Little: «Internet se ha convertido en la galería más sorprendente»

«Little» es Pablo Rodríguez (Córdoba, 1989), uno y otro se han fagocitado a través del arte. Y por eso es «Little» quien presenta estos días en la Galería Roja su exposición titulada «Amor, magia, infinito».

Son más de cincuenta dibujos realizados a tinta negra que jalonan todos los muros de esta galería de la Alameda de Hércules. Unos dibujos que tienen un tanto de ingenuidad y de optimismo, donde se recogen desde espacios domésticos con un aire naif a sueños en forma de cebras o columpios. Frases y dibujos a modo de «bocadillos» de comic, acompañan las obras. «Mis dibujos son muy personales y casi anecdóticos. Son historias de cosas que me interesan y que me hacen vibrar. Estas tres palabras, amor, magia, infinito, son para mi las más bonitas que existen, y me interesan de una forma poética, como por las personas que me rodean.

Además, es la forma de ir por la vida, creyendo en esas tres palabras que también tiene que tener el arte».

Pablo Rodríguez es comisario y organizador de exposiciones, pero su salto a la creación no ha sido de repente, sino algo muy meditado. «Yo soy comisario de exposiciones. Hice Comunicación Audiovisual en Málaga, y estudiando en la facultad, organicé exposiciones en la Diputación de Málaga, y monté una galería de arte. Me picó el gusanillo del arte y me vine a Sevilla a estudiar gestión cultural».

Pero en su faceta como artista su éxito ha sido fulminante, llegándose a publicar sus obras en prestigiosas revistas como Harper’s Bazaar y otras publicaciones internacionales, «yo no me lo esperaba», dice.

Pese al éxito de sus cuadros, no va a dejar el comisariado, sobre todo porque dirige «Demencia» un festival con artistas periféricos de Córdoba, «donde hay más arte contemporáneo en los pueblos que en la capital». Piensa también repetir la colaboración con la feria de arte emergente, Blue Fair que se organizó en Sevilla en 2015, «hay idea de repetirla en 2017».

Afirma que le ha ido bien en el mundo del arte, «mi experiencia como gestor ha sido muy buena. He trabajado como comisario independiente haciendo proyectos en distintos espacios, y siempre se ha vendido. Pero claro, me he manejado en la fórmula de artistas jóvenes y precios asequibles».

Pero su mayor rampa de lanzamiento han sido las redes sociales. «Las redes sociales son una plataforma para mí excepcional. Tener visibilidad a través de redes es increíble, tanto para hacer proyectos como para vender. La semana pasada vendí una obra que se fue a Texas. Una mujer vió un cuadro mío que había colgado en Instagram y me lo compró. Creo que las galerías hacen una buenísima labor, pero Internet se está revelando como la galería más sorprendente, la verdad. Te ve todo el mundo y no hay límites para dar a conocer tu obra».

El otro lado del comisario

Pero a Pablo Rodríguez pasar de comisario a artista le ha dado una nueva perspectiva a su trabajo, «han cambiado un montón de cosas. Me doy cuenta que cuando le decía a los artistas, como comisario, esto tiene que estar para dentro de un mes..., te das cuenta de lo difícil que es. Llevo varios meses trabajando noches enteras y no a veces no ves el final. Al final es muy satisfactorio cuando inauguras y ves todas las obras juntas, pero el trabaja diario es durísimo». Sus dibujos están cercanos al mundo del comic, «me siento muy cerca al comic, a pesar de que mi generación está mucho más cerca de la cultura de lo audiovisual».

La exposición estará abierta al público hasta el próximo 24 de febrero.