La Feria se despide hasta otro año

Otro año más se apagan las luces, se quita el volumen de canciones, sirenas, de brazos hidráulicos que suben y bajan. Ya no se escucharán más reclamos para comer hamburguesas, churros, para llamar la atención sobre papeletas de tómbola, de bingos. Se acabó. La Feria del Carmen y de la Sal llegó a su fin y lo hizo como la hace siempre, con un sabor agridulce. Entre los buenos momentos que se han vivido y los que se podrían haber disfrutado. Entre las novedades que han acertado y la sensación de que hay días en la fiesta que parece que se desinfla completamente.

Un espectáculo pirotécnico ambientado con música fue el encargado de poner el punto y final a una fiesta que en la última jornada se entregó a los caballos. Es algo que se está intentando recuperar en los últimos años, ya que era raro ver a un caballo en el recinto, precisamente porque la fiesta se vive de noche.

Sin embargo, a través del esfuerzo del Ayuntamiento y sobre todo la convicción de la Asociación Hípica La Isla, la presencia de esta animal en la fiesta se ha vuelto a hacer patente, tanto en celebraciones oficiales, como el caso del Día del Carmen, como en jornadas como la de ayer con una cabalgata ecuestre que culminó en el recinto a las dos de la tarde.

Allí ya habían algunas personas esperando para ver los enganches, los jinetes y amazonas. Un colorido especial que tiñe la fiesta de otro ambiente y que prácticamente se ha consolidado gracias al buen hacer del colectivo y sus socios, que cada año demuestran su compromiso para revitalizar la fiesta.

Por la noche volvió la costumbre al recinto, con las familias siendo las primeras en llegar para que los niños disfrutaran de los últimos viajes en las atracciones, luego los adolescentes y finalmente los jóvenes. Eso sí en esta ocasión el paseo, antes de ser invadido por las botellonas, lo fue por la gran mayoría de asistentes al recinto que se concentraron allí para ver los fuegos artificiales. Acaba una Feria y ya se piensa en la del año que viene.