Cádiz CF

¿Le viene bien al Cádiz CF jugar con un hombre más?

El once amarillo, según Cervera, sufre «cuando tiene que tener el balón»

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Momento en el que Íñigo Pérez caza por detrás las piernas de Abdullah.
Momento en el que Íñigo Pérez caza por detrás las piernas de Abdullah.

¿Qué se puede hacer si no se puede? Esa es la pregunta que se hace un Álvaro Cervera cuando las circunstancias de un partido le obligan cambiar el chip de inicio y comenzar a hacer otra tipo de cosa. En el manual de cualquier entrenador de fútbol suele aparecer un axioma. ‘Si el equipo contrario se queda con uno menos, los que tienen que correr más son, precisamente, los que están jugando con un futbolista menos con el único objetivo de cansarlos hasta que el partido muera’. Esto parece evidente y claro, pero de ahí a llevarlo a la práctica al Cádiz CF de Cervera se le hace un mundo.

El pasado domingo se pudo observar. El partido comenzaba a abrirse a favor de los gaditanos gracias a un golazo de Jesús Imaz.

Pasaron los minutos y el encuentro se le puso con mejor panorama a los de amarillo, que veían como a partir del minuto 60 el Numancia se quedaba con un jugador menos por motivo de la expulsión clave de su jugador Íñigo Pérez por un pisotón por detrás a Abdullah cuando el francés comandaba con el balón un contragolpe que podía ser letal. La roja era de libro y los cadistas se frotaban las manos viendo el nuevo escenario. Ganando fuera de cada y con un jugador menos. Se equivocaron.

Cierto es que el Cádiz CF gozó de un par de ocasiones antes que los leoneses comenzaron a asediar el arco de Cifuentes. Ortuño falló, Álvaro García no acertó en un pase de Imaz, Salvi también y los contragolpes amarillos comenzaban a perder protagonismo dentro de un correcalles que en nada beneficiaba a un Cádiz CF que no se hacía con el balón.

Ante esta situación, Cervera tuvo que echar mano del banquillo y optó por lo que suele decir el manual de un entrenador que ve como su equipo no tiene la pelota ni incluso jugando con un contrario en inferioridad numérica. Quitó a Jesús Imaz y Abdullah y dio entrada a Eddy Silvestre y Ager Aketxe, en la teoría, dos jugadores que hacen del control y la posesión de la pelota su seña de identidad en el juego. Por supuesto que no es cuestión de cargar las tintas con dos jugadores que apenas la olieron en su misión porque el Numancia seguía llegando a área amarilla sin importar el cambio de cromos del conjunto amarillo.

Desesperado ya, Cervera quitaba a su delantero centro (Ortuño) y metía más temple con el ingreso de un jugador de clase y que a la postre sería fundamental para matar un encuentro que nunca tuvo que tener tanta vida como la que llegó a tener con el permiso de un Cádiz CF que no paraba de achicar balones gracias al gran papel de su defensa, especialmente los centrales Sankaré y Aridane.

El encuentro se calmó un poco, más por el momento de sosiego de un rival en inferioridad numérica que preparaba el cuerpo para los últimos minutos que por el supuesto control del balón que el Cádiz CF nunca llegó a tener. Consciente de que, pese a sacar a ese tipo de jugadores que deben eternizar la posesión del balón, los suyos no saben jugar a controlar el partido con el balón, Cervera dejó abierta las bandas de Salvi y Álvaro García para matar el partido de la misma forma que lo haría jugando en igualdad condiciones. Y fue precisamente tras un robo de balón en la medular y gracias a un excepcional pase en largo de Rubén Cruz a Álvaro García como llegó el gol de la sentencia de Aketxe, que remató a placer el pase de la muerte del utrerano. El tercero fue casi que un calco pero cambiando el rematador, en este caso Salvi.

Se ganaban los tres puntos, sí. Pero la preocupación de Cervera era evidente en la rueda de prensa posterior al encuentro. «Cuando intentamos jugar a otra cosa que no es lo nuestro, es cuando peor jugamos. No hemos reaccionado bien tras la expulsión del rival porque eso es otra cosa de lo que nosotros venimos jugando. Parar la pelota, tranquilizarla… Cuando intentamos hacer cosas que no solemos hacer nos creamos más problemas que otra cosa. Al final, es verdad que hemos intentado dar más rapidez por fuera y lo hemos acabado consiguiendo. Pero muy al final», reconocía un entrenador que insistió en su análisis del encuentro en hacer hincapié en que su equipo sufre cuando menos debería hacerlo debido a que los factores del encuentro se ponen incluso a su favor como pasó en Elche y como volvió a pasar en Soria. En ambos encuentros es verdad que se ganó, y marcando tres goles en los dos ellos incluso, pero en ambos se sufrió una barbaridad jugando en superioridad numérica y con el marcador a favor.

Las palabras de Cervera, siempre tan reflexivo, certero y equilibrado, resumen en su totalidad el pensamiento de un entrenador que sabe que su equipo ha madurado una brutalidad pero que sigue teniendo puntos débiles que debe arreglar. «Nosotros renunciamos a lo que creemos que no somos buenos y cuando tenemos la posesión del balón no somos buenos. Es muy fácil hablar de la posesión diciendo ‘yo quiero tenerla’ y que por decirlo ya la vas a tener. Pero para tenerla hay que tener un juego específico y nosotros no lo tenemos; es más, nos creamos más problemas. Lo digo desde hace mucho tiempo. Seguramente será culpa mía porque no sé organizar a los jugadores para jugar de esa manera sino para otra cosa. Cuando la tenemos nos creamos mas problemas. Cuando jugamos ante diez nos complicamos más la vida que ante once».

Así es el diagnóstico de un técnico que insluso llegó a afirmar, tras la victoria (1-0) ante el Almería en inferioridad numérica por expulsión de Snakaré que su equipo jugó mejor con diez que contra once encerrados. Curioso.

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