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Boko Haram explota el secuestro de las niñas mientras amplía su poder

Seis meses después de llevarse a 216 chicas de un colegio, la guerrilla nigeriana mantiene la atención mediática lograda con este golpe

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Hace seis meses que los rebeldes de Boko Haram irrumpieron en la escuela de Chibok, al noreste de Nigeria, y secuestraron a 216 alumnas que pernoctaban en las instalaciones tras haber realizado un examen. Entonces, el país africano vivía una situación prebélica, con asaltos continuos de los rebeldes contra centros educativos, instalaciones policiales y mercados como principales objetivos, sin gran repercusión informativa fuera de sus fronteras. La desaparición de las jóvenes, de entre 15 y 18 años, supuso un golpe de enormes proporciones, dado el número y circunstancias de las víctimas. El líder Abubakar Shekau consiguió, de esta manera, la atención de los medios internacionales, hasta entonces apenas interesados por su lucha de guerrillas en el norte, pobre y aislado, de la primera potencia continental.

Hoy, las milicias islamistas controlan parte del Estado septentrional de Borno y el conflicto ha pasado a un nivel superior con choques continuos entre grandes efectivos milicianos y regulares, desplazamientos masivos y violaciones sistemáticas de los derechos humanos. Sin embargo, la expansión del yihadismo en Oriente Medio ha monopolizado el interés informativo en una región poco poblada y carente de petróleo.

Curiosamente, tan sólo permanece la atención periódica sobre la suerte de las raptadas. La vigilia celebrada este pasado fin de semana en Abuja, la capital, recordaba el drama y solicitaba su regreso, sanas y salvas. La magnitud del golpe y su trasfondo humano también concitaron el interés de la opinión pública nativa, más preocupada por la mera subsistencia, los escándalos de corrupción o los ancestrales conflictos intertribales. La campaña 'Bring Back Our Girls' (Devuélvenos nuestras muchachas)se expandió por el mundo, con la adhesión de la familia Obama, Angelina Jolie, y otras figuras concienciadas de Hollywood.

La aparición en vídeo de las supuestas secuestradas tres semanas después de su desaparición supuso otra espectacular puesta en escena del caudillo fundamentalista. Tras amenazar con venderlas en mercados extranjeros, la exposición de las jóvenes, de origen cristiano, reforzó el perfil radical de la banda, cuyo nombre ha sido traducido habitualmente como 'la educación occidental es pecado'. Su decisión de obviar la presión mundial y no canjearlas, sin embargo, contrasta con numerosos rumores sobre negociaciones con los raptores, obstaculizadas, al parecer, por la negativa del presidente Goodluck Jonathan a intercambiarlas por presos de la organización armada.