Del Renacimiento de Harlem queda «una recapitulación turística de lo que fue», se lamenta Levering Lewis
Del Renacimiento de Harlem queda «una recapitulación turística de lo que fue», se lamenta Levering Lewis - ángel de antonio
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David Levering Lewis: «La discriminación es todo lo contrario de la democracia»

David Levering Lewis, ganador de dos Pulitzer, atesora la memoria del Renacimiento de Harlem, movimiento cultural y político contra el racismo. La desgrana en «Cuando Harlem estaba de moda»

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No aparenta ni muchos menos David Levering Lewis los 78 años que reza su partida de nacimiento, que dice que nació el 25 de mayo de 1936 en Little Rock, Arkansas. Será cosa de la febril actividad intelectual (ha ganado en dos ocasiones el Pulitzer) y del activismo político (no oculta sus convicciones) que esgrime. El historiador pasó por Madrid para respaldar la insólita labor de Mireia Sentís y José Luis Gallero al frente de la Biblioteca Afro Americana Madrid (BAAM), que acaba de publicar uno de los ensayos más luminosos y reveladores de Levering Lewis, Cuando Harlem estaba de moda. La hospitalidad de Ediciones del Oriente y del Mediterráneo ha permitido que el empeño de Mireia Sentís para dar a conocer un legado formidable no caiga en tierra yerma.

Autor de una celebrada biografía del gran factótum del Renacimiento de Harlem, W. E. B. Du Bois, y de dos investigaciones señeras (The Race to Fashoda: Colonialism and African Resistance, sobre el colonialismo en África en el siglo XIX, y God’s Crucible: Islam and the making of Europe, 570-1215, en el que analiza el papel del Islam en la construcción europea), recientemente se le ha podido ver y escuchar de nuevo en Madrid. Levering Lewis aporta su testimonio y sus conocimientos a una de las historias menos conocidas de la Guerra Civil española: el papel de los afroamericanos en las Brigadas Internacionales. A partir de la figura de James Yates (su autobiografía, De Misisispi a Madrid. Memorias de un afroamericano de la Brigada Lincoln, fue el primer título que publicó la BAAM), Alfonso Domingo y Jordi Torrent (con Mireia Sentís como cerebro en la sombra) elaboraron Héroes invisibles. Afroamericanos en la guerra de España, un documental estremecedor que cerró Documenta Madrid 2015. Yates dice en la película que le dolió más cuando le negaron alojamiento en un hotelucho de Manhattan que el tiro que le pegaron en una pierna cuando, junto a otros 85 afroamericanos, vino a España a defender la República.

¿Cuál es el legado del Renacimiento de Harlem? ¿Qué queda de aquella ola?

«El Renacimiento de Harlem no se entiende sin la pasión por las cartas»

Lo que queda en gran medida vivo es el recuerdo romántico de lo que fue. Hoy, si vas a Harlem un domingo, lo que te encontrarás serán autobuses llenos de turistas japoneses yendo de arriba abajo y preguntando dónde estaba el Cotton Club o donde está el Teatro Apollo. Una suerte de recapitulación turística de lo que fue. Para otros sigue representando el momento en que los afroamericanos tuvieron un impacto real en la cultura popular, y harían referencia a Duke Ellington o Bessie Smith. Muy pocos serían los que supieran algo de Alain Locke, el empresario del Renacimiento de Harlem, que llegó a decir algo que hizo fortuna: que Harlem jugaría el mismo papel para el negro que Dublín para la nueva Irlanda o Praga para la nueva Checoslovaquia.

Demasiado optimista.

Sin embargo tiene sentido, sobre todo si consideramos que al final de la Primera Guerra Mundial íbamos por fin a vincularnos, gracias a la democracia, a la modernidad en la nueva América.

En su libro descubrí la ingente cantidad de afroamericanos que combatieron bajo la bandera de Estados Unidos en Europa durante la Primera Guerra Mundial, los muchos que perdieron la vida y resultaron heridos, y lo mal que fueron tratados a su regreso...

