Alumnos de «Evergrande» junto a Qiam Liu, responsable del proyecto en España
Alumnos de «Evergrande» junto a Qiam Liu, responsable del proyecto en España - Ángel navarrete
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Oliver y Benji «made in China»

El gigante asiático forma en España a sus 25 mejores promesas para intentar ser una potencia en el Mundial de 2026

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A mediados de los ochenta, el manga «Capitán Tsubasa» daba el salto a la televisión metamorfoseado en una serie de dibujos protagonizada por un grupo de colegiales que soñaba con llegar a ser estrellas del fútbol y jugar un Mundial con su país. Aquella aventura en la pequeña pantalla comenzó como otro producto más de entretenimiento de la cadena «TV Tokyo», pero tras tres años de emisión (1983-86) la vida de millones de niños japoneses ya nunca sería igual. «Campeones» (como así fue conocida en España) revolucionó el país nipón. El fútbol, por entonces un deporte minoritario y anodino, se convirtió en el anhelo de toda una generación de jóvenes japoneses. El fenómeno de «Oliver y Benji» llegó a tal extremo que, gracias al trampolín de esta serie de ficción, en 1992 se hizo real la «J-League»: la primera Liga de fútbol profesional de la historia de Japón. Solo seis años más tarde, en 1998, su selección nacional disputaba su primer Mundial y desde entonces es un clásico en las Copas del Mundo. Treinta años después, China, el vecino nipón, le ha puesto nombre y apellidos al «Oliver y Benji» del gigante asiático y lo ha llevado a la vida real: «Evergrande Football School».

El fútbol que ya es una asignatura obligatoria en los colegios públicos chinos

Esta escuela nació en 2012 en Qingyuan por expreso deseo del actual presidente de la República Federal China Xi Jinping, fanático del fútbol y ávido de ver a su país en la elite del deporte rey. En solo 24 meses ya es la más grande del planeta. «Evergrande Football School» cuenta con un presupuesto de 110 millones de euros y ofrece una formación exhaustiva a 2.700 alumnos de entre 11 y 13 años que sueñan con hacer de su país una potencia mundial futbolística. Para ello, este proyecto ha dado en 2014 un paso más y de la mano de Soxna, una empresa española que asesora a los distintos gobiernos que quieren crecer en la industria del fútbol, ha puesto en marcha en Madrid el «Evergrande Football School-Spain Campus».

«Desde este curso, cada temporada, nuestros 25 mejores talentos vendrán a España durante un periodo de tres años con la idea de mejorar su modo de jugar y competir, a la vez que siguen recibiendo la misma educación que les sería impartida en China. Este proyecto también tiene un componente social, educativo y cultural de gran importancia», detalla a ABC Qiam Liu, responsable de «Evergrande Football School» en nuestro país. «Los métodos de trabajo que les vamos a inculcar son los que trabaja España desde hace muchos años. La idea es que apliquen a su juego ese buen gusto por el trato del balón. En China han consolidado aspectos técnicos y ahora en España queremos que den ese salto de calidad fundamental para que triunfen: conocer las interioridades del fútbol, tomar las decisiones correctas en los momentos clave e inculcarles el gen competitivo del que carecen en el fútbol oriental», añade Miguel Ángel Hernández, director general y deportivo de Soxna. En la misma línea se manifiesta el presidente de dicha compañía, Luis Alsina: «Los niños chinos ya tienen aptitudes innatas como el esfuerzo, el sacrificio y la disciplina y queremos que estos sean catalizadores hacia otros conceptos necesarios en el fútbol como la táctica, la intensidad y la competitividad».

Puesto 88 de la FIFA

A pesar de ser el país más poblado del mundo, con un 1.357 millones de habitantes, el fútbol chino está en las antípodas del éxito. Ocupa el puesto 88 del ranking FIFA y solo ha disputado un Mundial en toda la historia, el de 2002 en Corea y Japón, donde cayó eliminada en la primera fase tras perder los tres partidos e irse con un triste parcial en contra de 9-0. Para una potencia deportiva como China, coleccionista de medallas a mansalva cada cuatro años en los Juegos Olímpicos, ser un don nadie en el deporte más popular del planeta es un borrón cuyo Gobierno no está dispuesto a prolongar más en el tiempo. Por eso, su Consejo de Estado acaba de hacer pública una resolución pionera en este país: el Plan Nacional de Implantación del Fútbol Base debe ser el motor del desarrollo industrial y social de China. De hecho, el «Soccer Master Plan» impone implantar el fútbol como asignatura obligatoria en todos los colegios públicos del país.

«China es un territorio con capacidades económicas e infraestructuras de sobra para hacer lo que quieran, como el resto de las mal llamadas economías emergentes, pero “no saben jugar al fútbol”. No han hecho de este juego su deporte nacional y ahora demandan eso. Les falta la planificación adecuada y nosotros lo que queremos es inculcarles que el talento no es una nube que descargue solo en Brasil, Alemania o España. También existe en China, pero hay que enseñarles cómo convertir ese talento en resultados. Por eso dar el salto a nuestro país y conocer de primera mano cómo se compite en Europa es clave», explica Luis Alsina. «Por la edad que tienen ahora, el objetivo es que estos chavales sean la columna vertebral del fútbol chino, clasifiquen al país para el Mundial de 2026 y podamos hacer un gran papel. Y luego, darle continuidad a estas metas», sentencia Qiam Liu. Ya lo ven, la fábrica de talentos china «Oliver y Benji» ya ha empezado a sembrar.

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