Instalación «Chijikinkutsu». de Nelo Akamatsu
Instalación «Chijikinkutsu». de Nelo Akamatsu
ARTE

«Materia prima», del dogma a la poética

Ahora que vive tiempos convulsos, la LABoral de Gijón apuesta de nuevo por una de sus señas de identidad: la fusión entre arte y ciencia. «Materia prima» es el último capítulo al respecto

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En un 2015 muy convulso, que ha sido política y presupuestariamente complicado para la LABoral tras la destitución en febrero de su tercer director (y aún sin solución a la vacante), el centro finaliza el año con una exposición que mantiene la idiosincrasia de sus objetivos fundacionales: el encuentro arte-ciencia elegido como eje común de partida para mostrar una serie de acciones colectivas concebidas mediante obras multidisciplinares y tesis experimentales, aportando fricciones y mestizajes.

El comisario es Gerfried Stocker, viejo conocido del centro, y director artístico de Ars Electrónica, que ha planificado la muestra como un experimento, núcleo central de una serie de actividades programáticas, ponencias y mesas redondas en torno a las nuevas tecnologías. Para ello se han instalado seis espacios en la sala, interrelacionados y abiertos a la participación del público.

La didáctica como estímulo, punto de encuentro para apreciar pausadamente la génesis y la evolución de esta amalgama de propuestas que, con altibajos, conforma la meta conceptual del proyecto, organizado en el marco de la Red Europea de Arte Digital y Ciencia.

De digestión lenta

Bajo esa idea heterogénea, las piezas se presentan como frutos surgidos en laboratorios que simulan el territorio del taller (o viceversa) y, para ello, los artistas seleccionados han explorado perspectivas múltiples. La digestión resulta lenta y compleja para el espectador; no en vano, los grandes vacíos de LABoral siguen comiéndose gran parte de los trabajos, que se pierden entre arquitecturas efímeras, textos y excesos documentales. Pero se nota la mano experta de Stocker a la hora de facilitar su lectura, ordenando las obras como en el festival que coordina en Linz mediante la configuración de habitáculos autónomos dedicados a cada uno de los ejes temáticos de «Materia prima»: biología, fabricación digital, datos, visualización, geología y filosofía.

Serie de acciones colectivas concebidas mediante obras multidisciplinares y tesis experimentales

Tarea embarazosa y delicada, por tanto, la de plantear ese tránsito de conocimientos hacia las soluciones expresivas. La apuesta funciona en su faceta técnica donde, sin duda, estudiantes y profesionales del sector alabarán la aportación científica de cada montaje. El asunto es más incómodo estéticamente, aunque hay artistas que superan dogmas y anquilosamientos eficazmente con curiosas poéticas, como ocurre con la mosca de la fruta de Andy Gracie, las memorias vivivientes de Fukuhara+Tremmel, las tramas y los mapas celestes de María Edwards, los dibujos de Hesse-Honegger, o ese imaginario efímero derivado de las investigaciones de Matt Pyke o de Braccelli.

Los puntos álgidos

Los puntos álgidos de la visita residen en ejemplos donde la máquina y el ser humano confluyen, brillando las construcciones que atesoran misterios y reinterpretan la naturaleza mediante realidades virtuales, como hacen María Castellanos+Alberto Valverde en su «Environment Dress 2.0», que mide la agresividad del medio detectando variables ambientales que influyen en nuestro ánimo. Y en ese terreno específico de las cosmovisiones merece mención especial el laboratorio de Filosofía Transferencias, que han coordinado Lorena Lozano y Verónica García Ardura. Un ambicioso conjunto de voces, pensamientos e ideales que se han registrado en audio a partir de manifiestos orales de numerosas personas para invitar a la comunidad artística a producir lecturas transversales de lo local, e impulsar procesos colaborativos capaces de contrastar conocimientos.

Es difícil superar la frialdad de los ensayos ligados estrictamente al tráfico de datos, que se evita sobremanera cuando las relaciones entre el hombre y la tierra comparten magnetismos y conexiones tan sugerentes como las de Nelo Akamatsu, por ejemplo, o las de sus vecinos Michinari, Hoshi y Kakehi, con sutiles levitaciones acústicas. O en las imágenes de Nick Ervinck y esculturas como Agrieborz, que juega con la bioimpresión y las cualidades del tejido vivo empleado aquí como materia tecnológica.

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