomer Hemed, que estuvo en el Mallorca o en el Almería, o Ben Sahar, ex del Español.

Y sucede todo en Gijón, en donde sorprende el dispositivo que se ha montado para la ocasión. De visita está Israel, así que el despliegue es descomunal, con numerosas fuerzas de seguridad del Estado, Policía Local, y también servicios de inteligencia del Mossad y de sus propios agentes, que velan por la integridad física de los jugadores de Israel y del resto de la expedición, alojada a diez kilómetros de la ciudad y con el recinto completamente acordonado.

España nunca perdió ante Israel (tres victorias, un empate) y tampoco lo hizo jamás en El Molinón, en donde se intuye alguna que otra reivindicación ya que en Gijón existen varios grupos que condenan la actuación del gobierno israelí en el conflicto que mantiene el país hebreo con Palestina. Manchado el duelo por esa reivindicación política, Lopetegui solo habla de fútbol, entregado a su once más reconocible para desactivar la alarma. Cualquier resultado que no sea un triunfo compromete la presencia en el Mundial de Rusia de 2018, así que España está en alerta.

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