TEATROS

«Animales nocturnos», ¿cuál es su secreto?

La compañía El Aedo recupera «Animales nocturnos», obra de Juan Mayorga, que ha reescrito a pie de escena. La cita en el Teatro Fernán Gómez de Madrid

Madrid Actualizado: Guardar
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En su discurso de ingreso en la Real Academia de Doctores de España, leído el miércoles 4 de este mes, Juan Mayorga señala: «El teatro no debe aspirar a convencer a nadie de nada. No tiene que dar respuestas. Su misión es mostrar la complejidad de la pregunta y la fragilidad de cualquier respuesta». Muchos interrogantes son los que nos plantea el dramaturgo madrileño en esta obra que ha reescrito a pie de escena para la compañía El Aedo, responsable del montaje que dirige Carlos Tuñón e interpretan Jesús Torres, Pablo Gómez-Pando, Irene Serrano y Viveka Rytzner. El diseño escenográfico y el de iluminación corren a cargo, respectivamente, de Alfonso Pizarro y de Jesús Díaz Cortés.

De manera paralela, se desarrollarán actividades -con entrada libre, hasta completar aforo, en el propio Teatro Fernán Gómez-, sobre la producción de Mayorga y el teatro contemporáneo, coordinadas por la profesora e investigadora Zoe Martín Lago, quien, junto a El Aedo, puso en marcha un estudio acerca de la poética del teatro de Juan Mayorga.

Habitualmente, la compañía propone a través del Programa Réplica, a la vez que sus espectáculos, estos encuentros que buscan impulsar el arte escénico y crear un público activo y crítico.

Juan Mayorga es uno de los dramaturgos de referencia del actual teatro español, que ha cosechado un gran éxito internacional y atesora numerosos premios como los Nacionales de Teatro y de Literatura Dramática, el Ceres, el Valle-Inclán, y el Max al mejor autor y a la mejor adaptación, entre otros. A ellos acaba de sumarse el XIII Premio Europa de Nuevas Realidades Teatrales, que le fue entregado en la ciudad rumana de Craiova. Un galardón con el que se siente muy honrado: «Ha sido muy emocionante -señala-, y me resulta especialmente grato que este premio se denomine Europa. Lo que significa Europa, más allá de ser un espacio geográfico y ecomónico, es un asunto que aparece en algunas de mis obras».

Más allá de la cuestión política y social de los «sin y con papeles», la pieza encierra otras dimensiones

El Aedo es una joven y sólida compañía privada andaluza que dirige Jesús Torres, quien en este montaje da vida al personaje de Hombre Bajo. La compone un elenco de actores en la treintena con una amplia experiencia profesional. Desde que el Aedo comenzó su andadura en 2008 ha producido más de veinte espectáculos, tanto de teatro clásico como contemporáneo, encaminados a adolescentes y jóvenes, y a adultos, con los que ha obtenido un creciente reconocimiento, presentando sus trabajos dentro y fuera de nuestras fronteras.

Violencia soterrada

El origen de «Animales nocturnos» se halla cuando hace tiempo la Royal Court de Londres encargó a varios autores, entre ellos Mayorga, una pieza breve en torno a algún aspecto de la política de sus países. Mayorga eligió la Ley de Extranjería, pues -apunta- «refleja una tensión presente en todo el mundo que divide a las personas en con y sin papeles, con y sin derechos». Luego ese embrión, titulado «El buen vecino», creció y dio paso a «Animales nocturnos», que se estrenó en 2003, con dirección de Juan Pastor, en la madrileña Sala Guindalera y después se representaría en diversas ocasiones, y no solo en nuestro país y nuestra lengua.

Ahora, Mayorga le ha introducido modificaciones, a veces sutiles, pero siempre significativas, que intensifican la fuerza de una obra que hoy cobra especial actualidad con la crisis migratoria. Un hombre descubre que su vecino es un inmigrante ilegal y se vale de ello para pedirle no algo deshonesto ni humillante, le aclara, sino que sea su amigo. A partir de ahí se exploran las relaciones donde se instala una violencia y una manipulación soterradas, y no únicamente en un caso como este.

«No es una obra de víctimas y verdugos, en blanco y negro. Se mueve en una zona gris, más inquietante», apunta Mayorga

«También -indica Mayorga- en la pareja, la familia, el trabajo, las comunidades de vecinos... Formas de dominación a las que nos acabamos acostumbrando y que a su capacidad para hacer daño, unen su astucia para pasar como invisibles». Y añade: «No es, sin embargo, una obra de víctimas y verdugos, en blanco y negro. Se mueve en esa zona gris, más inquietante, de la que habló Primo Levi. Aunque sin renunciar a su dimensión política y social, encierra muchas otras y aborda que todos escondemos secretos, no necesariamente siniestros, pero sí que no entregamos a la transparencia. Cada uno de sus cuatro personajes, las dos parejas formadas por el Hombre Alto y la Mujer Alta -los inmigrantes ilegales-, y el Hombre Bajo y la Mujer Baja -sus vecinos-, los tiene, y probablemente también los espectadores. Me pregunto por nuestra parte de «animales nocturnos», por nuestros sótanos».

En el escenario una gran caja de madera, que gira, se abre y se cierra, y que lleva estampado en uno de sus extremos «animales nocturnos», nos invita, en un diálogo entre luces y sombras, a observar qué contiene y qué sucede en su interior. «La caja -subraya Carlos Tuñón, director del montaje- se abrirá para introducirnos en la intimidad de las dos viviendas donde habitan estos hombres y sus parejas, seres encerrados como animales de un zoológico, que transitan al acecho del otro ocultando su miedo y sus necesidades más profundas. Poco a poco se irá destruyendo la expectativa que la primera escena ha instalado en cada espectador, surgirán los cruces imposibles de las dos parejas y veremos que el extorsionado no se comporta como tal».

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