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Cádiz CF-Laredo (1-0): Pase al cielo con un juego infernal

Güiza salva los muebles en el último instante de un esperpéntico Cádiz CF que hace aguas ante un Tercera

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Güiza volvió a marcar y lo hizo por partida doble
Güiza volvió a marcar y lo hizo por partida doble

El Cádiz CF estará en la siguiente ronda de la Copa. Quizás toque el Barça o el Madrid, un grande de Europa. Y todo sean sonrisas y alegrías. Pero para degustar el caviar la hinchada de Carranza ha ingerido antes un trago amargo.

Ha tenido que ver como su club, centenario y con historia en Primera, rozaba el ridículo ante un Tercera. Como un plantel confeccionado para ascender y con sueldos extraordinarios para la categoría cedía ante el empuje y el orgullo de un modestísimo conjunto formado por ‘currelantes’.

La única diferencia existente entre el Cádiz CF y el Laredo, por lo visto en Carranza, se llama Dani Güiza. Muchos pitos, mucha bronca por su fichaje, muchos insultos, pero el jerezano es principal responsable de que la afición amarilla sueñe con un fútbol de alta escuela y Manolo Vizcaíno con una taquilla que resuelva los problemas de presupuesto.

Una genialidad suya al final de los 90 minutos decide una esperpéntica noche.

Claudio se guardaba a los mejores en el banco, con cualquier pieza debía liquidir al débil Laredo de Tercera. De nuevo Güiza calentaba el asiento, aunque esta vez como posible refuerzo si venían mal dadas. Sobre el campo, el atractivo se centraba en la calidad de Quintana y la pujanza de Lolo Plá. Cuero acompañaba arriba, con Álvaro y Hugo en los costados.

Las diferencias entre categorías se reducen en terreno del inferior tanto como se multiplican en los dominios del pez grande. Con solo medirse jugador con jugador se palpaba esa distancia en cuanto a velocidad sobre todo, en largo y en corto, en los simples movimientos. El Cádiz CF se encuentra un peldaño por encima por presupuesto y calidad.

Pero la noche no acompañaba. El CD Laredo se mantenía dormido, agazapado, como el reo que espera paciente pasar por el garrote vil. En su papel inocente, pero guardando maldad en las entrañas para derribar a un gigante con pies de barro.

Y el Cádiz CF se lo empezaba a poner fácil. No atinaba con un remate pésimo de Cuero y un disparo escorado de Álvaro. Entonces se descomponía. Rozando el ridículo, incluso sumergiéndose en él, los amarillos mostraban durante más de media hora la peor cara que se recuerda en muchos años.

Erraban todos los pases con una precipitación exasperante. La defensa hacía aguas, los rojillos hacían sangre con solo rascar un poco, como si hubiera remiendo en lugar de piel. Claudio pedía calma a una grada enfurecida pero votaba a Bríos cuando sus jugadores se retrataban sobre el verde de Carranza. Aridane cambiaba la atención de su melena a sus pifias, Tomás dejaba atrás huecos para construir autopistas y en general todos los jugadores deambulaban como zombies.

Suerte para el Cádiz CF que el Laredo es dócil y amaga más que colpea. Daniel Álvarez cabeceaba lejos de arco un centro franco dirigido milimétricamente hacia su testa. Poco después, Camino se internaba en el área ante la parsimonia local y disparaba raso y desviado.

La arenga de Claudio espabilaba a los suyos, más concentrados en defensa aunque yermos en ataque. Algunas ocasiones, ya con un juego algo más hilvanado, pero sin encontrar la red. Lolo Plá la tenía y el zaguero sacaba bajo palos. Y así, al descanso.

A 45 minutos del pase, sin brillo alguno, o del mayor ridículo de la historia del Cádiz CF. Al menos de la reciente, y mira que el libro de los esperpentos comienza a ser excesivamente grueso.

El Cádiz CF saltaba con rabia en la segunda mitad, apretando el acelerador en cuanto a intensidad pero con los mismos errores individuales, en la entrega y defensivos. Uno de ellos llevo a Camino a correr desde la medular en busca del arco de Balleste, frenado por Servando.

Una hora y el Laredo resistía, a lo numantino, pero sin asedio. El Cádiz CF daba un pasito hacia adelante, con las entradas de Güiza y Machado para arreglar el entuerto. Inimaginable llamar al jerezano para solucionar el problema. A su vez, los cántabros, extenuados por el esfuerzo, por el viaje, y por el ‘curro’ porque ninguno come de esto, entregaban el esférico y se echaban atrás rezando todo lo que sabían.

Claudio variaba el sistema. Dos delanteros, dos extremos abiertos aunque con Fran con libertad de movimiento, y Quintana por detrás. Especialmente destacada la salida del mediapunta granadino, que encendía la luz en vanguardia.

Álvaro disponía de dos ocasiones. Jugando rematadamente mal, el Cádiz CF tenía que ganar. Pero hasta encogía el corazón de su hinchada al cobrar una falta peligrosísima con disparo al pecho de Mantecón y posterior remate en fuera de juego.

Restaba un cuarto de hora para la prórroga. Y Quintana levantaba al estadio con un zurdazo… al larguero. Increíble. El duelo ante el Laredo tenía emoción. Hasta se escuchaba un grito de pavor en el disparo de Vélez muy cerquita del arco de Ballesté.

El ridículo era innenarrable. La afición tiraba de orgullo. Viendo pisoteado su escudo, con la camiseta hecha jirones, se dejaba la garganta para animar a los que visten su misma zamarra.

El CD Laredo rozaba la hombrada, mordía con una pasión envidiable. Pero el Cádiz CF tiene a Dani Güiza. Y no se llega a ser campeón de Europa por casualidad. Ni Pichichi. Una maravilla decidía el choque. Se arriesgó mucho para eso. El jerezano encaraba al rival y disparaba al palo desde el pico del área; Salvi llegaba por detrás para empujar y sacar el pase a la siguiente ronda de la Copa del Rey. ¡Qué cerca estuvo el ridículo!

FICHA TÉCNICA

Cádiz CF: Pol Ballesté, Mantecón, Aridane, Servando, Tomás, Quintana, Abel, Hugo (Güiza, 58?), Lolo Plá (Fran Machado, 58?), Álvaro García y Cuero (Salvi, 71?).

CD Laredo: David Moral, Toño, Alfredo Manzano, Pablo García, Vélez, Óscar San Emeterio, Asier Lazcano (Espino, 79?), Emilio Iglesias (Manu, 62?), David Vinatea (Montiel, 60?), Camino y Daniel Álvarez.

Gol: Salvi, tras un disparo de Güiza al poste (89?).

Árbitro: Escudero Marín. Tarjeta amarilla a Emilio Iglesias, Toño, Manu

Incidencias: Ramón de Carranza. Unos 12.000 espectadores.

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