Sebastián Castella
Sebastián Castella - HERAS

Toros flojos y escasa exigencia en Valladolid

Castella y Simón cortan generosas orejas a la mansa corrida de Zalduendo

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El feliz recuerdo de la corrida de homenaje a Víctor Barrio anima el comienzo de una Feria con grandes carteles. (¡Lástima que no lo diera en directo la primera cadena de TVE! Hubiera sido magnífico para la Fiesta). Ha quedado claro, una vez más, que Valladolid sí es una ciudad taurina, como proclamó el anterior Ayuntamiento y anuló sectariamente el actual, formado por PSOE (¿qué dirán los socialistas andaluces?) con Izquierda Unida y Podemos. Además de muchas razones históricas indiscutibles, se estima que esta Feria supone, para la ciudad, un impacto económico de más de nueve millones de euros: ¡como para desdeñarlo, en época de crisis! Por desgracia, la flojedad de los toros de Zalduendo da lugar a un festejo anodino.

El domingo pasado, Valladolid tuvo la suerte de disfrutar con una gran faena de Morante. Es verdad que el toro de Zalduendo (la misma ganadería de hoy) fue mansito y flojo pero también lo es que, con toros justos de fuerzas y casta, los que suelen matar las figuras, la estética de Morante, que bebe en fuentes clásicas, tiene muy pocos rivales. Esta tarde, vemos la otra cara del diestro. En el primero, dibuja lances desiguales. El toro flaquea, queda corto y rebrincadito, hace un extraño y… ¡se acabó la faena! Después de un espadazo y sin sacar el acero (una fea estampa) llegan tres más, antes de la estocada. La bronca es épica. El toro era negro y «Zumbón» (como el del bayón de Ana): Morante ha bailado con él. No valía nada el animal pero Joselito, el ídolo del diestro, no hacía eso. Devuelto por flojo el cuarto, el sobrero de Las Ramblas, castaño, aprieta de salida; luego, rueda por el suelo varias veces. Morante se justifica, acaba sacándole naturales hermosos… si hubiera toro. Punto final.

Castella recibe con decisión al segundo, que sale suelto. Hacer la estatua no corrige ese defecto. Logra Sebastián algunos derechazos templados pero el toro se lastima la mano, no se tiene en pie y lo mata sin estrecharse. El quinto es un manso rajadito que repite. Sebastián se luce en el quite, citando de espaldas. (Saluda Chacón). El inevitable pase cambiado, en el centro, provoca que el toro huya a chiqueros. Se suceden tandas voluntariosas pero el toro se queda a mitad y la faena, también. A pesar de matar mal, le dan una generosa oreja.

Devuelto el tercero («Simpatía», sin fuerza, no basta), López Simón hace el poste, no sujeta al sobrero, que resulta muy bondadoso. Es una faena de aguante, más que de dominio. Entra a matar desde lejísimos (antes se decía «a paso de banderillas» y se consideraba muy defectuoso): lo logra a la segunda y corta otro generoso trofeo. Protestan al último por su escasez de pitones. Brinda a Gabi, jugador del Atlético de Madrid. (¿No ha advertido que, muy cerca, estaba Palomo Linares, que hoy ha recibido un homenaje?). Vuelve a mostrar su impávida quietud con un toro que se mueve pero se raja a tablas. La faena no cuaja, por más que tire al suelo espada y muleta. Vuelve a matar a la segunda, entrando de muy lejos.

Se empeñan los taurinos en proclamar que los toros ya no se caen, como hace años: quizá. Ahora, solamente flaquean, ruedan por la arena, claudican, son justos de fuerzas… Con estos toros, la suerte de varas es un simulacro. Recuerdo –adaptándolo– un verso clásico: «A penas pica cuando pica apenas». Pero el público festero sigue pidiendo baratos trofeos, que mañana nadie recordará. Sin exigencia, todo vale igual y eso es la ruina de cualquier arte.

