Una escena de «Animales nocturnos»
Una escena de «Animales nocturnos» - ABC
CRÍTICA DE TEATRO

«Animales nocturnos»: servidumbre humana

Carlos Tuñón dirige la obra escrita por Juan Mayorga

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Escrita en 2002 y revisada para la ocasión, «Animales nocturnos» es el trabajo más pinteriano de Juan Mayorga. La amenaza de una ley de extranjería, kafkiano augurio que se cierne sobre la acción, es la palanca que mueve la relación de amistad impuesta a la que un hombre somete a su vecino, una forma de servidumbre chantajista envuelta en condescendencia venenosa. Los personajes, sin nombre, son el hombre bajo y el hombre alto, y sus respectivas parejas, la mujer baja y la mujer alta. El primero sabe que su vecino, con el que apenas intercambia rutinarios saludos cuando se cruzan, es un inmigrante ilegal aunque no lo aparente. No hay violencia en esta situación de angustia lenta e invasora miseria moral, sólo la imposición de una disponibilidad total para paseos y conversaciones, «nada feo, nada humillante», dice el hombre bajo.

«Animales nocturnos» (***)
Autor: Juan Mayorga. Dirección: Carlos Tuñón. Escenografía: Alfonso Pizarro. Iluminación: Jesús Díaz Cortés. Vestuario: Paola de Diego. Intérpretes: Jesús Torres , Pablo Gómez-Pando / Jerónimo Salas

Carlos Tuñón transmite ese extraño equilibrio de dominio e impotencia en un montaje trabajado como una pieza de relojería en torno a un artefacto escénico desplegable que ofrece una visión de las viviendas gemelas y otros espacios a la vez que transmite cierta sensación opresiva. Jesús Torres y Pablo Gómez-Pando mantienen, como amo y siervo, un pulso intenso y calmo, e Irene Serrano, estupenda como la mujer baja que transita de la pasividad insomne al rol de dominadora, y Viveka Rytzner completan el reparto de este sugerente e inquietante trabajo.

Ver los comentarios