Cádiz CF

La tranqulidad, el hábitat de Álvaro Cervera

Está mostrando un perfil sosegado en plena crisis de resultados que empuja al equipo hacia la desesperación

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Cervera volverá a ser el capitán de la nave cadista que mañana regresa al trabajo.
Cervera volverá a ser el capitán de la nave cadista que mañana regresa al trabajo.

El nuevo entrenador del Cádiz CF es un tipo tranquilo. Hablan mal de él en Tenerife, mejor en Santander, y lo elogian en Castellón. Es como si en cada ciudad hubiera transmitido un carácter y una personalidad diferente. Pero en Cádiz, de momento, quienes trabajan junto a él y quienes lo han visto en su debut en el banquillo de Carranza lo definen como una persona tranquila. Bastante para lo que hay en juego, según muchos, esos que no entendieron su pachorra en el banquillo el día de su debut en el que un Mérida mediocre pasaba por encima del equipo de todos los asistentes al estadio.

Pero en sus primeros días Cervera ha optado por dar el perfil que muestra su rostro.

Un rostro que algunos bromistas lo identifican con un cura de seminario, con un catequista al que solo le falta el alzacuellos. No es para menos. Desde que ha llegado no se le ha escuchado ningún grito, ninguna declaración tribunera, ningún titular de esos que lleve al aficionado a alzarlo a los altares sin tan siquiera haber ganado un punto.

Su discurso se sienta sobre la tranquilidad, el sosiego, la moderación y la plácida costumbre de hablar de fútbol sin exaltarse. Parece que Álvaro no es de esos técnicos (muy a lo Javi Gracia, Víctor Espárrago) que solo se desatan cuando ya no hay nada que hacer. Pero la pregunta es la siguiente. ¿Es ese perfil de entrenador el que necesita un Cádiz que tiene que espabilar a la voz de ya? Tal vez, no. El tiempo, ese juez que quita y da razones, lo dirá.

Pero claro, esta forma de ser tiene un mayúsculo problema si los resultados son adversos. Tonto sería si no lo supiera. Por ello mismo, Cervera no piensa más que en una victoria mañana en Jumilla para que a su discurso le pueda acompañar la realidad. Solo con victorias se gana crédito.Y mucho más él, que ha venido como hombre milagro a falta de cuatro jornadas para la disputa de unos ‘play off’ que deberían conseguirse cuanto antes para que esa tranquilidad a la que aspira no se convierta en una auténtica locura.

Dentro de su discurso ‘buenista’, Cervera opta por animar a su tropa pese a la decepcionante derrota ante el Mérida en un partido insulso y que dejó peores sensaciones de las que incluso Claudio llegó a dejar. Un debut, a falta de nada para los Momentos de la Verdad, nada idóneo dada las circunstancias. Pese a ello, el exfutbolista de Racing y Valencia, entre otros como el San Fernando, aprieta las tuercas de sus jugadores con cariño, sin dañar, sin hacer sangre, entre otras cosas, porque debe ser sabedor de que buena parte de la culpa de aquel tropiezo anda vinculada directamente a él.

«Hay que mejorar cosas pero hay que quitarles a los jugadores la sensación de que se perdió el domingo pasado». Y añade Cervera. «No hemos hablado nada del partido. Solo lo que hicimos mal». Curioso. Si se es mal pensado, no habrán hablado de otra cosa que del partido. Pero Álvaro lo dice sin dramatismo, con tacto y con la confianza de que sirva para levantar la moral del vestuario.

La prensa, siempre al acecho de lo que huele raro, le cuestiona que ante el Mérida fallaron muchas cosas. Aunque él no las quiera nombrar. Y claro, resulta que para Cervera «el equipo tiene que durar más tiempo junto», dice centrando el acento en el centro del campo, donde el domingo se espera el regreso del incombustible Isaac Nana, un dudoso pelotero que aporta todo lo que puede faltar a expertos veteranos como Abel o David Sánchez. Porque, dentro de su tranquilidad, Cervera sabe que a ese centro del campo hay que potenciarlo con músculo sino quiere que en las segundas partes se venga abajo como el Titanic. Sin Garrido, el que llegó fue Nana. Y por tanto, es el elegido de cara a esta recta final de temporada.

Ha llegado al Cádiz CF en los inicios, ya tan duraderos como cansinos, de una guerra civil. Como es obvio, llega tras una destitución, pero ha tenido que ver de refilón como anda el patio. Pintaditas en los coches de los jugadores, pintaditas en el estadio contra el presidente, tertulias de radio más propias de post-temporadas que de momentos en los que se está jugando la vida el club... En fin, una serie de acontecimientos que para alguien tan tranquilo no debe ser plato de buen gusto. Por eso, desde su parcela, a él y a los suyos no le queda otra que ganar mañana. «Necesitamos ganar porque es nuestra obligación y nos daría cierta tranquilidad. Ahora mismo lo importante es eso y por supuesto la clasificación para la fase de ascenso», comentaba hoy consciente de que lo uno puede que lleve a lo otro.

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