Federico García Lorca, en Lanjarón (Granada), en 1927
Federico García Lorca, en Lanjarón (Granada), en 1927 - ABC

Lorca: el poeta sin tumba, 80 años después de su muerte

Tras dos intentos fallidos, en septiembre comienza la tercera búsqueda de sus restos y los de sus compañeros en la muerte

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El poeta se había refugiado en casa de su amigo Luis Rosales porque creía que la pertenencia de los cinco hermanos a la Falange lo protegería. No fue así. En la tarde del 16 de agosto de 1936 se lo llevaron detenido al Gobierno Civil de Granada.

De allí lo sacaron al día siguiente en dirección al frente. Lo mataron a tiros de madrugada, en algún punto del camino entre Víznar y Alfacar. Por «rojo», por «maricón» o por rencillas familiares, según quien lo diga. Lo enterraron junto a un maestro nacional y dos banderilleros anarquistas hace 80 años. Y todavía lo andan buscando.

Quizá Federico García Lorca nunca tenga una tumba. Al menos, no una sobre la que se pueda dejar unas flores o una nota, como las de William Shakespeare, Oscar Wilde o Antonio Machado.

Y no por falta de admiradores dispuestos a peregrinar hasta el panteón: el autor de «Poeta en Nueva York» es, posiblemente, el escritor español más universal después de Cervantes, el símbolo del horror de nuestra Guerra Civil en todo el mundo.

Pero la opinión de la familia es terminante: si algún día se encuentran sus huesos, se quedarán donde están. Es uno más. «No necesitamos saber detalles, cuántos tiros le dieron a Federico», dijo una vez Laura García Lorca, una de las cuatro sobrinas vivas, que no ha querido participar en este reportaje. La fundación que dirige negocia estos días el traslado de todo su patrimonio al Centro Lorca, un edificio de 23 millones de euros en pleno centro de la capital de la Alhambra.

Oposición de la familia

El escritor Luis García Montero defiende la postura de las herederas: sería una forma de proteger de la especulación urbanística a las víctimas de la sublevación fascista cuyos cadáveres se hallan también en estos parajes, entre 300 y 8.000, según la fuente. «Las leyes cambian, las corporaciones cambian, los políticos se venden, y ese lugar solo permanecerá defendido por el recuerdo de Lorca», afirma.

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