Tévez y Mascherano pugnan con Schweinsteiger en un partido con Argentina
Tévez y Mascherano pugnan con Schweinsteiger en un partido con Argentina - EFE
final de la liga de campeones

Mascherano y Tévez, enemigos íntimos

Mantienen una gran amistad desde que coincidieron en las categorias inferiores de la selección argentina

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Hay pocos clubes más antagónicos que Boca Juniors y River Plate. Una rivalidad centenaria y aficiones enfrentadas hasta la saciedad. Javier Mascherano nació "gallina" y es todo un emblema de River, donde es un ídolo desde la lejanía. Tévez, en cambio, es un "bostero" por antonomasia. Desde el día que abandonó La Bombonera, quiere regresar. Le adoran y nadie duda que se retirará como "xeneize". "Carlitos siempre me dice que vaya a jugar a Boca", repite Arturo Vidal, su compañero chileno de la Juventus. A Mascherano y Tévez les separa una distancia sideral en el terreno de juego, pero su amistad no entiende de colores. En Berlín vuelven a verse las caras.

El "Apache" y el "Jefecito" se conocieron jugando con la sub'17 argentina, aunque no empezaría a cultivar su amistad hasta unos años más tarde, durante el Sudamericano sub'20 de Uruguay.

Su relación se consolidó en Atenas, donde lideraron la consecución de la Medalla de Oro en los Juegos de 2004. A partir de entonces fueron inseparables y sus carreras tomaron un camino paralelo.

Mascherano y Tévez llamaron la atención de muchos equipos. Estaban en su adolescencia futbolística , pero ya lideraban a River y Boca. El Corinthians, en mano de un millonario iraní, logró hacerse con sus servicios y los dos amigos cogieron un avión rumbo a Brasil para compartir vestuario, como ya hacían en la selección absoluta argentina. Después del Mundial de Alemania, cruzaron por fin el charco. El West Ham fue su destino y también el último club en el que militarían juntos. En el mercado de invierno, Mascherano se marchó a Liverpool en busca de minutos mientras Tévez se convertía en un ídolo en Upton Park.

Pero su amistad perduró y en la finalísima de Berlín se verán las caras en uno de los partidos más importantes de sus vidas. La admiración entre ambos es absoluta. "La carrera de Carlos está ahí para verla. Es formidable. Uno de los mejores jugadores que he visto competir en un campo de juego", decía Mascherano hace poco. Sus elogios no acabaron ahí: "Tiene un carácter ganador terrible, ha dejado huella en todos los equipos que ha jugado. Ha marcado una época y si lo tienes enfrente tienes que tener mucho cuidado".

La amistad quedará aparcada durante la final, pero a buen seguro que se intercambiarán las camisetas y se darán un abrazo cuando acabe. Dará igual el resultado, hay cosas que el fútbol no puede romper. Y si ya no ha podido con la relación entre Javier Mascherano y Carlos Tévez, nunca podrá. La gloria les espera en Berlín.

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