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Cádiz CF-San Roque (1-1): Un punto de reflexión

El barco amarillo se sumerge en plena tormenta que no amaina con el empate final de Álvaro en el descuento

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El Cádiz CF empató en el último minuto ante el San Roque.
El Cádiz CF empató en el último minuto ante el San Roque.

El Cádiz CF ha iniciado su descenso vertiginoso, habitual en muchos arranques de temporada. Una caída libre. Ese momento tan conocido, y tan desesperante, en el que todo empieza a fallar. Los futbolistas ofrecen una imagen desastrosa con errores de inferiores categorías; el entrenador no responde a la exigencia y se ahoga en sus propias decisiones; las lesiones merman al equipo, el césped anda mal, los infortunios acercan al abismo… y la afición desespera.

El navío amarillo se ha sumergido en una tormenta y los líderes son incapaces de dar un golpe de timón. Hará falta mucha personalidad, más que calidad, mucho cerebro más que piernas, para reconducir una situación que en ocasiones precedentes ha conducido inevitablemente al naufragio.

En un desastroso encuentro, con fallos infantiles, con jugadas de ‘vídeos cachondos’ de Youtube que a los protagonistas no hacen gracia ninguna, el Cádiz CF salva un punto perdido desde que en el minuto 3 Chaco desnudara las vergüenzas amarillas.

En una película mezcla de humor y terror, Álvaro dejaba un empate en Carranza como mal menor, pero el pésimo regusto se ha quedado en el paladar del cadismo, asqueado con otro mal trago y que no está dispuesto a revivir estas sensaciones cada domingo. Esto así no puede seguir, no podrá prolongarse en el tiempo.

Y es que nada más empezar… ¡catacrack! Saque de esquina y gol del San Roque. De cabeza, casi sin despegarse del suelo, Chaco pone la testa y el balón vuela en parábola para batir a un sorprendido Cifuentes. Así de fácil, tan simple.

De nuevo la estrategia adversaria hería de muerte al Cádiz CF. Y otra vez la defensa que hace aguas, que naufraga, que concede ocasiones a su enemigo y ni salta en acciones aéreas.

Sin intensidad, desarbolados, los amarillos deambulaban en el campo ofreciendo las peores sensaciones posibles. El San Roque apretaba arriba, con una presión asfixiante de mediocampo hacia adelante, ejecutando el plan de Juanito para vencer en Carranza. A este Cádiz CF, cuando se le ahoga en la salida de balón se le neutraliza casi por completo, porque la medular es incapaz de conectar con los cuatro de arriba y el equipo se fractura en pedazos.

Los leperos, más que valientes, inteligentes. Cercaban la meta de Cifuentes y acuchillaban al Cádiz CF especialmente por la banda de Tomás, con Stephane estelar desbordando por el carril. El miedo, más virtual que real, desesperaba a un Carranza que resoplaba antes de coger aire y empezar a pitar.

Ese cuarto de hora largo exasperaba al personal, a Claudio y a todo Cádiz. Josete evitaba el segundo bajo palos y aplazaba la pesadilla. Último aviso que al menos cambiaba un poco la actitud de los locales, que con el cambio horario llegaban muy tarde a la cita.

La mañana se atragantaba en exceso. Los jugadores despertaban. El equipo daba dos pasos adelante, y por las bandas empezaba a buscarle las cosquillas al San Roque. No obstante, el día se resistía. Al mal papel de los amarillos se le unían los fallos de Güiza al remate.

El jerezano, con efectividad plena en los anteriores partidos, no remachaba a puerta tras regatear a Bocanegra y luego erraba en una volea. Ponía así el broche a una pésima primera mitad, con amago de resurrección en los minutos finales.

El descanso merecía un punto de inflexión. Mirarse a los ojos y reflexionar, porque si no sería imposible levantar el resultado. Claudio sacaba a Quintana y entraba al césped Álvaro. Una manera como otra de terminar de descabezar el centro del campo para aglutinar futbolistas en ataque.

El Cádiz CF no carburaba. Juanito le daba una lección a Claudio y le superaba en todas las facetas. El de Manises no parecía tener plan B, sus pupilos no reaccionaban. Todo se torcía, hasta la nariz de Machado de un golpe tremendo de su compañero Servando.

Comienzan a faltar términos en el diccionario para definir al Cádiz CF. Empieza a ser un desastre, a fallar en todo, a ir en dinámica descendente. Son esos síntomas reconocibles en Carranza y que acaban de la peor manera posible, con cabezas rodando por el suelo.

Mantecón agarraba el timón en el centro del campo y pocos instantes después Abel solicitaba el cambio por unos calambres. Absolutamente deshecho el plantel. Con acciones ridículas, de desentendimiento continuo y broncas entre compañeros que afeaban aún más la imagen. De errores para pensar mal, o solo creer que el fútbol les queda grande, no solo la camiseta del Cádiz CF.

Del naufragio no se salvaba nadie. Quizás Lolo Plá, que conectaba un tremendo disparo al larguero de Bocanegra. Esperpéntico de atrás hacia adelante. Y aún así, es el Cádiz CF. Un centro al segundo palo lo bajaba bien Güiza de cabeza para que Álvaro lanzara un derechazo certero a las mallas de la portería lepera. Merecido por insistencia pero injusto por la imagen. Es un punto de reflexión.

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