Sociedad

La carrera por dar con el «suero milagroso»

Varias farmacéuticas anuncian tratamientos antiébola con el apoyo de la OMS, que esta vez permite medicamentos no homologados

MADRID. Actualizado: Guardar
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No hay tratamiento oficial para el ébola, más allá de terapias de apoyo que combaten la deshidratación, o suministrar antibióticos con la esperanza de que el sistema inmunitario del paciente pueda, eventualmente, acabar con el virus. Pero la epidemia que asola África occidental, con una tasa de mortalidad sin precedentes, ha elevado todas las alarmas y activado todas las urgencias, cambiando protocolos vigentes hasta ahora.

La necesidad de controlar este rebrote llevó el 12 de agosto a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a establecer como «ético» el uso de tratamientos experimentales en personas infectadas. Es decir, daban luz verde «bajo ciertas condiciones» a ofrecer medicamentos que no hubieran pasado pruebas clínicas en humanos -y por ende, cuya eficacia y efectos secundarios no hubieran sido probados-.

La pionera en estos tratamientos experimentales fue la farmacéutica estadounidense Mapp Bio, que desarrolló ZMapp, un cóctel derivado del tabaco transgénico. El suero, lanzado en un momento en el que no había otros disponibles, fue apodado como «suero milagroso», y ha sido hasta ahora el único empleado en varios infectados, de los que dos se han curado de la enfermedad, dos han fallecido (entre ellos, Miguel Pajares) y otros dos siguen siendo tratados. Pero el suero Zmapp centra las esperanzas: en el último experimento se le suministró a 18 macacos y se curaron los 18, lo que supone una eficacia del 100%.

Al Zmapp le siguieron otros. La compañía canadiense Tekmira anunció el 13 de agosto conversaciones con la organización sanitaria para el uso de su tratamiento TKM-Ébola en individuos infectados; el medicamento recibió un contrato de 140 millones de dólares (unos 106 millones de euros) del Departamento de Defensa de Estados Unidos.

Y poco después se hicieron públicas otras dos vacunas: VSV-EBOV, desarrollada por el Laboratorio Nacional de Microbiología de Canadá, que anunció una donación a la OMS de hasta 1.000 dosis; y GSK, impulsada por la farmacéutica inglesa GlaxoSmithKline, que comunicó este pasado jueves la aceleración de sus pruebas con voluntarios humanos para poder concluirlas antes de finales de 2014.

También Japón ha preparado otro fármaco. Toyama Chemical, filial de FujiFilm, informó de que el antiviral T-705 o favipiravir, prescrito para la gripe, podría ser efectivo para el tratamiento del ébola. Además, esta última semana de agosto la empresa canadiense Immunovaccine ha comunicado otra vacuna experimental contra el ébola, mientras que la estadounidense BioCryst Pharmaceuticals, tras haber recibido autorización y fondos de EE UU, espera iniciar las pruebas de su antiviral en humanos la próxima semana.

Entre estos anuncios de posibles nuevos tratamientos, los profesionales sanitarios llaman a la prudencia. Según José María Miró, presidente de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), es «difícil» saber la efectividad de un medicamento si no ha pasado pruebas clínicas con placebos y un grupo de sujetos amplio. Pero ante este caso, en el que «no hay tiempo» para testarlos, lo único que se podría hacer para determinar la efectividad del fármaco en humanos es llevar a cabo un seguimiento a los infectados a los que se les administre. Según Miró, la curación de los dos pacientes estadounidenses a los que se había dado ZMapp no se puede «achacar» al suero. «Es difícil saber qué porcentaje de la cura es por la vacuna y qué porcentaje porque formaban parte del grupo del 10%-40% que se salva».

De acuerdo a Farmaindustria, la patronal española del sector farmacéutico, desde que empieza la investigación de un medicamento hasta que este llega al mercado transcurren de 10 a 15 años, la mayoría de los cuales -más de la mitad- corresponden a los ensayos clínicos, o sea, a pruebas en humanos, y a la posterior aprobación del medicamento. Así pues, saltándose esa parte del desarrollo de un medicamento, el tiempo se reduce a unos cuatro años, los que corresponden a la fase de desarrollo y preclínica (de pruebas en animales).

Acciones en bolsa

Las empresas con potenciales terapias para el ébola han captado la atención internacional frente a un brote que, según advirtió la OMS el 28 de agosto, podría infectar a más de 20.000 personas. Las acciones de la farmacéutica canadiense Tekmira se dispararon un 26% en bolsa ante el anuncio de un posible acuerdo a principios de agosto con EE UU para autorizar su fármaco contra el ébola. Y ya en marzo, la aceleración de la investigación del fármaco hizo que las acciones de la compañía se revalorizaran un 50% en tres meses. También la estadounidense BioCryst vio cómo sus acciones se dispararon un 5,4% en las operaciones previas al anuncio de las pruebas en humanos de su vacuna.

Esta polémica sobre la rentabilidad económica de una enfermedad cuya tasa de mortalidad puede llegar al 90%, y sobre el acceso que los principales afectados por el ébola, los africanos, puedan tener a estos tratamientos, fue lo que motivó que la OMS estableciera un «panel sobre ética médica» que el 12 de agosto dio luz verde a los tratamientos experimentales.