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Quinto toro

Sale el quinto, Divagante, número 4, de 482 Kg. Original y vistoso el quite de Castella, de espaldas y por cordobinas. Muy bien Chacón en banderillas. El francés brinda al público y prologa con un pase por la espalda. Liga sobre la derecha en redondo con una bonita trincherilla. El toro tiene movilidad pero muy suelto. El francés le deja la muleta puesta en series notables, pero cuando lo saca de su mansa querencia Divagante va a peor. Sebastián se mete en las cercanías. Pinchazo, estocada caída y descabello. Aviso. Oreja.

Cuarto toro

Sale el cuarto, Veterano, número 61, de 465 kilos. Morante alterna una chicuelina en sus lances de saludo altos, por la flojera del toro. Pierde las manos varias veces. Pañuelo verde. Sale un sobrero de Las Ramblas, Tatuado de nombre. Aprieta mucho en el capote y pone en aprietos a Morante en el saludo. Para colmo, se levanta mucho aire. Le dan en el caballo. Da la impresión de que el de La Puebla va a abreviar al salir con la espada de matar, pero no. Lo intenta y deja muletazos por ambos pitones con mucho gusto, de uno en uno por la condición del descastado toro, noblón, corto y flojo. Hay tres naturales muy toreros. Lo machetea con su sello. Pinchazo y media. Palmas con división.

Tercer toro

Sale el tercero, Simpatía, número 109, de 550 kilos. Flojea en varas y el presidente saca el pañuelo verde. Va a salir un sobrero de la misma ganadería, Tabarillo, que no destaca precisamente por su belleza. Este remiendo mansea y se abre mucho, pero va y viene, con mucha movilidad. López Simón hace una faena de aguante, liga tandas meritorias y hace que suene la música. Pinchazo y estocada. Oreja.

Segundo toro

Sale el segundo, Víveres, número 155, de 492 kilos. Castella, ceñido en el quite por chicuelinas, dejan un firme prólogo por estatuarios. El toro transmite en el inicio. El francés liga las series, aunque Víveres va apagándose y para colmo se lesiona. Pincha Castella. Dos pinchazos y media. Saludos.

Primer toro

Sale Zumbón, número 150, de 527 kilos. Morante saluda a la verónica, algunas con sabor. El toro pierde las manos en inicio y acusa su falta de casta antes que pronto. Breve el sevillano, que solo deja un bonito trincherazo con un toro rebrincadito y que se queda corto. No quiere ni verlo y coge la espada entre los pitos del público. Estocada. El toro no cae y Morante, en una horrible escena, coge otra espada sin quitar la ya enterrada entre los pitos del público. Pincha un par de veces y mata con estocada dentro. Estocada, tres pinchazos y estocada. Bronca grande. Ya en el callejón declara a los micrófonos de Toros TV: «A ver quién es el guapo que le sacaba la espada», aludiendo también que el zalduendo parecía estar reparado de la vista.

Paseíllo

Con lleno, hacen el paseíllo Morante, de tórtola y oro, Castella, de sangre de toro y oro; López Simón, de azul marino y oro.

Sorteo

Esta mañana fueron sorteados los toros de Zalduendo que se lidian esta tarde. Sus pesos oscilan entre los 482 y los 550 kilos.

Cartel

¡Buenas tardes! Bienvenidos a la segunda corrida de la Feria de Valladolid. Se anuncian Morante de la Puebla, tras su magnífica faena del pasado domingo en el emocionante homenaje a Víctor Barrio, Sebastián Castella y López Simón.

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Morante de la Puebla, autor de una de las faenas más bellas el pasado domingo en Valladolid, regresa esta tarde al coso del Paseo de Zorrilla en la segunda de la Feria de la Virgen de San Lorenzo. Lo hará con Zumbón, primer toro del encierro de Zalduendo. Completan el cartel Sebastián Castella y López Simón.

Este es el orden de lidia de una corrida con pelaje negro al completo:

1. Zumbón, número 150, de 527 Kg.

2. Víveres, número 155, de 492 Kg.

3. Simpatía, número 109, de 550 Kg.

4. Veterano, número 61, de 465 Kg.

5. Divagante, número 4, de 482 Kg.

6. Vendedor, número 134, de 498 Kg.

Los sobreros son:

1. Tabarillo, de la ganadería de Zalduendo, negro, número 4, de 497 Kg.

2. Tatuado, de Las Ramblas, castaño, número 32, de 478 Kg.

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