Sin duda, es irónico y es trágico. Y fue algo que ocurrió en varias ocasiones: en la Guerra Civil americana, en la Primera y en la Segunda Guerras Mundiales, en la Guerra Civil española, en Vietnam... Sin embargo, supone un importante legado para los afroamericanos que tropas negras fueran las primeras en luchar codo con codo con unidades francesas, y que además fuera reconocido por los franceses, que llegaron a condecorar a algunos de aquellos valerosos combatientes. Pero sí, resulta más que irónico que 300.000 afroamericanos combatieran en la Primera Guerra Mundial y volvieran a un statu quo que no era nada favorable.

En el prefacio de su ensayo habla del porqué, del qué, del cómo que hay detrás de la decisión de escribir «Cuando Harlem estaba de moda».

Fui el primero que se tomó en serio toda la ingente cantidad de documentación, de correspondencia, que se atesora en Yale, en Harvard... El Renacimiento de Harlem no se entiende sin la pasión por las cartas de muchos de sus participantes e impulsores. Si pones todo esto en relación, te darás cuenta de la locuacidad, y de las aspiraciones de muchos de ellos, y eso lo puedes apreciar en las cartas de Alain Locke o en las de A. E. B. Du Bois, y descubrirás un plan absolutamente consciente: Vamos a presentarnos ante Estados Unidos con una imagen de nosotros mismos que será elegante, elocuente, irresistible.

«Hubo una época en que disfrutar de la educación era más celebrado que ahora»

A partir de ahí surgió una estrategia volcada sobre todo en el mundo del arte, una política artística. Las dos organizaciones que podían hacerse cargo de esto, la NAACP (National Association for the Advancement of Colored People, Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color) y la Urban League (Liga Urbana), centradas sobre todo en la búsqueda de empleos, viviendas, o en lanzar campañas contra los linchamientos, de repente, en 1923, cambiaron su foco de interés. Revistas como The Crisis, que todavía existe, u Opportunity, que dejó de publicarse, abandonaron en parte los temas de índole social, empezaron a hablar sobre todo de libros, de poesía. Pero hay más. Aquí tenías la colaboración y la cohabitación de dos bohemias: Greenwich Village y Harlem. En Harlem tenías a los Talented Tenth (los Diez Talentosos), y en Greenwich Village, a The Lost Generation (la Generación Perdida). Los dos grupos se sintieron marginados y tuvieron que buscar una vía de salida. La Generación Perdida en parte la encontró en París; los afroamericanos, en Harlem, con fenómenos como el Renacimiento o el New Negro Movement.

¿Es posible establecer una relación entre aquel movimiento cultural, Martin Luther King Jr., el movimiento de derechos humanos y la llegada de alguien como Obama a la Casa Blanca?

Supongo que debería haber algún tipo de conexión ahí, sobre todo si consideramos la hipótesis de que hacer las cosas bien obtiene una recompensa. De eso trata a fin de cuentas el Renacimiento de Harlem. La discriminación es todo lo contrario. Si presumes de democracia tienes que estar completamente en contra de todo tipo de discriminación. En ese sentido, sí que se puede establecer una conexión con Obama, y por supuesto también en la importancia que se da a la educación. Pero cada época tiene sus propias características, y siento reticencia a establecer una línea directa entre unas cosas y otras.

Tal vez, forzando la analogía, Obama podría ser uno de aquellos «Talented Tenth» trasplantado a nuestros días...

Es cierto, pero tenemos que ver cómo los Diez Talentosos no renunciaron a su agenda y comprobar hasta qué punto el actual presidente fue o no fiel a la agenda que le llevó a la Casa Blanca. Ya veremos si dentro de diez años o así la Historia le juzgará de manera diferente.

¿Qué hizo el Renacimiento de Harlem contra el racismo en la sociedad estadounidense?

«En América la mayoría prefiere la cosmética a la redistribución de la riqueza»

Bueno, un modelo, en cierta medida subconsciente, no del todo articulado, fue lo que los judíos hicieron. Este grupo de inmigrantes se puso a definir lo que la cultura estadounidense es a través de los Gershwin y de Hollywood, y de Broadway. Los afroamericanos llegaron a Broadway al mismo tiempo que los judíos, abrieron la puerta. Y durante un breve lapso de tiempo llegaron a la conclusión de que ser prominente en Broadway es una manera de impresionar a la gente. De la ópera Porgy and Bess se puede asegurar que tiene sus raíces en el Renacimiento de Harlem.

