Cádiz CF

Peor, pero mejor

La suplencia en un delantero contrastado, molesta, mientras que en un joven, motiva

Alfonso Carbonell
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Wilson Cuero, en sus inicios en la cantera del Granada, club que lo tiene en propiedad.
Wilson Cuero, en sus inicios en la cantera del Granada, club que lo tiene en propiedad.

A simple vista, a bote pronto, la plantilla que Jorge Cordero tiene medio confeccionada parece de peor nivel que la que se quedó a las puertas del ascenso la pasada campaña. Sí, lo es. Incluso también parece que es más humilde y menos costosa. Cuestión de sensaciones.

Para colmo, el fichaje bomba ha despertado más fobias que filias. Pero dejando a un lado el cabreo del personal con el asunto de Güiza, la plantilla para la nueva temporada parece ir más al grano. Me explico.

Lo dicen los entendidos. Lo importante en un equipo es la columna vertebral, que esté bien atado. Y quienes mejor lo suelen sujetar suelen ser tíos con el culo ‘pelao’ que diría el Sabio de Hortaleza.

Esos que vean un San Mamés a rebosar, o un Carranza incluso, y no miren al compañero más próximo para preguntarle con la mirada si se ha ido de bareta o ha sido él. Además, esos hombres deben estar en la parte central del organigrama. Concretamente en la portería, en el centro de la defensa, en el centro del campo y en la delantera. Y a falta de un central rápido y experimentado, Cifuentes, Abel y Güiza responden a la perfección a ese perfil.

Luego está el tema de la delantera. Es verdad que se han ido cerca de 50 goles con las marchas de Villar, Airam y Jona, pero también es cierto que la coincidencia en el vestuario del canario y del internacional hondureño no terminó de dejar al equipo expresarse en el campo de la forma deseada por culpa de tener que meter a los dos con calzador hasta en el momento cumbre de la temporada, la maldita vuelta ante el Oviedo en Carranza.

Es un acierto dejar el protagonismo a Güiza y tener en la reserva a dos jóvenes (Cuero y Plá) que muerdan cada vez que le llegue la oportunidad. Ya pasó con Toedtli y Rubiato y aquello resultó genial. Sobre el argentino, como ahora el jerezano, recayó al responsabilidad ineludible de convertirse en el matador del Cádiz CF, mientras que Rubiato, que fue un magnífico suplente, jugaba con la tranquilidad que da la juventud y la paciencia de una grada que llegó incluso en confiar de la misma forma en ambos jugadores para partidos de la campaña regular, que no para el ‘play off’, como es obvio. Y es que la suplencia en un ‘crack’ como este año podría ser Airam, molesta. Mientras que en un joven, motiva.

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