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Sevilla Atlético 1-1 Cádiz CF: Despertar tardío

El equipo amarillo intenta sacar el partido con lo mínimo y su reacción final solo le sirve para arañar un punto en el Viejo Nervión

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A las 11.30 se citaban Sevilla Atlético y Cádiz CF en la ciudad deportiva hispalense. Temprano, especialmente para un Cádiz perezoso, que despertaba muy tarde. El conjunto de Claudio solo enseñaba su superioridad rebasado el minuto 70, al recibir el tanto del empate hispalense y comprender que volaban dos puntos.

El cuadro gaditano firmaba una actuación ramplona, a la altura del último mes y medio. Se aferraba únicamente al oficio para superar a un filial talentoso, equilibrado y completo. Casi lo conseguía, como en Melilla y Linares, gracias al golde Kike Márquez en estrategia.

Muy poco, un solo gol. Y se encargaba de decírselo Ivi neutralizando esa ventaja. Entonces, el Cádiz CF daba el reclamado paso adelante. Abel cogía el timón, Álvaro y Hugo desbordaban por bandas, Güiza y Machado hacían daño por el centro… Lo que ha de hacer.

Pero demasiado tarde. El punto es positivo, pero botín escaso.

Claudio presentaba dos variantes en Sevilla. Quintana y Servando aparecían en el once en detrimento de Mantecón y Josete, espectadores en banquillo y grada de la Ciudad Deportiva. El míster deseaba optimizar la elaboración de juego, punto flaco de un Cádiz CF al que le cuesta horrores llevar la pelota limpia a la vanguardia.

Y ni con esas. Machado apoyaba en medio campo, buscando un trivote de control en la zona ancha, pero el esférico pronto sería propiedad de los cachorros sevillistas. El excadista Diego rondaba el primer gol en dos acciones de estrategia, mientras que los amarillos, esta vez de morado, ponían en apuros a la zaga blanca con centros desde ambas bandas pero sin remate.

El tiempo corría sin noticias de la esperada reacción del Cádiz CF. A los futbolistas se les nota atenazados, sin confianza alguna; se limitan a cumplir. Y eso desembocaba en un tedio absoluto, solo con los niños del Sevilla intentando hacer algo diferente, con escasísimo éxito.

La media hora se superaba sin noticias. El Cádiz CF necesitaba espabilar. Y lo conseguía gracias al balón parado, determinante en esta categoría y al que se le está sacando el mínimo partido. El equipo gaditano sacaba en corto, Hugo centraba y entrando con fuerza cabeceaba Kike Márquez para desequilibrar la contienda.

No merecía por ocasiones pero en la estrategia no se puede hablar de suerte. La pizarra marcaba el camino. El tanto daba alas a los amarillos, que disponían del segundo en un magnífico pase de Machado que remataba muy forzado Dani Güiza.

En el mejor momento de los visitantes el colegiado lo truncaba señalando el camino a vestuarios. Con muy poco, al estilo Linares, el Cádiz CF extraía petróleo en el Viejo Nervión.

El panorama tras el descanso se asemejaba más a los primeros minutos del choque. El cuadro amarillo arrancaba con decisión y perdía fuelle a medida que le arrebataban el esférico. La fortuna desviaba el cabezazo de Curro en una oportunidad clarísima, a un metro de la línea de gol.

Con el paso del tiempo el Cádiz CF quería desperezarse, estirarse, y para ello se desgañitaba Claudio, que quería sacar el cuero de la zona caliente. Incapaz. Los gaditanos daban pasitos ‘patrás’, y el local Ivi no perdonaba en la primera que tenía. Disparo cruzado que superaba a Cifuentes con facilidad.

Las tablas obligaban al cuadro amarillo a exponer algo. Por vez primera en toda la mañana. Álvaro y Garrido ocupaban los huecos de Kike y Quintana, y Abel tomaba las riendas. Por fin, el Cádiz CF demostraba ser mejor que el adversario, 70 minutos después. Los de Claudio arrinconaban a los sevillistas, y Güiza estrellaba su disparo en el poste tras un buen centro de Hugo. Emergía entonces la figura de Diego para evitar el gol en contra y rondar el tanto a favor en un saque de esquina.

En un error en la salida de balón el jerezano dejaba solo a Álvaro, que en su disparo se topaba con el muro de Bernardo. Los morados ansiaban el gol, que merecían pese a haber despertado muy tarde. El dominio era absoluto.

Lolo Plá aparecía en los últimos compases. Sin embargo, no sería suficiente, por mucho que lo reclamara la grada. Las tablas dejan una sensación agridulce. Otra semana más, y otra semana menos.

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