¿Le hubiera gustado vivir en directo la confluencia de aquel Harlem y Greenwich Village?

Ya lo creo. Ahora mismo se está produciendo un cierto renacimiento, aunque tiene mucho de «gentrificación» [aburguesamiento]. Pero no lo podemos recrear. Y si no criticas ahora mismo la distribución de la riqueza, la desigualdad, los cambios que estás proponiendo son meramente cosméticos. Lamentablemente, la mayor parte de los estadounidenses prefieren la cosmética a la redistribución de la riqueza.

¿Cómo de eficaz fue la idea de combatir por los derechos civiles a través de los derechos de autor?

Es una descripción bastante acertada de lo que ocurrió. Fue bueno para los autores y para la conciencia. Cuando los Guggenheim distribuyeron becas hasta en las barberías se hablaba con entusiasmo de ello; se podría comparar con el entusiasmo que hoy se dedica a las figuras del baloncesto. Cambió la imagen que tenían los negros de sí mismos.

¿Cuántos de los estereotipos forjados en aquel tiempo siguen vivos?

Creo que la idea de que los negros tienen un sentido del ritmo y de la musicalidad mayor siguen vigentes, y no seré yo el que diga que eso no encierra mucho de verdad. Pero me gustaría recordar que hubo una época en que disfrutar de la educación era más celebrado que ahora.

¿Y también estereotipos de índole sexual?

Supongo que sí, pero no tienen necesariamente que ser vistos bajo una óptica negativa.

Gente como Garvey Du Bois y otros trataron de acortar la distancia entre África y los afrocamericanos. ¿Sigue siendo muy grande la distancia entre ambos mundos?

«El islam, como cualquier otra religión, tiene cierta plasticidad»

Nunca supimos mucho de África, y las empresas que lanzó Garvey fueron intrínsecamente problemáticas. Está habiendo desde luego un inmenso incremento del turismo de afroamericanos hacia África Occidental, para «renovar» sus raíces. No tan grande como el de los judíos hacia Israel, pero hay un cierto paralelismo. Hay menos ahora a causa del ébola, pero no pasa lo mismo con Ghana. En los treinta o cuarenta se podía ver cierta vergüenza respecto a África, pero eso ha terminado por desaparecer.

¿Se puede ver cierto paternalismo hacia la literatura afrocamericana, como la hubo hacia la llamada literatura femenina?

Puede que desde algunas instancias se contemplara la literatura del Renacimiento de Harlem como más relajada, y que hubiera cierto paternalismo. Pero no creo que sea el caso. Creo que se aprecia la literatura afroamericana en su justo valor.

Repasando su bibliografía me llamaron poderosamente la atención dos títulos, «The Race to Fashoda: Colonialism and African Ressistance» y «God's Crucible: Islam and the making of Europe, 570-1215». Me gustaría hacerle una sencilla pregunta: ¿Son compatibles el islam y la democracia?

[Se lo piensa, y sonría ante la pregunta]. Cuán difícil es desde un punto de vista geopolítico no estigmatizar al contrario. Inherentemente, el islam, como cualquier otra religión, tiene cierta plasticidad. Depende de cómo se utilice. Durante mucho tiempo el islam era parte de la modernidad, e incluso en Egipto fueron estigmatizados y tuvieron que exiliarse, algunos en Estados Unidos. Lo triste es que en muchos lugares, incluido Egipto, el poder de los que enseñan el islam ha caído en manos de ignorantes y fanáticos, bien o mal intencionados. Muchos jóvenes y desempleados sienten la atracción de estos discursos radicales, sobre todo cuando ven cómo su propio país es invadido por razones espúreas.

Por último, ¿quién es David Levering Lewis?

Soy alguien en cierto modo excéntrico. No estoy especializado en un solo tema y he dedicado veinte libros a demostrarlo. Disfruté de una buena educación cuando era niño, pude viajar, y eso cultivó mi curiosidad, y es lo que he tratado de hacer. Tengo muchas sospechas del statu quo en cada situación. Creo que es saludable ser escéptico. Creo que me he ido haciendo más progresista de lo que era, no tengo una etiqueta a la que adscribirme, tengo muchas dudas sobre mi propio país y estoy buscando en quién depositar mi confianza.

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