Luisa Martín y Manuel Galiana, en una escena de la obra
Luisa Martín y Manuel Galiana, en una escena de la obra - Sergio Parra

Alonso de Santos estrena «En el oscuro corazón del bosque», una historia felina de amor y de humor

Manuel Galiana, que se despide de los escenarios, y Luisa Martín protagonizan este montaje

Madrid Actualizado: Guardar
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A José Luis Alonso de Santos (Valladolid, 1942), un hombre vitalista y de espíritu joven, le gusta presumir de años... O de experiencia. «Los que somos mayores...», suele decir. Y de años, de experiencia -y también de juventud- habla un poco «En el oscuro corazón del bosque», una obra crepuscular, que se estrenó en 2009 y que ahora llega a la Sala Max Aub de las Naves del Español, dirigida por él mismo. La interpretan Luisa Martín, Manuel Galiana, Marta Guerras, Mariano Estudillo y Pedro Miguel Martínez. La sugerente escenografía es de Llorenç Corbella, la iluminación de Felipe Ramos, el vestuario de Lorenzo Caprile y el espacio sonoro (muy importante en esta obra) de Mariano Marín.

«Los protagonistas son unos viejos gatos -cuenta el propio autor-, inquietos, mágicos y sensibles, en un melancólico y umbrío caserón de campo abandonado. Allí viven ecos y dimensiones escondidas de otros tiempos, y reaccionan ante un futuro imposible que se cierra ante ellos. Paralelamente se vive una historia de amor: la de dos jóvenes llenos de futuro que, al descubrirse, encuentran sentido a su existencia».

Un árbol -el árbol de la vida- preside el escenario de esta obra, que se inspira en la música de Mozart y las ideas de Marco Aurelio, y se asienta sobre dos pilares: amor y humor. «El amor -dice Alonso-, como elemento central que, a través de la emoción, el descubrimiento del otro y el placer, cohesiona y da sentido a nuestra realidad, pero que nos obliga al peligroso riesgo de atreverse a sentir. Y el humor, como respuesta vital que nos ayuda a disfrutar con la imaginación y la comunicación más genuinamente humana, y el lenguaje de la risa como contraste a la melancolía y antesala del placer».

Mozart es cómplice imprescindible de esta doble historia de amor felina. Tanto que incluso ha hecho variar la forma de escribir de Alonso de Santos. «Primero elegía las músicas de Mozart que quería -cuenta el dramaturgo- y luego los textos. Las notas se enamoran unas de otras y lo mismo pasa con las palabras».

Que los protagonistas sean gatos no es una decisión casual. El autor de «En el oscuro corazón del bosque» esgrime varias razones para haberlos convertido en protagonistas de su historia. «No hay nada más humilde que el gato; es el último de la escala. Y es una metáfora. Además, quería algo que conservara la noción acumulada de la casa, y los gatos son la casa. Guardan las emociones acumuladas de esa casa». Hay también razones sentimentales. «Durante mi infancia, siempre había un gato en casa. Eran necesarios para acabar con los ratones». Existe también una última razón, que conecta a los gatos con Marco Aurelio, una de las lecturas recurrentes de Alonso de Santos. «Me gusta mucho su estoicismo, y a mí me parece que los gatos son estoicos. En Marco Aurelio y los estoicos hay algo gatuno».

Crepuscular, nostálgica, escéptica, sentimental... Son adjetivos que le cuadran a esta obra, que sigue, según confiesa el autor, «la línea más intimista y familiar» de su teatro. «La obra tiene un componente filosófico. Partimos de la razón poética, y yo quiero ver el mundo con una visión muy amplia. Ser mayor te obliga a olvidar pequeñas recetas y a entrar en el oscuro corazón del bosque, en el misterio. Reducir la vida a un clarito en ese bosque es ingenuo. La obra intenta ayudarnos a despertar».

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